Julieta e Yvonne Venegas

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Entrevista: Patricia Martín
Fotografía: Zony Maya

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Dos columnas vertebrales en mi vida se desmoronaban. La muerte reciente de mi madre y la de su hermana, mi tía. La relación de dos hermanas siempre es compleja, oscila permanentemente entre la complicidad total y la competencia, entre la protección y el dolor.

 

En una conversación que duró varias horas, me adentré en el mundo privado e íntimo de las hermanas Julieta e Yvonne Venegas. Oriundas de Tijuana, Baja California, de una familia de seis hermanos, las gemelas ocupan el tercer lugar —sándwich total—, entre dos hermanos mayores y dos menores. Juventud, maternidad, momentos difíciles, los logros, el feminismo y la política. Así sucedió mi reunión con las inigualables Venegas.

 

Patricia Martín (PM): ¿Cuál de las dos nació primero?

 

Julieta Venegas: (JV): Yvonne. Nacimos de 4 kilos cada una. Mi mamá ya al final del embarazo era una cosa inmensa, incluso se pasó de tiempo, los doctores ya no sabían qué hacer porque Yvonne traía la cabeza chueca y en esas épocas no se usaba tanto la cesárea, ¡pero lograron sacarnos!

 

Yvonne Venegas (YV): Seguramente metieron la mano y me voltearon.

 

PM: ¿Qué etiquetas les asignaron de niñas por ser gemelas?

 

JV: La buena y la mala, porque con los gemelos hay uno bueno y uno malo. Era un rollo cultural, así era como se entendían los roles de gemelos, y la verdad que si nos afectaba por todos lados. Teníamos que dormir juntas, teníamos que estar en el mismo cuarto, era casi obligado, y la verdad no nos llevábamos tan bien.

 

YV: Es más, un psicólogo les dijo a mis papás: “no las vistan igual, no las tengan en el mismo salón, que cada quien haga su propio círculo”.

 

PM: ¿Algún evento en específico de su infancia que las haya marcado?

 

JV: Mi madre insistía en que tomáramos clases de piano. No le gustaba que viéramos televisión.

 

YV: Yo le decía: “mamá no quiero ir a piano”, y ella me contestaba: “pero es que se verían tan bonitas tocando el piano juntas”. ¡Fue una pesadilla! Mi mamá era bastante necia y estuvo chingue y chingue hasta que me convenció, y dije: “bueno, lo probamos”.

 

JV: Me acuerdo de que mi papá hizo un trueque de unas fotos por un piano. Y de pronto llegó con un piano a la casa y luego apareció la maestra, y esa maestra —para mí— fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. A ella le dediqué mi primer disco, murió cuando éramos niñas todavía. Fue la primera persona que me miró. Y eso, cuando vienes de un entorno con muchos niños, que eres gemelo, que no sabes que será de tu vida, es invaluable. Era una mujer bondadosa, amante de la música. Un día le dijo a mi papá: “Sus hijos no quieren venir, no les interesa, que no vengan a fuerza. La música es algo que uno aprende porque quiere. A la única que le interesa realmente el piano es a Julieta”. Entonces mi papá se sentó conmigo y me preguntó: “¿A ti te gustaría seguir?” Y le dije: “sí, por supuesto que sí”. Me dijo: “Bueno, el piano es tuyo”. Y ese día, esa cosa enorme, que era más grande que yo, de repente fue mía.

 

PM: ¿Cuál creen que haya sido el episodio que más las haya marcado como hermanas?

 

JV: A los 20 años Yvonne se enamoró y se fue casada a Portugal. Fue durísimo, ahí mi vida dio un giro.

 

YV: No fue una buena experiencia. Fueron alrededor de dos años. Julieta y yo nos hicimos muy amigas a partir de los 15, y hasta que yo me fui, éramos inseparables. Dormíamos juntas, en la misma cama.

 

JV: Fue una época muy linda porque compartíamos un montón, fue el momento en que nos unimos mucho, cada una haciendo lo que le gustaba y compartiéndolo. Nos daba seguridad saber que cada una tenía su territorio y que éste era diferente. Yvonne descubrió su vocación por la fotografía y me convirtió en su única modelo. Y yo era muy tímida, pero no con ella.

 

YV: Era mi musa.

 

JV: Y cuando Yvonne se fue a Portugal, yo sufría, lloraba, pero mi mamá, muchos años después, me dijo: “en esos años oreciste, en ese momento algo te pasó, apareció otra Julieta”.

 

YV: Empezó a cantar más, tenía un grupo.

 

PM: ¿En Tijuana?

