El futbol es esencial, vital, en la vida de los fanáticos del deporte. Para quienes lo siguen es una bendición —y a veces una maldición—, que permea su existencia en una totalidad: la relación con amigos —que son hinchas del mismo equipo— y con los “enemigos” —que “juegan” para el acérrimo rival eterno—; es motivo para suspender cualquier responsabilidad el día de ese partido decisivo, e incluso, ser fanático influye en factores económicos y personales incontables. En términos simplistas, prácticos y reales: el futbol es una religión.

Y si el futbol es una religión, el espacio en el que un equipo recibe a sus contrincantes se convierte en el templo, en ese espacio sagrado en el que se funden las pasiones y las emociones más interesantes de la convivencia multitudinaria. Durante 90 minutos no hay distinciones —a excepción de los colores que ostenta el jersey que vistes— entre los asistentes a un encuentro; conocidos y extraños se unen en un solo canto, en un solo grito de euforia al ver triunfar a su equipo, o en un ensordecedor lamento furioso cuando se pierde ante el rival. La emoción de ser un fanático —o un simple espectador— se traduce en sentimientos extremadamente viscerales, para algunos, primitivos.

En México hay un equipo que, orgulloso, tiene una de las aficiones más leales y combativas: las Chivas Rayadas del Guadalajara, el Rebaño Sagrado, el emblema máximo de la capital de Jalisco, y un orgullo nacional para los fanáticos del equipo —me incluyo—. El Club Deportivo Guadalajara (fundado en 1906 bajo el nombre de Unión Football Club) representa a nuestro país en todo el mundo y ostenta 12 títulos de liga. A lo largo de sus 116 años de historia, las Chivas ha sido el responsable de crear a muchas de las grandes leyendas del deporte a nivel nacional e internacional, y sus fastuosas victorias han emocionado a generaciones enteras de tapatíos en Guadalajara y el resto del mundo.

Y así como para venerar los símbolos espirituales de una religión se requiere una majestuosa catedral para resguardar y reunir a una congregación, asimismo, un equipo de futbol —y su afición— como el Rebaño Sagrado merece “vivir” en un templo a la altura de la genialidad de su historia. Durante décadas, ese espacio fue el Monumental Estadio Jalisco, pero gracias a la visión de Jorge Vergara (1955-2019), se ideó y materializó un sueño: erigir un recinto propio que no sólo fuera un referente arquitectónico universal, sino que le ofreciera a los fanáticos del club un espacio vanguardista, seguro y único: el Estadio Akron, el nuevo y hegemónico Templo Mayor.

Con el liderazgo y guía del fallecido dueño del equipo y la mente brillante de dos de los más prolíficos creativos de la actualidad, Jean Marie Massaud (Francia) y Daniel Pouzet (Rumanía), del Studio Massaud Pouzet, así como de hok México (hoy POPULOUS), se concibió un monumental estadio, inspirado en la figura de un mítico volcán, como aquellos que representan la vitalidad de nuestra tierra, de su calor y de su indudable fuerza. Años de planeación y construcción resultaron en su inauguración, el 30 de julio de 2010, con un partido entre Chivas y Manchester United (3 -2 a favor del equipo local). Una noche que quedará grabada en la historia moderna de un equipo centenario. Desde entonces, y gracias al liderazgo y visión del actual presidente del Club Deportivo Guadalajara, Amaury Vergara Zatarain, el recinto deportivo se ha consolidado y mantenido como uno de los referentes deportivos y culturales de Jalisco, México y el mundo, y en el hogar de millones de fanáticos del deporte reinante de nuestro país, una responsabilidad en la que se ponen en juego un pasado memorable, pero que tiene como objetivo imaginar y materializar un futuro excepcional para el equipo y sus seguidores.

Y aunque se esperaba con ansias la apertura del ahora llamado Estadio Akron, el cambio de sede del equipo amado de los tapatíos tuvo algunos tropiezos, especialmente porque “la mudanza” implicaba un ajuste histórico con la afición, que tenía en el Estadio Jalisco un espacio consagrado, donde fueron testigos de la gloria de su equipo. “Fue muy difícil al principio, hubo mucha resistencia al cambio y a asistir al nuevo estadio”, cuenta José María Aldrete, director operativo del Estadio Akron, durante una llamada telefónica, “y creo que esa resistencia se debió al cariño innegable que todos los aficionados de las Chivas le teníamos al Estadio Jalisco, porque no podemos negar que los tapatíos nos aferramos a nuestras tradiciones y somos orgullosos de nuestro pasado e historia. Eso fue lo que vivimos con la afición del Rebaño, una fuerte resistencia al cambio”

El proceso de aceptación fue natural. Poco a poco llegaban los aficionados a apoyar a su equipo en el nuevo templo, uno que tiene capacidad para resguardar a más de 45 mil espectadores, y que cuenta con tecnología de última generación para que la experiencia allí dentro sea inolvidable. Un sistema de audio y video que eriza la piel e instalaciones que permiten disfrutar del partido o de un concierto desde todos los rincones del lugar. “La visión del señor Jorge Vergara fue muy clara y seguimos trabajando para venerar ese sueño: tener un espacio único en México, un verdadero estandarte arquitectónico del país, el mejor estadio de México y un recinto de categoría mundial, listo para ser sede de los mejores eventos deportivos o musicales, siempre con miras a que la experiencia de cada asistente sea memorable.” La labor ahora está en manos del consejo Omnilife Chivas y de su dueño y presidente, Amaury Vergara, que han establecido los estándares más altos para que las experiencias que ofrece el estadio sean de una calidad impecable.

El coloso, ubicado en el Municipio de Zapopan, y cuya vista desde el avión, a pocos minutos de aterrizar en el aeropuerto jalisciense, es majestuosa, ha sido sede de varios eventos deportivos y culturales de categoría mundial: Copa Mundial de la FIFA Sub 17 México 2011, Apertura y Clausura de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 y, además, quedó en la historia como el estadio en el que la Selección Mexicana conquistó la Medalla de Oro en futbol, luego de vencer a Argentina. Su interior ha sido el escenario de eventos musicales: Paul Mcartney, Elton John, Aerosmith y Coldplay, entre muchos otros, han pisado el recinto.

Ahora, el Estadio Akron se organiza para ser una de las sedes de La Copa Mundial de la FIFA Canadá/Estados Unidos/México 2026. “Llevamos años preparándonos para esto; hay un enorme equipo detrás asegurándose de que cada detalle sea perfecto en 2026”, explica Aldrete, “nuestro único objetivo es que cada asistente regrese a casa con el mejor recuerdo y la más grata experiencia de su asistencia al Estadio Akron. Lo que aquí se va a vivir en 2026 será una experiencia multidimensional, exclusiva y, esperemos, perfecta, porque estamos trabajando en el desarrollo de experiencias VIP y hospitality que tengan un impacto a largo plazo para quienes tengan la fortuna de asistir a un encuentro durante la Copa del Mundo. El Estadio Akron está preparándose para ser la mejor sede de ese año”. El sueño del Estadio Akron no termina. Su majestuosidad será eterna. Akron es territorio sagrado Chiva.