Un trayecto asomadas a la ventana, viendo pasar ráfagas de palmeras, montañas desérticas y la luz caliente de la costa, a orillas del océano Pacífico. Una hora después, la vista cambia a tonos verdes, la fila de árboles nos envuelve y recibe, es la bienvenida a St. Regis Punta Mita. Luego el recibimiento: la antesala a un paraíso con vista al mar.

La ‘bienvenida a casa’, que es el sentimiento que quieren lograr en tu estadía, comienza con la entrada a tu suite —amplia, con vista al mar, terraza, regadera al aire libre y una cama lista para abrazar tus sueños— y es una constante. El personal siempre estará atento a sus huéspedes, en cualquier rincón del hotel.
St. Regis Punta Mita se sitúa en una península de 9 hectáreas en la Riviera de Nayarit, en México. El espacio del hotel es tan amplio, y hay tantos lugares para disfrutarlo, que la privacidad de cada huésped se da de forma natural, permitiendo que todos gocen de distintos puntos en distintos momentos. Más de 5 restaurantes y bares, con variadas ofertas gastronómicas, tres frentes de playa, albercas familiares y para adultos, campos de golf y senderos para hacer caminatas. Lo hay de todo.

El hotel es un oasis privilegiado, sí, pero hay algo más que lo hace sobresalir: su servicio, la calidez del equipo que hace que todo funcione suavemente. Siempre habrá una persona atenta a tus requerimientos, desde el más sencillo, como tener siempre con hielo la botella de vino blanco que te recibe en tu suite, hasta la planeación de un viaje en yate para ver el atardecer.
En gastronomía, el Mita Mary y su cocina frente al mar y mesas sobre la arena, fue uno de nuestros favoritos. Se especializa en mariscos frescos y sabores mexicanos y es la apuesta más innovadora del hotel. Sin embargo, el primer lugar se lo llevó el menos esperado: una especie de cantina que se ubica en el lobby del hotel y tienen la mejor birria que hemos probado últimamente.
Los amaneceres en Punta Mita hay que vivirlos. Salir a correr o a caminar por los senderos que bordean el campo de golf del hotel, es una obligación. Lo mismo que los atardeceres desde su clásico restaurante Marietas, donde cada puesta de sol explota el champagne y celebra la llegada de la noche.
St. Regis es un reducto de calma y tranquilidad. Para más info, da click aquí.
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