 

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JV: Sí. Hice una obra de teatro, eso fue antes de que Yvonne volviera.

 

PM: ¿Y tú hacías foto en Portugal? ¿Estabas trabajando?

 

YV: Sí. Llegué, me puse a estudiar portugués y encontré una escuela de fotografía en Lisboa; seguí haciendo y tomando fotos que quería publicar en una revista.

 

Había una publicación muy padre, así que busqué a los editores y les pedí chamba. Llegué con mi portafolio enmarcado, ¡como para una exposición! [risas] Ahí conocí a otro fotógrafo que me prestaba su estudio. Hice un buen círculo de amigos. Más tarde regresé a México, y en esa época empecé a trabajar en un restaurante de mesera, que fue lo más divertido del mundo.

 

PM: ¿Cuando les pasa algo bueno o malo, a quién piensan compartírselo primero?

 

YV: Número uno a Gregory (mi marido) y luego, a Julieta.

 

JV: No sé, creo que yo sí pienso en todos. En Yvonne y en la familia; cuando pasa algo bueno, pienso en mi hija.

 

PM: Y si te pasa algo duro dices: “¿se lo tengo que contar a Yvonne?”

 

JV: Pues sí. Como te decía Yvonne, nos unimos mucho en esa época, después de los 15 años, no solamente por descubrir nuestra vocación juntas, sino porque estábamos dejándonos soñar por algo que en mi familia no se permitía. Mi papá nos decía:“ay, las artistas”. Y descubrimos la posi- bilidad de irnos hacia un mundo que no era el que ellos tenían previsto para nosotras. Mi papá siempre fue muy conservador. “Estudien algo que les sirva, cásense y consíganse a una buena persona”. Así que el hecho de que las dos tomaráramos otro camino, nos unió mucho.

 

PM: ¿Se acompañaron?

 

JV: Sí.

 

YV: Y nos echábamos flores: “cuando seas cantante famosa” o “cuando estés en el MoMA”. En ese mundo —el nuestro— todo se podía lograr.

 

PM: ¿Qué les ha significado ser madres? ¿Cómo concilian esta tarea con su carrera profesional?

 

YV: Cambió todo. Recuerdo la época en que viví en Nueva York, que fue tan importante para entender mi trabajo; colaboré con fotógrafos increíbles, viajé muchísimo, experimenté. Pero estaba muy sola. Había una soledad inherente que realmente no acabó bien. Y después tuve que hacer mucho trabajo interno para tratar de entenderlo y poder salir de eso. Siento que, al tener una familia, ha cambiado mi manera de ver mi trabajo, de ver la vida, mis relaciones, la forma de entenderme. También me di cuenta de que esa soledad continuaba rondando aun después de que tuve familia; la soledad y la tristeza no se fueron. He tenido que trabajar para entender cómo encontrar paz para mí y para ellos también; haber construido una familia también me ha hecho encontrar un motivo para ser mejor.

 

PM: ¿Cómo fueron los embarazos?

 

JV: Hablando de simbiosis, los tres embarazos, los hemos vivido juntas.

 

YV: Fueron increíbles. De repente Julieta estaba más interesada en mí que nunca. Todo el día me hablaba, me buscaba, me escribía, “¿cómo estás, cómo te sientes, ya fuiste al doctor?” Me estaba cuidando en el embarazo y me sentía la más apapachada del planeta, feliz, porque por un lado estaba Gregory haciéndome de comer y por el otro Julieta buscándome. Y de pronto, ¡que interrumpe su gira porque venía al parto! Como que el mundo se detiene porque Yvonne va a parir… Y en esa etapa, la más vulnerable de mi vida.

 

JV: Para mí fue también muy lindo. Quería tener una hija, pero tenía el peso de mi carrera que desde un inicio fue galopante, todo el mundo a mi alrededor estaba construyendo relaciones y haciendo familia mientras yo estaba de gira. Tuve que proponérmelo y decir: voy a parar y lo voy a hacer.

 

Cuando quedé embarazada, no estaba con mi pareja; esa parte fue un poco desastrosa, la parte más difícil de mi vida. Y a partir de dar a luz, todo ha sido una experiencia nueva. Simona vino a cambiarlo todo, y como dice Yvonne, te remueve, te cambia el eje y te vuelve a acomodar; es un aprendizaje tan diferente a lo que crees que ya conoces. De verdad te das cuenta de que no sabes nada. Una vez, un amigo me dijo: “te humanizó mucho tener un hijo”. Pensé: “¿antes qué era, un robot o qué onda?” Pero sí, te conectas con lo humano de otra manera.

