#Alrevés192
fotografía Jesús Soto Fuentes
estilismo Priscila Cano
maquillaje Kariana Martínez
pelo Claudia Reyna
toda la joyería Clash de Cartier
La honestidad es uno de los pilares más importantes para Vanessa Zamora. Ella compone, produce y escribe las letras de su música con total respeto al pensar sus canciones como mantras que le canta una y otra vez al universo. Trabaja sin reglas, tocando distintos instrumentos y sin presionarse por las tendencias actuales. Cuando le pregunté cuál sería el mensaje que le gustaría dar, contestó: “Sientan, sientan todo”. Y así de sensibles y auténticas se perciben sus canciones, desde la dura “Malas amistades”, hasta “Optemos”, una colaboración con Caloncho que habla sobre una separación inminente.
Hablé con ella sobre sus dualidades, sus orígenes y sus rituales, unos días antes de que diera su primer show en mucho tiempo en la Ciudad de México.
sacos Alfredo Martínez chaleco y pantalón Ermenegildo Zegna pendientes, collar, anillos y pulsera Clash de Cartier
Monse Castera (MC): ¿Cómo es tu proceso creativo?
Vanessa Zamora (VZ): Siempre es diferente. No hay un ritual específico. Casi siempre entro a mi estudio y empiezo a tocar algo en la guitarra y me pongo a cantar. Siempre digo que las mejores canciones que he hecho en mi vida son las que he vomitado. Una fuerza inconsciente que nace en ese momento. Pienso que los seres humanos sólo somos un canal para la creatividad. Cuando no lo forzamos, salen cosas chingonas, no me exijo hacer una canción todos los días.
Para mí la música es algo intangible pero súper poderoso. Somos responsables de lo que ponemos ahí porque al final del día es un mantra.
MC: Siempre he pensado que la música es uno de los testimonios más latentes de lo humano, se me hace surreal que algo abstracto nos haga sentir tanto. Sé que te interesa la psicodelia, de hecho, tienes una canción llamada “Psilocibina”. ¿Piensas tu música como un ritual o un proceso de sanación?
VZ: La música es intangible pero poderosa. La canción de “Psilocibina” es un homenaje a los hongos, a intencionarlos y sanar a través de ellos. Por otro lado, es un mantra, estás repitiendo frases que el universo escucha. Cuando empecé a hacer música no lo pensaba así, sino como una forma de desahogo. Las letras son terapia y una forma de repetirme cosas chidas.
MC: ¿Te has desconocido respecto a lo que escribías antes?
VZ: Totalmente. Creo que las canciones son una fotografía de tus emociones. Si escribes inspirada en lo que sientes y eres honesta con lo que estás diciendo, sí creo que puedes retratar el alma de una persona en un tiempo determinado.
MC: Escribes y haces la música. Una pensaría que son dos talentos diferentes, me resulta increíble que haya personas que puedan hacer ambos. ¡Hacer música y hacer poesía!
VZ: Yo no estudié música ni canto. Tampoco sé leer notas. Creo que a veces la ignorancia en la creatividad es importante porque actúas bajo tu propia intuición, sin reglas. La música es un lugar al que todes llegamos por intuición. Creo que no hay palabras para describir lo maravillosa que es.
MC: Una de las dualidades más latentes para crecer es hacerlo en la frontera. ¿Cómo repercutió en ti vivir entre México y EUA?
VZ: Me fui a vivir de Tijuana a Guadalajara a los 17 años. Pensé que vivir en Tijuana era igual a vivir en cualquiera de los otros estados, pero tuve un shock cultural cuando llegué a Guadalajara. Primero porque yo hablaba spanglish, para mí era normal pochear. Cuando vivía en Tijuana aún llegaban las estaciones de radio y los programas de California. Entonces escuchaba la radio de Estados Unidos y la de México, mucha música californiana, era la época de Sublime.
Tijuana es una ciudad de paso y multicultural. Tuve que verla de lejos para darme cuenta de lo diferente que es vivir ahí. Crecí con la dualidad de tener los dos países en uno. Creo que esta dualidad se refleja en mi manera de ver el mundo. Mis influencias musicales fueron distintas.
saco y pantalón Ermenegildo Zegna vestido Paloma Lira collar y anillos Clash de Cartier
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MC: Hablando de influencias musicales, supongo que conforme creces la música que escuchas cambia. En tu nuevo disco, ¿algo cambiará drásticamente respecto al disco anterior?
VZ: El disco es bien diferente. Al igual que los discos anteriores, éste no está conceptualizado. Pero me empiezo a vincular en cosas relacionadas con Medio Oriente. Todo es bienvenido. Soy muy libre, pero mi base es una línea de bajo muy potente, parecida a la de los 70. Una de mis reglas es hacer música atemporal.
MC: La industria de la música siempre ha estado dominada por los hombres. ¿Has tenido que revelarte ante algo de eso?
VZ: Me considero una feminista que acciona. No publico demasiadas opiniones en redes. No cedo mi poder, voy por lo que quiero. Siempre he tenido esa actitud. Entonces sí he tenido experiencias del tipo, pero me funciona sentir esa dualidad hombre-mujer en mi persona, porque nada me frena.
Hablando de la dualidad, durante mucho tiempo me cuestioné sobre tener que definir mi sexualidad, y no fue sino hasta que decidí no etiquetarme, que me liberé: la libertad es poder y las etiquetas sólo son para poner precios, no para las personas.
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MC: ¿Cuál dirías que es la dualidad en tu personalidad que percibes más en tu vida diaria? ¿Quiénes son las dos Vanessas?
VZ: Hay una Vanessa muy sensible y muy contemplativa, introvertida. Creo que me identifico como una introvertida-extrovertida. Hay días en los que puedo socializar y días en los que no. También hay una Vanessa súper masculina y otra muy femenina y tierna. Todo el tiempo hay un ping pong entre ellas.
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CLASH DE CARTIER
Picots XL: Nuevas piezas, nuevas formas, nuevos materiales, pero, sobre todo, más carácter. La voluptuosidad de las nuevas piezas de Clash de Cartier deslumbra. Más volumen, una robustez imponente, derrame de rebeldía: es el extra grande de lo que ya conocíamos. La Maison pregunta si es demasiado, pero personalidades fuertes y seguras, responderíamos: “es exacto”. Hay una sincronía entre la proporción y su encaje en las partes del cuerpo; las piezas siguen complementando y jugando con la personalidad del usuario. Picots de oro rosa ultravisibles en anillos, pendientes, pulseras y collares de volúmenes generosos, además de ónix, oro blanco y perlas de Tahití —ahí veremos lo nuevo, hay que ser curiosos para la sorpresa—. Nuestra pieza favorita, el ear cuff que usa Vanessa en estas fotos: el arete solitario, el tenaz.
Agradecemos a Casa Prunes @casaprunes por las facilidades otorgadas para la realización de estas fotografías.
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