El acto político del humor
fotografía Tony Solis
estilismo Alberto Rebelo
invitada Luisa Almaguer
maquillaje Efrén Espinoza
pelo Interdimensionalife
asistente de fotografía Bas Ruiz
asistente de estilismo Zunshu
Luisa es directora de cine, escritora, conductora y, hoy en especial, música. Tiene tres muy buenos discos; el último se llama Weyes y está conformado por canciones entrañables que nos hacen preguntarnos si pensar en alguien es no abandonarlo. No sé por qué hoy, al llegar al final del disco, pensé: ¿cuándo podré volver a sentir que nada malo me puede pasar sólo por estar al lado de alguien? ¿Podré volver a enamorarme como ella lo ha hecho de estos weyes que en efecto están muy weyes?
La primera vez que vi a Luisa fue en una serie para internet que publicaban los productores de contenido @asco.media. Su sketch se llamaba La Virgen del Sexo, donde hablaba sobre identidad de género, poliamor y putear responsablemente. Luisa es inteligente, conocedora, explica el presente, dice bien lo que los demás no podemos poner tan fácilmente en palabras. Es impresionante cómo alguien con tanto humor es también tan radicalmente melancólica, y es claro que, entre la risa y el llanto, hay sólo un parpadeo de distancia.
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La música de Luisa te lleva a situaciones cinematográficas y es propensa a que le demos interpretaciones distintas, cada uno se pone el saco que le queda. Por ejemplo, en la canción “Adiós a los amigos” yo pensé en los duelos provocados por la toma de distancia con los amigos; ella pensó en que en cualquier momento podemos desaparecer de este mundo —aún con mayor riesgo si eres una mujer morena trans en México, como Luisa—. Volví a escuchar la canción después de esta plática y me conmovió, porque dentro de toda la belleza que nos rodea, también es un mundo realmente cruel.
El día en que Luisa vino a mi casa, terminando esta entrevista, comenzó un aguacero que nos mantuvo más tiempo juntas. No quiso comer; me enteré de que es vegana; le pedí ver una foto de su pareja, Julián, y le presté un saco que sigue teniendo ella. Espero que esa transacción signifique otro encuentro y que Luisa sea mi amiga, porque su existencia, sus ideas y su música son importantes. De cierta forma, que ella se vulnere, que hable desde la perspectiva de una mujer trans, o del amor de una manera directa, o que tome espacios relevantes en la cultura pop, puede generar cambios en quien la escucha, hacer que seamos mejores entre nosotros.
Musicalmente, Luisa logra ese mágico equilibrio entre las notas y la letra, es de sentirse, es de escucharse y leerse. Cómo no me va a gustar lo que hace si justo soy de ese tipo: soy de Fiona, Elliot, Charly, soy de Luisa.
MONSE CASTERA (MC): La industria de la música es una maquinaria gigante. ¿Cómo se logra ser independiente, auténtica y al mismo tiempo necesitar salir en la portada de las “playlists” de las plataformas más grandes?
LUISA ALMAGUER (LA): Es muy contradictorio. Es luchar y ser parte activa de ese mundo para poder vivir de lo que quieres, porque es muy difícil lograrlo sin hacer alianza con estos monstruos corporativos. Intento ser lo más genuina posible, para que mi música llegue a más gente y, en ese sentido, me siento orgullosa y satisfecha con el disco que hice. Estuve en una campaña de una de estas plataformas, y el día en que subieron mi foto, también anunciaron que las letras iban a costar dinero, que la gente tiene que pagar un extra para poder leerlas. Todo obviamente aunado al contexto de Palestina. Había cientos de comentarios en protesta. En lo cual estoy completamente de acuerdo, y pues ahí estaba mi carota. De repente nada tiene sentido, quizá yo podría ser más severa, pero ahorita es momento de tomar esas oportunidades, de subvertir de alguna manera la situación. A la vez, hay banda “trans” que ve a otra “trans” en esas portadas y se siente bien, la representación evidentemente importa.
MC: Es como si para vivir de la música tuvieras que aprender a manejar esas contradicciones del sistema actual.
LA: Sí, también para mí todo eso es muy nuevo: tener una manager, un equipo, estoy aprendiendo sobre la marcha. Tampoco es que sea una culera o alguien que no esté consciente de la realidad. Sí soy contradictoria.