 

YV: Cuando estoy sola con mis hijos, brindo por las mamás solteras y digo: “¡wow! Mis respetos totales”.

 

PM: Y hablando de respeto, ¿qué es lo que más admiras de tu hermana?

 

JV: Su fuerza. Siempre he sentido que, aun cuando es mi hermana gemela, no conozco todo de ella. Creo que lo lindo es ir descubriendo hacia dónde apunta su mirada. Porque tiene un ojo muy especial, pero también una cabeza que la lleva a lugares que siempre me sorprenden. Tiene un estilo fotográfico; Yvonne me ha enseñado mucho de foto. Yo que por naturaleza no soy visual, me ha enseñado cómo mirar.

 

PM: ¿Y a ti, Yvonne?

 

YV: Su determinación, su disciplina. Julieta es una lectora como nadie que yo conozca. Es algo que mucha gente no sabe. Los mundos de la música y la literatura los conoce increíblemente bien, te puede hacer una lista de música impecable, y lo mismo a la hora de recomendarte un libro. Siempre es honesta, si está pasando por cierta etapa, de eso se trata su trabajo. Aunque sea una etapa dura, reconoce que es la etapa que le toca vivir, y con ello produce su música o el disco en el que esté trabajando.

 

PM: Jane and Louise Wilson, tendrán ahora como 50 años y son unas artistas gemelas, que hacen fotos de formato muy grande, de espacios que están abandonados y tienen que ver con el poder. ¿Ustedes han pensado alguna vez en colaborar?

 

YV: La verdad no descarto la posibilidad de que algún día colaboremos, no se ha dado porque realmente no ha habido en dónde. Mi esposo y yo hemos dirigido dos videos de Julieta, es a lo más que hemos llegado. Aunque como ahorita me estoy moviendo de la foto al video y siempre tengo en mente algún día colaborar con ella, puede ser que se dé pronto. Creo que los medios con los que hemos estado trabajando no han dado para una colaboración. Lo que pensaba era más bien traerme a Julieta a mi campo.

 

O colaboraciones en música, teatro, películas. Creo que es madurez ir viendo cómo se desarrolla el trabajo de cada una, cómo va cambiando, cómo vamos probando distintos medios; creo que vamos a llegar a un momento de contacto, estoy segura. A las dos nos gustan cosas similares, tenemos una sensibilidad que está arraigada en el conocimiento, en la historia; para Julieta, en la música y la literatura; para mí, en el trabajo de otros, la lectura y la escritura. Para ambas es importante tener una base, que el trabajo no sea algo que está por ahí suelto, nomás pendejeando, pues.

 

PM: Hace unos días fue la marcha de las mujeres en Washington, y al día siguiente Donald Trump rmó un decreto a través del cual se le retiran los fondos estatales a toda ong que promueva el aborto. Más allá de estos días y la marcha, quería preguntarles si para ustedes las ideas feministas han sido importantes en su quehacer creativo.

 

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JV: Descubrí el feminismo vivencialmente; no me había dado cuenta de qué era, y en un momento de mi vida pensaba que no había necesidad de hablar de feminismo, decía “ya estamos en otra época”. Con el tiempo me fui dando cuenta de que las cosas no han cambiado, en el fondo hay algo tan profundo y arraigado en nuestras relaciones que es súper difícil darse cuenta de que ahí están, y enfrentarlas. Es que si no las señalas y no eres consciente, no existen. Luego empiezas a leer un poco y empiezas a vislumbrar algo. Como música, nunca tuve un rollo por ser mujer, que me trataran de alguna manera, que si el mundo machista rockero, etcétera… nunca me sentí así; en cambio sí hay una especie de sexismo que se da en los medios de comunicación.

 

PM: ¿Lees sobre feminismo?

 

JV: Poco a poco he ido leyendo. Me gusta mucho Rebecca Solnit, ensayista, y aunque no escribe sólo sobre feminismo, aborda el tema. Te ayuda a pensar de otra manera y es interesante. Cuando comienzas a darte cuenta, puedes decir: “ah claro, soy una mujer liberada, pero las mujeres no son mujeres liberadas”.

 

PM: No existe el hecho mujer liberada, existe mujer colonizada…

 

JV: El nivel de violencia que hay hacia las mujeres —mujeres que desaparecen, feminicidios, mujeres golpeadas, violadas…— últimamente, gracias a las redes sociales o gracias a lo que sea, está saliendo a la luz. Latinoamérica en especial, no… también España, que son países muy… no sé si llamarlos…

 

PM: Católicos.

