Son las 7:50 de la noche, estamos paradas sobre insurgentes mirando hacia ese edificio de estilo Jugendsti. Las luces en medio de la noche fría iluminan su estructura de hierro. Entramos al Museo del Chopo, es ahí donde tendrán lugar las presentaciones de Nenitas, una obra de teatro que incluye 13 monólogos inspirados en el libro homónino de Sylvia Aguilar Zéleny, interpretados por mujeres de la compañía Soy Pájaro. Durante cada función se presentarán 4 relatos, de los 13 contemplados.
I look for myself and I can’t find me,
I only find someone else’s idea of me.
— Cristina Escofet
Estamos sentadas en las butacas, emocionadas porque nos hemos enterado quiénes son las actrices. Hablamos un poco de la compañía, que también se reconoce como un laboratorio gerontológico teatral, es decir, personas que se encuentran en la vejez y que están dispuestas —en un acto de rebeldía—, a demostrar que la edad en la que se encuentran está llena de plenitud, dignidad y experiencia. Apagan las luces y aparecen 4 mujeres de distintas edades, sentadas en unas sillas.
Esta noche inaugura Yo, duelo. Julia Uribe, una mujer de edad avanzada, se pone de pie, llega al frente de la tarima, la luz la ilumina sólo a ella y comienza; llena el teatro con su voz temblorosa, pero segura de cada línea que va diciendo. Envuelve al público con su historia, nos habla de la memoria que otorgamos a los objetos y que a veces el recuerdo nos consume, nos come, nos devora.
Apenas un minuto después de terminada la narración de Julia, aparece en el escenario Alma García. Sobreexpuestos nos lleva a los años 70 y 80, con las polaroid, las capturas, los viajes y el cambio interno con cada avión que tomó. Alma comparte cuando su madre volvió a casarse, el reencuentro que tuvo con su padre, la primera vez que se acostó con su novio, aquélla que estuvo relacionada sentimentalmente con un profesor y su primera exposición fotográfica en la que su madre se dio cuenta que las imágenes pertenecían a las mujeres y hombres con los que tuvo sexo.
De pronto hay una pequeña pausa intervenida por un baile con una melodía que pareciera de una caja musical; movimientos suaves, delicados, tranquilos. Todas vuelven a su lugar menos Alicia Carrasco, que relata el menosprecio que vive con su familia y la violencia psicológica a la que estuvo sometida por su padre.
La primera noche de presentaciones la cierra Sylvia Dávila con La vida después del agua. En esta última parte la compañía nos guía para entender un poco más todo aquello que se encuentra en la vejez y es aquí donde quizás todo hace sentido: la compañía Soy Pájaro hace click con lo que nos muestra Nenitas. Los prejuicios y estereotipos que la sociedad ha impregnado a la edad adulta nos conlleva, en ocasiones, a frenar y detener la plenitud en la gente anciana, puede ser por miedo, por sobreprotección o porque no alcanzamos a entender que la dignidad debe de estar presente en cada momento de la vida. Sylvia encuentra la felicidad en el agua. Hay una satisfacción que sólo está presente cuando nada. Y es que todas las personas somos iguales debajo del agua: borrosas.
Soy Pájaro nos muestra la belleza que tiene el teatro. La colectividad, los derechos y cómo romper con los paradigmas a los que estamos expuestos en cada etapa de la vida. Las cuatro mujeres en escena son muestra de ello y son apenas el preludio de lo que tienen preparado para cada función. La vejez es bella y digna de ser compartida.
Las presentaciones de Nenitas serán en el Museo del Chopo del 10 a 27 de enero los jueves y viernes a las 20:00 hrs., los sábados a las 19:00 hrs. y domingos a las 18:00 hrs. El acceso general es de $100 y $50 para estudiantes, maestros, INAPAM y UNAM.
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