MC: “Me contradigo”, como canta Rosalía y como nos contradecimos todas. ¿Y vives de la música?
LA: No, todo el tiempo que he estado haciendo música siempre ha sido desde un lugar bastante autónomo, autogestivo e independiente. Ahora empiezo a tener otras ganancias a través de licencias con ayuda de mi manager, Lucía Anaya, y la banda con la que trabajo. Es difícil, pero aunque no se pudiera vivir de eso, es lo único que podría hacer.
“Sin humor no estaría viva, definitivamente […] Es un acto político echarnos una carcajada en medio de todo este desastre de mundo.”
MC: Sin embargo pudiste hacer un disco que se escucha como una gran producción. La música es bellísima y suena muy bien. ¿Cómo lo lograste?
LA: Todo fue gracias a Santiago Mijares (Sanje), el productor. Llegué con las maquetas, empezamos a trabajar y fue un encuentro afortunado en todos los sentidos. Es un genio y entendió perfectamente lo que necesitaba.
MC: Hay momentos explosivos, el sonido se escucha redondo, como si hubiera toda una orquesta.
LA: Sí, nos gustan mucho las texturas, los teclados, los sintetizadores que generan eso, llenan tanto. El estudio de Santiago es muy bello, tiene los sintes más preciosos. Definitivamente teníamos todas las herramientas y el privilegio para contar con estos sonidos.
MC: Vi en un posteo en tu Instagram un texto sobre cuánto amas a Santiago. ¿Lo amaste a partir del disco o se conocían antes?
LA: Fue a partir del disco. Lo busqué con ese objetivo, entonces mi amor por Santiago creció a la vez que se fue formando el sonido. Sigue siendo una relación paralela al disco, y espero que así continúe en los siguientes trabajos que hagamos.
MC: ¿Y así eres en tus relaciones?
LA: Soy muy intensa y pienso que hay que vivir el amor a todo lo que se pueda, es también de lo que habla el disco. Un día nos vamos a morir y tengo eso presente, esta parte muy castigada que las mujeres “trans” y las mujeres en general hemos vivido al respecto de nuestro deseo y nuestro placer. Siento que todo lo que construya hacia allá es algo político, es algo que de alguna manera reivindica lo que nos han dicho que merecemos.
MC: Hablas de estas emociones e intensidades con frases y elementos muy contemporáneos que aportan un poco de humor. De repente dices hacer gárgaras con bicarbonato o de neurodivergencias, usas palabras clave que te traen al mundo actual. Me parece tierno que lo hagas con la intención dramática que a veces suena a Chavela Vargas o la dulzura de una Nico, porque tu voz tiene muchos matices, puede ser intensa, también aterciopelada.
LA: Es como se ha desarrollado mi estilo. Intento siempre ser muy didáctica. Tuve padres profesores, en ese sentido siempre había que ilustrar lo que se estaba explicando de manera muy concreta. Para mí la música es muy visual, siempre estoy pensando en imágenes y en luces o en cierta estética. Cuando pienso en la música es como si pensara en una película.
MC: Totalmente. El disco empieza con la frase “Me dieron ganas de llorar, pero nos interrumpió la mesera”. Cuando la escuché, te imaginé en una taquería hablando con tu bato y queriendo llorar… recordé miles de situaciones similares que yo misma he vivido.
LA: Son situaciones que todos hemos vivido y que permiten que se le dé otro significado. Eso es lo que busco, que la banda se identifique con esas situaciones que pueden parecer insignificantes, pero que también tienen mucha potencia.
MC: Y en esa escena en específico, ¿en qué lugar estabas, fue real?
LA: Sí, estaba justamente en una taquería en Insurgentes. Platicando con este hombre en una situación de tanta empatía e identificación, de tanta tristeza, que me dieron muchas ganas de llorar. Estábamos hablando de nuestros padres y llegó la mesera.
MC: Y ahora lo recordaremos todos, quedó plasmado en una canción. Ese fenómeno del arte me parece hermoso. ¿Las canciones las estás escribiendo todo el tiempo o necesitas un momento melancólico?
LA: Por lo regular son anotaciones que tengo en el celular o en mi diario, mensajes de voz. La canción de “Wey” es un mensaje de texto que envié tal cual, “cómo estás, wey”, es un WhatsApp.
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MC: ¿Qué música escuchas y te conmueve?