 

JV: Sí, exacto, ultracatólicos, han generado una gran tensión en esta lucha por el poder que quiere tener el hombre sobre la mujer. A ver cómo lo reconstruimos.

 

YV: Pues yo lo he encontrado también en lecturas. En la maestría tuve que estudiarlo, pero cuando realmente empecé a entenderlo fue por un proyecto. Todos mis proyectos son intuitivos, empiezan como una búsqueda de algo que no sé bien qué es. En 2000, hice un proyecto que tenía que ver con el trabajo de mi papá, se llamaba Las novias más hermosas de Baja California, y cuando empecé a ver las fotos, pensé, “tengo 30 años, no tengo hijos, no tengo marido y me siento muy sola. Tenía una carga, ¿estaba condenada?” Este proyecto fue la manera de buscar respuestas y de alguna forma encontrar el feminismo y entender que esos patrones de feminidad que existen en la provincia mexicana son la manera en la que la gente se considera femenino, que no es lo mismo que feminista. Yo en esa época me vestía de negro, andaba rapada, con bota vaquera, traía un look con el que iba a Tijuana y no me daba cuenta, no consideraba en ese momento que fuera algo performático, pero sí lo era… era como decir “soy esta persona que no viene a buscar hombres, y vengo a observar lo que está pasando a través de las fotos”. Empezó con una sensación de estar un poco ardida, y terminó al final reencontrándome y aprendiendo cosas de estas mujeres.

 

JV: Ellas sí siguieron el camino.

 

YV: Nosotras nos fuimos de ese camino totalmente y ellas sí lo habían seguido. Ahí encontré amigas, y hasta la fecha amigas que siguen siendo muy importantes para mí. Cuando hago proyectos hablo mucho con la gente, muchísimo, a veces demasiado. Porque ahora estoy haciendo algo similar, pero en San Pedro Garza García, no estoy necesariamente pensando, estaba más interesada en las estructuras de poder, pero lo femenino se entrelaza de una forma muy compleja.

 

Es inevitable, porque lo femenino se encuentra ahí como algo que más bien tiene que ver con la propiedad; es muy extraño, y existen una serie de entrelanzamientos de deseos por ser, por subir en la escala social, a través de con quién estás, y unas historias impresionantes, aunque mi perspectiva siempre es de observadora; no estoy criticando, no me interesa criticar.

 

PM: Lo que pasa es que, en el arte, no sé qué tanto en la música, todos estudiamos feminismo, hombres y mujeres.

 

JV: Cuando te mueves a través de los medios masivos es fácil caer en el personaje que los medios te imponen. A Ricky Martin le preguntan quién es su novio y también a mí me lo preguntan, pero en general no se lo preguntan a Café Tacvba o a Zoé. ¿Quién te gusta? ¿Cuál es tu color favorito? Porque son preguntas que no proceden por cuestión de género.

 

YV: Y es que creo que en la manera en la que está construido el mundo ahora, es inevitable no darte cuenta de la inequidad de género —a menos que realmente quieras ser de las que se case y tenga hijos—. ¡Pero incluso ahí sufren discriminación, violencia y el problema es que no las cuestionan! Prefieren mantener el estatus que hacerse preguntas.

 

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JV: Tengo amigas que fueron a la marcha de Washington y protestaron. Me encantó la marcha, la cantidad de marchas que hubo, no sé si signi que algo o no, pero siempre he pensado que las marchas sirven para que la gente se mire y conecte. Me parece bien importante esta cosa de mirarnos, yo con un cartel, manifestarte, “estoy muy asustado, muy molesto y muy jodido por lo que está pasando”.

 

PM: Que Trump sea presidente ha puesto en evidencia que la sociedad en su conjunto está muy mal, que valores y principios que considerábamos establecidos, más bien están tambaleándose y siendo atacados; que el capitalismo socavó no sólo la equidad social, sino los derechos humanos, el respeto de las minorías, la libertad de expresión. Trump representa esa realidad.

 

YV: De acuerdo. Además, pienso que él es y representa también algo que está mal con el mundo; la bronca es que el mundo sí se va a poner muy oscuro con él. Creo que empezamos una época desconocida, un cambio de orden mundial, y nos va a tocar algo que se está modificando en todos lados. El giro hacia la derecha se está dando en Argentina, en Estados unidos, ahora se va dar en Europa. Porque, además, después de toda esta globalización, todo el mundo viene y va. Tenemos una crisis migratoria mundial, no solamente mexicana, y la bronca es que Trump va a sumir a México en una crisis muy fuerte tanto de migración como de estructura, porque estamos muy cómodos, nos van a quitar nuestro colchoncito, hay algo en México que está construido ya de una manera, y se va a derrumbar.

