La vida de todos empieza con nuestra madre, que nos da la bienvenida al mundo y a través de quien lo vemos por primera vez. No existe un lazo similar. De esta conexión, en la que el aprendizaje, el crecimiento y el amor se multiplican, sucede un cambio irreversible: ninguna mujer es la misma después de convertirse en madre.

Algunas admiten que sabían que podía ser complicado, otras reconocen que jamás se hicieron una imagen de lo que iba a suceder, al final no lo viven de la misma manera pero todas coinciden: la vida cambia. Cinco mujeres nos comparten su visión sobre la experiencia de ser madre.

Cada día de esta semana presentaremos una mujer distinta. Sigue la serie para conocerlas.

#YesToHer  #BrillianceForAll

Natalia Ferriz

Madre de Chloé y directora general de Children of Our Town

Natalia elige una camiseta blanca de algodón y se sienta frente a un espejo para que la maquillen. Se disculpa por las ojeras en su rostro y explica que Chloé pasó mala noche. Pero la expresión en sus ojos es como si fuera el día más feliz. Casi nunca viste de color. Prefiere los tonos neutros, el blanco, el gris y la mezclilla. Con poco más de metro y un tanto de altura, una silueta alargada y rematada con una melena rubia, a simple vista no adivinarías que hace tres meses tuvo un bebé.

Empieza la sesión y Natalia toma a Chloé en los brazos. Las dos posan de manera natural. Chloé, inquieta, comienza a llorar, pero Natalia la calma con paciencia. No parece una madre aprensiva, sino todo lo contrario. Hace ver la maternidad como algo fácil. Ya la había ensayado hace tres años con Shabu, una Shiba Inu japonesa que ella llama su ‘primer bebé’, y un año antes cuando dio vida a Children of Our Town, un proyecto propio del que es directora general, y que también ve como a su hijo. Pero su proyecto más reciente —ser madre— es uno muy distinto.

Como muchas mujeres, Natalia creció pensando que en algún punto de su vida iba querer tener hijos, sólo que cuando llegó el momento de hacerlo, le costó aventarse. Sentía que entre el trabajo y otras actividades no encontraba el tiempo preciso, y lo postergaba. “Estaba muy clavada en mi trabajo y pensaba ‘cómo lo voy a lograr’”, dice. Ahora combina ambos roles con destreza y el hecho de ser emprendedora le ha dado por adelantado algunas de las herramientas que el oficio de ser mamá las 24 horas del día exige. Desde que nació su hija no ha dejado de trabajar ni ha puesto en pausa sus proyectos —con los que desempeña un rol importante en la industria de la moda nacional— y este es uno de los puntos más importantes en su manifiesto: “Yo voy a ser una mejor mamá si estoy realizada”. En su ecuación, la felicidad de Chloé será proporcional a la suya. Sospecha que la maternidad requiere sacrificios pero a cambio le dará satisfacciones, que no la limitará en su crecimiento, sino que al contrario, la agrandará como mujer. Natalia ha encontrado en ser madre un impulso y dice segura: “te hace querer ser una mejor persona”.

camiseta  Bimba y Lola

Eligió tener hijos en medio de una generación de mujeres que pueden decidir con mayor libertad hacer la maternidad a un lado, aunque todavía hay algunas a quienes se les cuestiona una y otra vez sobre lo mismo. Parece que no hay una razón aceptable para no tener bebés, un asunto que a Natalia le inquieta y ante el cual tiene una actitud comprensiva: “Tener hijos no es a fuerza, respeto mucho a quienes deciden no tenerlos”. Ella misma no se planteaba la maternidad como una vocación y admite que no nació para ser una madre ejemplar, “pero nací para ser mamá de Chloé”, dice.

Hay quienes creen que madre e hijo se eligen desde antes de nacer, y ambos son un maestro del otro. El aprendizaje de una madre primeriza, igual que el de un recién nacido, crece todos los días y a una velocidad tan apresurada que puede ser “demasiada información de golpe”, como cuenta Natalia. Sólo ellas saben, mejor que nadie, que habrá días buenos y malos. Evidentemente habrá retos y momentos de desesperación, aunque mucho de esto esté encerrado todavía bajo el mito maternal. Para Natalia la mayor angustia vino después del parto. Habían pasado sólo tres de las seis semanas forzosas de reposo, pero no aguantaba más quedarse en casa, se sentía encerrada, hasta que un día lloró de la desesperación. Entonces puso a Chloé en una carreola y la llevó a conocer las calles de la Condesa. Aquel paseo sería el primero de muchos, y ahora Chloé va con ella a todas partes, y casi todos los días a Polanco, en donde están la oficina y el taller. Rápidamente se acostumbró al ruido, a estar rodeada de gente, y a ver el paisaje con unos ojos redondos y azules que son los mismos de su madre.

Natalia permanece atenta al crecimiento de Chloé, que cada día se ve distinta. No quiere perderse ni un segundo. A sus 34 años, se está acostumbrando a ser mamá, un cambio irreversible que ha significado un parteaguas en su vida, que ha replanteado sus prioridades y que la lleva de vuelta a su propio origen: “Ahora admiro más a mi mamá y todo lo que ha hecho por mí”, dice. Es parte del ciclo de la vida, y sólo quien ha experimentado la maternidad sabe apreciar la paciencia y la entrega de una madre. Sólo ahora puede entender Natalia la dimensión del amor descomunal que le dieron sus padres, y quiere repetir la historia. Todo lo que ella recibió, quiere dárselo a Chloé.

#YesToHer #BrillianceForAll 

Fotografía de objeto: Cuauhtémoc García para 13/Trece | Estilismo: Rodrigo de Noriega | Producción: Carlota Rodríguez | Asistente de estilismo: Daniela Navarrete | Maquillaje y pelo: Georgina Prieto.

*Agradecemos a Público Múzquiz las facilidades otorgadas para la realización de estas fotografías.

Conoce más historias como ésta

Margaret Turck | Alejandra Félix | Domitila Bedel | Nuria Lagarde