LA: Liliana Felipe, de las compositoras más cabronas que ha habido en este país desde el siglo pasado, es una maestra para mí. Ahorita venía escuchando el último de PJ Harvey, que es una diosa. Me encantan Fiona Apple y este tipo de compositoras. Obviamente Nina Simone y sus canciones tan dolorosas. Todas estas compositoras de repente fueron añadiendo cosas que me hacían sentir que yo también podía hacerlo porque tenía esa necesidad de hablar.
MC: Has nombrado compositoras que también son muy buenas letristas, hacen conjuros. Por ejemplo, la música de Fiona Apple la uso para curarme. Siento que fuimos creciendo juntas, me dio palabras para mi yo adolescente de corazón roto. En su último disco le valen madres esos asuntos y está más bien pensando en sus necesidades como adulta, en sus perritos. Románticamente siento que evolucionamos juntas, que es mi amiga.
LA: Comparto completamente eso. Es un espacio muy personal de sanación que no puedo escuchar en cualquier momento. Cate Le Bon ahorita es una mujer que me fascina, en algún momento St. Vincent me pareciá maravillosa.
MC Hablando de la actualidad, es increíble la música de fiesta, pero siento que entre eso y la fobia al “cringe”, estamos limitándonos el sentir profundo. Eso es lo que genera un disco como el tuyo, que nos recuerda que sí podemos hablar desde el corazón sin miedo. Es importante.
LA: Gracias.
MC: Nombras a Liliana Felipe y la relaciono con tu gusto por la escritura, el cine y el humor. Sobre este último, has formado parte exitosa de contenidos muy chistosos como las Yonoticias o La Virgen del Sexo, de Asco.
LA: Sin humor no estaría viva, definitivamente. Veo en la comunidad “trans” y en la banda LGBT cómo el humor es parte de nuestras maneras de lidiar con el contexto que puede ser tan culero para nosotros. Nos reímos de lo que nos pasa, que también es humor negro, un humor que duele, un humor que es cabrón porque lo aguantamos. A la hora de hacer música soy muy dramática, pero en el show en vivo intento que no sea así. Me gusta ser chistosa y genuina y lista. Reírse es lo más delicioso que puede haber; también es un acto político el echarnos una carcajada en medio de todo este desastre de mundo.
“Hay cosas que hace 10 años no veía y que ahora me llenan de esperanza y de vida. Todo al mismo tiempo, el horror y lo hermoso. Definitivamente digo: a este mundo le hago falta y a este mundo le haces falta.”
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MC: Hay una frase en la canción de “Nube” que sentí como un abrazo, también como una declaración, le noto lo político, dices: “a este mundo le hago falta”… ¿A qué te refieres?
LA: “A este mundo le hago falta” tiene que ver con las carencias que tiene el mundo y todo lo horrible que está pasando. Le hacemos falta en el sentido de que tenemos que hablar, tenemos que pelear por nuestras vidas, tenemos que pelear por nuestra felicidad, tenemos que pelear por el bien de los que están a nuestro alrededor. Al mundo le hace falta toda esta diversidad y personas que somos las que siempre hemos estado en la oscuridad, en el borrado de la historia. Le hacemos mucha falta ahora que todo se pone más oscuro. Hay que ponernos en esa posición de sumar al mundo, no de restarle, no a poner violencia o a precarizar o discriminar u odiar. A este mundo le hace falta nuestra música, nuestras risas; obviamente, también pienso en mucha banda “trans“ que ya no está, en Panda que está muerta, en mis propios muertos, que me gustaría que estuvieran. ¿Cómo puede ser que este mundo siga y tú no? Son muchas cosas con esa frase.
MC: Tu música está formada de frases así. Pienso en “la soledad de conocer a todos”. Cualquiera se puede identificar con eso, está muy linda. En la canción “Adiós a los amigos”, recordé que nada es permanente y a los amigos también se les dice adiós.