 

PM: ¿Consideran que los artistas deberían asumir una postura en una elección y en la situación actual del país? ¿Cómo se sienten con respecto a la situación, desde su quehacer, cuál es el papel que consideran deberían adoptar?

 

JV: Es bien difícil, si me preguntas si la música tendría que aportar algún tipo de visión. Hay una sensación de desmoronamiento completa. Estamos como disfuncionales, es algo del origen, de todo. Todos los aspectos que forman un gobierno están mal, la corrupción se ha comido casi todo. ¿Por qué llegó la corrupción hasta este punto? Me preocupa México, me duele verlo. Está muriendo mucha gente, está muriendo una generación entera. Siempre hemos sido un país violento, ¿pero cómo llegamos a esto?

 

PM: Ser mamás en este país significa vivir en estado de terror permanente.

 

JV: No hay un solo candidato. Y aunque aparezca un candidato increíble, milagroso, no van cambiar las cosas de un día para otro; es un problema de reestructuración, de mentalidad. Tenemos una sociedad que se queja mucho, pero que no hace nada. Y no solamente los artistas, creo todos somos responsables… ¿cómo generas esa reestructuración? Lo cierto es que no se puede estar desconectado ahorita.

 

PM: Pero los artistas in uyen a otros, y en distintos niveles, Julieta de forma más masiva e Yvonne de forma más puntual. Para mí, Mercedes Sosa o Violeta Parra o Barbara Kruger o Cindy Sherman, han sido grandes influencias, mujeres que han sabido llevar lo político a su quehacer artístico… han sido vitales en mi forma de sentir, de pensar, de entender lo que me rodea.

 

JV: Sí, pero esa postura tiene que surgir naturalmente, porque el arte no se puede comprometer, no se puede forzar desde lo mental. Si dijera: “tengo que escribir canciones súper conscientes”, igual y el resultado no sería muy bueno. El arte es egoísta. No se puede tampoco ser utilitario. Cuando escribo, no puedo escribir canciones (políticas) si no es lo que siento. Sí he escrito canciones sobre México, pero no puedo escribir de una manera constante.

 

YV: Lo que estabas diciendo de Trump, me hace pensar que obliga a un movimiento, obliga a que la gente se mueva y hagamos cosas, ¿no? Digamos que en el arte se me hace complicado porque, además, hay pocos artistas en el mundo, pocos artistas visuales por lo menos que tienen esa posibilidad de alcance. Una pieza o una exposición no son suficientes.

 

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JV: Entiendo que es una labor colectiva. Un artista solo hablando de eso está cabrón. Pero un curador hablando de muchos artistas es diferente.

 

PM: Eso, claro, es nuestra responsabilidad. Los curadores a eso nos dedicamos, y es evidente y parte de nuestro trabajo tomarlo en cuenta. Pero, por ejemplo, si hacemos referencia al trabajo de ciertas mujeres en los 80 en Nueva York, aunque lo estuvieran haciendo solas, cambiaron nuestra percepción del arte contemporáneo, introdujeron temas y posturas que lo llevaron hacia otros lugares. El arte que ahora conocemos no sería el mismo sin la aportación de aquellas que trabajan en solitario temas políticos y sociales.

 

YV: Pero estás hablando de necesidades específicas en un tiempo determinado. Ahora a lo mejor va a pasar algo con el arte, precisamente por lo que estamos viviendo. Esta situación política también tiene que ver con la forma en que nos comunicamos.

 

JV: Para México, ahorita es tan inalcanzable saber cuál es el problema y hacia quién dirigirte… Te diriges hacia el gobierno, pero bueno, el gobierno es uno de los peores problemas.

 

YV: Creo que la pieza que hizo la Gaviota, la justificación por la Casa Blanca, es una gran pieza de video. Funciona como una cápsula de este momento que será vista a través de la historia, y como pieza es fabulosa.

 

JV: Pero regresando a tu pregunta, creo que la gente puede hablar desde su lugar, las preguntas que estás haciendo son complicadas, pero son justas también. Porque estás preguntando: ¿cuál es tu postura política? ¿Por qué no se re eja lo que piensas en lo que haces? ¿Por dónde empezar? En concreto nos preocupan nuestros hijos. Pero en general nos preocupa nuestro país.

 

Agradecemos a Casa Awolly por las facilidades otorgadas para la realización de estas fotografías.

 

Estilismo: Carlos Víctimo
Maquillaje y pelo: Maripili Senderos
Asistente de fotografía: Salvador García


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