Conocí Broka hace casi ocho años, cuando recién abrió y servían tapas. Un concepto que apenas se tenía en la imaginación, y el uso del patio, al que se entra al cruzar una cortina, no se tenía en mente.
En el norte de nuestro país “Broka” significa “hermano”, un elemento enraizado a los principios del restaurante y su atmósfera familiar en el que se sirve cada día un menú diferente de tres tiempos. Cuando hablo de “atmósfera familiar”, en verdad creo que es la manera más atinada de describir el ambiente. No sólo porque así tratan a sus comensales, sino porque cualquier día de la semana uno puede ir y conversar con quienes dieron vida a este lugar: los hermanos Margain.
Tras el sismo del 19 de septiembre el sentimiento de hermandad floreció aún más en ellos, pues fue a través de la preparación de alimentos para los voluntarios y albergues como pusieron poner de su parte.
Broka sigue de pie y sigue cimbrando los principios de hermandad y solidaridad que hacen que volvamos con frecuencia a este lugar que impregna las calles de la Roma Norte con un sentimiento de familiaridad.
Por: Alan Gómez B.
Fotografía: Fabiola Zamora
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