Un regreso con todos sus símbolos, de raíz. Hoy se presentó el revenir de una marca que tiene una profunda necesidad por validar la cultura de este país desde el trabajo y forma de vida de artesanos y en simbiosis con la moda: Collectiva Concepción.

En este nuevo comienzo hay congruencia, hay convicción. Concha Orvañanos ha sido voz de esto desde su primer acercamiento con la moda, Arroz con Leche (fundada en 2002) y luego en Yakampot (2011). Como todo en la trayectoria de Orvañanos, hay dos pilares que sostienen sus proyectos: El trabajo colectivo y la capacidad —sino es que también podría llamarse madurez— de ir de un principio a un fin dentro de un proceso en el que se confía y se trabaja, o simplemente no se llega. Sí hay amor y pasión, pero se nota, sobre todo, la carga de perseverancia. Con ese empuje nace Collectiva Concepción.

San Juan Chamula, el misterio del humo, los telares, la magia de un tintado natural, la entrega en los rostros de los creadores de todos estos elementos que forman parte de un ritual con el que Collectiva comulga. El mensaje que integra este universo tiene un propósito y es el de homenajear tus raíces.

Es fácil leer la colección una vez que se le mira. En la superficie no hay complicaciones que lleven a una tendencia, no hay que descifrar nada. Se trata más bien de un sentido contemplativo y de curiosidad, luego de sorpresa, porque dan ganas de saber de dónde vienen esas prendas —muchas de ellas tienen un trabajo a mano de más de cinco semanas—.

Tal vez nunca quedará saldada la cuenta con los artesanos y su trabajo, pero los pasos se suman y forjan caminos completos que sí quieren revalorar esas manos. Solo así se puede avanzar: Siendo congruente, creando senderos que conectan, que colectan, que comunican. Collectiva Concepción es el inicio de esta reivindicación.

El concepto completo en collectivaconcepcion.com