Días de lo hecho en México

Volvo Fashion Week México 2025

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fotografía cortesía de Volvo fashion week México
texto Danaé Salazar , Sophia Garduño y Zunshu


Durante una semana, la Ciudad de México se convirtió en un reflejo de su propia energía: imparable, creativa e imposible de encasillar. Volvo Fashion Week México transformó la Santa María la Ribera en un espacio donde la moda se vivió de cerca, entre historias y miradas que hablan de las posibilidades que existen hoy. Más que desfiles, hubo encuentros, colaboraciones y momentos que recuerdan por qué la moda sigue siendo una forma de expresión tan poderosa. La conversación giró en torno a la sostenibilidad, la innovación y el valor de lo hecho aquí, por manos y mentes que creen en el cambio. Fue una semana para imaginar lo que viene.

 

Francisco Cancino | Cómo criar monstruos marinos 

 

Con Cómo criar monstruos marinos, Francisco Cancino decidió lanzarse al mar ideas, ese que da miedo pero que también provoca curiosidad. A seis años de haber creado su marca, sintió la necesidad de mirar lo desconocido de frente y crear desde ahí. Esta colección es una forma de soltar lo seguro y explorar lo imperfecto, lo que todavía está tomando forma. Es Cancino permitiéndose experimentar, sin certezas, encontrando belleza en lo que simplemente es.

Las prendas son un universo en sí mismas: mezclan telas pesadas con transparencias, costuras que no se esconden, bordados con cristales antiguos y texturas que chocan entre sí. Hay algo muy honesto en todo eso, como si el diseñador hubiera decidido dejar que las cosas respiren sin intentar controlarlas. Más que buscar la perfección, Cómo criar monstruos marinos trata sobre cómo aceptar el caos y confiar en el proceso.

Texto: Sophia Garduño

 


 

Alejandra de Coss | Objetos utilitarios

 

Objetos Utilitarios nació de una idea simple pero poderosa: mirar lo cotidiano con otros ojos. Alejandra de Coss tomó objetos comunes —tijeras, clips, cuchillos— y los convirtió en adornos, en gestos dinámicos que transforman lo funcional en algo poético. Las prendas también cambian de forma: una falda se vuelve top, un vestido se divide en dos, un blazer se acorta. Todo está pensado para moverse, para adaptarse, para durar. Hay algo del París de los años veinte en el espíritu de la colección, de esas mujeres que se vestían para desafiar las reglas. Pero también hay mucho del presente: una mirada crítica, irónica y libre sobre cómo usamos y entendemos la moda hoy.

Texto: Sophia Garduño

 


 

Yakampot | Sin más

 

Los guiños de lo que fue Yakampot se desvanecen con esta entrega. Las prendas como voz interior —discretas, de alma ligera, sueltas—, que no quieren ser protagonistas sino acompañar y ser sutiles. ¿Es, acaso, otro capítulo en la historia de la marca mexicana que ha sido portavoz de artesanos mexicanos? ¿Una reinvención? ¿Una nueva aventura?


Se trata de una colaboración con Mariángeles Reygadas, la cual surgió en una plática sobre lo importante que es la creación. “El objetivo era hacer prendas Yakampot, que son piezas del día a día, pero tocando a un público más joven. Mantener la esencia de la marca en siluetas y estilo, pero dándole frescura a la colección”, cuenta Concha Orvañanos, al frente de Yakampot.

El corazón de la colección, como lo dice el título, es “sin más” y se refiere a mostrarte como eres, sin esfuerzo y sin máscaras: representa la belleza de la cotidianidad, de lo real. Su símbolo es la Rosa de las nieves, una flor que crece en las altas montañas y que se caracteriza por ser extremadamente resistente, capaz de vivir a muy bajas temperaturas. “Esta planta nos recuerda nuestra fragilidad, pero también la fuerza que tenemos los seres humanos, y que nunca dejas de ser bella, porque estés como estés, sigues viva, transformándote”, agrega Concha. Es una colección que habla de esa naturalidad, pero con un abrazo, son prendas que arropan el cuerpo, que abrazan tus emociones.

 

Texto: Danaé Salazar

 


 

Ayanegui | Lo que emerge desde el fondo

 

En su desfile más contundente hasta ahora, Ayanegui —presentado por adidas— logró algo que pocas veces sucede en una pasarela: que el cuerpo se disuelva y, al mismo tiempo, se vuelva protagonista. La colección presentada en Volvo Fashion Week México llevó la idea del “otro yo” a una dimensión tangible, casi física, donde la sombra interna tomó forma entre tejidos quemados, cuero endurecido y siluetas que parecían construidas desde el colapso.

Este show mostró una serie de personajes que parecían salir de un ritual íntimo y crudo. Balaclavas que ocultaban rostros, cuerpos que hablaban desde la tensión, micro tops enfrentados a abrigos oversized, estructuras óseas que salían de la ropa como exoesqueletos, herrajes metálicos que funcionaban como fracturas visibles. El cuerpo era lienzo, sí, pero también era armadura.

El blanco, el negro y los acentos metálicos dominaron la paleta. Todo vibraba en una misma frecuencia caótica y, al mismo tiempo, coreografiada. Las texturas chocaban —cuero, algodón, fibras sintéticas, metal— como si distintas versiones de un mismo ser intentaran convivir en una sola piel. Pero lejos de disonancias, había armonía: un caos que parecía necesario para dar forma a algo nuevo.

 

Cada prenda funcionaba como un umbral entre lo que somos y lo que escondemos. La destrucción fue aquí una herramienta de creación: telas rasgadas que revelaban capas interiores, costuras que parecían cicatrices, cremalleras que se unían o separaban con brutalidad. La ropa, en lugar de suavizar, exponía.

 

Texto: Zunshu

 


 

Sentimiento | Runway show 2026

 

Hay marcas que nacen de una inquietud, otras de una necesidad, y algunas —como Sentimiento— de un gesto lúdico: el de juntar piezas que ya existen para crear algo nuevo. Su propuesta, esta vez traída de la mano de adidas y tejida desde el upcycling, reimagina ropa de paca, uniformes, jerseys y conjuntos deportivos como un rompecabezas emocional donde cada prenda cuenta una historia previa.

La colección presentada en Volvo Fashion Week México fue una mezcla entre lo tierno y lo irreverente. Faldas tableadas, capas exageradas, telas con encajes, moños, las 3 líneas de adidas y una paleta pastel que hace guiños a la nostalgia. Pero debajo de esa estética suave hay un discurso potente: vestir también es reapropiarse, resistir, reciclar. Sentimiento abraza la contradicción, el juego y el error como parte de su lenguaje. En su universo, vestirse es descubrirse.

 

Hubo faldas con vuelo, tops ensamblados a partir de sudaderas, mallones reciclados, zapatillas con calcetines por encima y, muñecos pegados al cuerpo como si el guardarropa de la infancia hubiera explotado. Todo vibraba entre lo kitsch y lo maximalista. Y en medio de la aparente ternura, se colaron fragmentos de crítica: las prendas no estaban ahí para adornar, sino para revelar la herida del sobreconsumo, para recordarnos cuánta ropa existe ya —demasiada— y cómo, aún así, seguimos produciendo más.

 

Texto: Zunshu

 

fashionweekmx.com


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