LA: No sólo eso, tiene otros sentidos, como el de hablar desde el punto de vista de la comunidad trans y LGBT, sobre todo trans. El nivel de violencia y de asesinatos que hay contra nosotras, de intentos de transfeminicidios, es altísimo. Es pensar en eso, estar preparadas para el adiós no sólo en el sentido de que nos podemos pelear y desamiguear en Instagram, sino también porque nos podemos morir, nos pueden matar. Ya nos pasó una pandemia encima, nos está pasando el cambio climático encima, viene Trump parte II, las cosas se están poniendo bastante difíciles… hay que saber decir adiós. Es pensado en este contexto que es muy asesino y culero. Cuento con un privilegio grandísimo, mi vida no se parece nada a la vida de las personas trans en este mundo y, sobre todo, en este país. Definitivamente no soy una mujer que esté precarizada en todos sentidos, pero aún así, todavía siento miedo cuando salgo tarde del metro, cuando me subo a algún camión, cuando voy en un taxi sola. Siempre he sido muy paranoica, soy ansiosa y marihuana, una siente que se va a morir todo el tiempo.
MC: Tal vez si no fueras ansiosa, depresiva y marihuana, no escribirías estas rolas.
LA: Probablemente no, jajaja.
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MC: ¿Qué se siente presentarse en un escenario?
LA: Siempre me dan muchos nervios, es muy loco, sudo. Ya sean 10 personas en un museo o 10,000 en un festival. Pero es maravilloso, hay un momento en el show en donde te olvidas de todo, te vuelves etérea. Es muy chido cuando te desprendes de si lo estás haciendo bien o no, de si se te ves cómoda y más bien te dejas ir. Bajarte del escenario y volver a la realidad a veces es difícil. Puede ser muy fuerte emocionalmente, muy cansado, otra contradicción. Hay que saber cómo lidiar con eso porque puede generar heridas que hay que sanar.
MC: Aparte de la música, ¿qué otra cosa te sana, qué cosas hermosas encuentras en el mundo?
LA: Me encanta la gente, me encanta este planeta, me encanta el amanecer y ver el sol, las nubes, la comida, los árboles, la playa, me fascina la gente, el sentido del humor de la banda resistiendo, el arte en general, la banda bailando, la banda en el metro riéndose. Hay muchas cosas hermosas, el cine que se está haciendo, las actrices que hay, la música maravillosa. Mis perros, Julián, el tiempo a solas, mi familia, las plantas.
MC: Las plantas también son familia.
LA: Y el tiempo, definitivamente.
MC: ¿Te refieres a que pase?
LA: Sí, el tiempo es la mejor medicina. También me sana ver banda joven trans e infancias trans.
MC ¿A qué edad saliste del closet “trans”?
LA: A los 21 años. Ahora veo trans que acaban de cumplir 18 y digo wow. La primera vez que vi a un papá hetero con su niña trans vestida de Cenicienta, y él de la mano llevándola al baño, me puse a llorar.
MC: Están pasando estas situaciones bondadosas en algunas vidas y al mismo tiempo unas muy oscuras.
LA: Hay cosas que hace 10 años no veía y que ahora me llenan de esperanza y de vida. Todo al mismo tiempo, el horror y lo hermoso. Definitivamente digo: a este mundo le hago falta y a este mundo le haces falta.
MC: Sé que estás haciendo una película. ¿Tiene algo que ver con Belafonte Sensacional?
LA: Sí, se parece al disco Weyes. Se relaciona con el deseo, lo trans y demás. Es un proyecto sobre amor y mujeres representadas en el cine. En 2019 hice una película de actriz, Belafonte había cortado con su novia, lo invité a vivir nuestro amor en el desierto donde estaba filmando y él me dejó plantada. Regresé y me enteré de que un gran actor, Gabino Rodríguez, estaba en un proceso de transición para convertirse en Lázaro. Así que se me ocurrió pedirle que se convirtiera en Belafonte y, una vez transicionado, me pelara. Iba a tener mi amor sin necesitar al Belafonte original. De eso se trata esta docuficción.
MC: Suena hermoso, creaste a tu amor. No puedo evitar pensar en el amor pandrógino de Genesis P Orridge.
LA: Sí hay algo de eso. Aparte Lázaro es actor de método, sí se lo cree. Ahora necesito el dinero para terminarla y hacer mis escenas en el desierto con 50 Belafontes.
MC: ¡Wow!
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Monse Castera es promotora cultural. Hace desfiles, expos, fiestas, videos y más cosas que conviven con el arte y la creación de comunidad. Con Momoroom, agencia de producción, hace Acciones de Moda, la semana de moda independiente en la que han presentado desfiles como Sánchez Kane y Barragán. Es consultora creativa del Festival Axe Ceremonia y cofundadora de FM/AM Feria Mexicana de Audio y Música. De vez en vez es Dj en los clubes y fiestas más buena onda.
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