
Un parteaguas en el arte contemporáneo mexicano
fotografía Sandra Blow
estilismo Zunshu
asistente de estilismo Abril Castillo
“¿Cómo es que está cobrando lo que cobra por un cuadro?”, se pregunta con una mezcla de asombro y orgullo la familia de Fabián Cháirez. El artista ha logrado algo extraordinario: crear una obra que ha puesto al país entero a debatir. ¿No es ese el sueño de cualquier creador? Que su trabajo interpele a millones de personas, al punto de que incluso el público le haya dado nombres propios: primero Viva Méxica y más tarde Zapata Gay.
Pero su éxito no se debe a una sola pintura, sino a haber construido un imaginario propio capaz de confrontar y provocar a la audiencia. Fabián crea imágenes en las que todxs podemos vernos reflejadxs: como la de un niño con la mirada perdida, desorientado en el suelo de un campo de futbol, una escena que puede resonar con cualquiera que haya sentido que no pertenece, obligadx a cumplir expectativas ajenas.
Cháirez defiende con firmeza el arte figurativo y cree en su poder para transmitir mensajes, una postura que se alinea con su activismo por la diversidad, profundamente ligado a su trabajo artístico. Además de su talento como retratista y su capacidad para deconstruir imágenes, su ambición y determinación lo ayudaron a impulsar su carrera. El lugar que hoy ocupa en el arte contemporáneo se debe a una combinación de sensibilidad creativa y estrategias bien pensadas.
En esta entrevista, conversamos con Fabián sobre sus orígenes, su faceta como drag queen, quiénes son sus coleccionistas y por qué nunca aplicó a una beca del FONCA.
collar Merma vía Rretiemble playera ESE CHICO vía Rretiemble falda Pikaboo
botas propiedad de Fabián Cháirez anillo Maison Margiela
Baby Solís (BS): ¿Cómo recuerdas tu infancia en Chiapas? ¿Qué significó para ti crecer en ese lugar?
Fabián Cháirez (FC): Toda mi infancia la viví en Palenque, un pueblito cerca de las ruinas, con las carencias y las ventajas que esto implica. Tuve mucha libertad, mucho verde. Algo para bien fue tener una mamá que trabajaba como educadora; de alguna forma ella estaba permeada con la importancia de la educación en la infancia. Al ver mis habilidades plásticas, me inscribió en un curso en la Casa de la Cultura, por eso creo que es primordial que espacios como estos existan en todo el país. Ahí tuve parte de mis inicios, descubriendo los colores. Después, por temas de seguridad, tuvimos que movernos a Tuxtla. Siempre he estado mudándome, y eso me ayudó bastante, el haber desarrollado en la primera etapa de mi vida habilidades en la plástica.
BS: ¿Cómo fue tu experiencia formándote en Arte en la universidad? ¿Cómo era la dinámica en tu escuela y qué peso tenía la técnica en tu aprendizaje?
FC: La educación artística era muy precaria. Creo que todas las universidades y licenciaturas de Arte en el país tienen muchas carencias; la mayoría de las oportunidades se concentran en la capital. Aunque algunos estados destacan, como Veracruz, con lxs pintorxs de la Escuela de Xalapa, que eran un referente para mí. En Chiapas había muy pocos maestros con experiencia en el mercado, algo que considero clave para prepararte como alumnx y entender el panorama externo.
Mi interés por la técnica y la construcción de imágenes viene desde mucho antes, incluso desde la infancia, mucho antes de entrar a la universidad. En este diálogo con las imágenes, mi primera opción era estudiar Publicidad, pero no tenía dinero. Como fui muy mal estudiante en la preparatoria, mi última opción fue entrar a Artes.
BS: ¿No te dijeron nada tus papás? Porque muchas veces ven estudiar Publicidad como una salida laboral más práctica que el arte.
FC: Como me veían sufrir con la escuela, me dijeron: “Pues estudia eso, para que no te quedes sin hacer nada y no te tengamos en casa como zángano” [risas]. Entré con muchas expectativas: aprender a pintar, mejorar mi técnica. Tenía buena técnica, sabía hacer mímesis, pero me faltaba una metodología. Eso esperaba encontrar al entrar a la licenciatura, pero lo que aprendí fueron aspectos muy generales que no me llenaron. Ahí entendí que la escuela era sólo un primer paso y que, si quería profundizar en temas como la semiótica, tendría que buscarlo por mi cuenta y convertirlo en una búsqueda personal.
La universidad, sin embargo, me sirvió para encontrar a personas que veían algo particular en mí. Reconocían mi rebeldía, que es clave para abrirse camino en el arte, y valoraban mis cuestionamientos, intereses temáticos y facilidad para la pintura. Me echaban muchas porras, y eso fue crucial para motivarme y darme cuenta de que podía hacer una carrera, aunque sabía que en Chiapas no tendría las mismas oportunidades que en la Ciudad de México.
“Una forma de defenderme del ambiente conservador de mi ciudad era a través del conocimiento y aceptando mi identidad como una persona racializada, amanerada y homosexual. El descaro se convirtió en mi forma de rebelarme ante esa situación.”

La Revolución (2014)
BS: ¿A qué pintores admirabas estando en la escuela?
FC: Técnicamente, admiraba mucho a mi maestro Robie Espinoza; de él aprendí a usar paletas brillantes. Julio Galán también fue una gran influencia, por las clases de Historia del Arte y Composición; tenía referentes pictóricos más clásicos como Caravaggio, Velázquez y Tamara de Lempicka. Conceptualmente, Pedro Almodóvar fue clave. En la universidad vi toda su filmografía y, al explorar su biografía, descubrí la conexión entre lo personal y su obra. Eso lo hice mío y se convirtió en una constante en mi trabajo, en temas como la sexualidad y la expresión del género.
Pedro Lemebel me fascinaba: su irreverencia, su estilo barroco. Lo primero que leí de él fue su manifiesto Hablo por mi diferencia. También me influenció la fotografía de Pierre et Gilles. Desde temprano entendí que mis referencias podían venir de otras disciplinas, no sólo de la pintura. Muchas veces, cuando los referentes provienen de la misma área, se ensimisma. Para mí, la pintura no es un medio, sino una forma de ver el mundo, y para percibirlo necesitas mirar a través de muchas disciplinas.
BS: ¿Qué pintabas antes de hacer “mariconerías”?
FC: Ja, ja, ja, creo que siempre han sido “mariconerías”. Desde la universidad exploraba mi sexualidad y me empoderaba a través del cuerpo. Estaba cercano al activismo, y la información que recibía me ayudaba a sentirme seguro de quien era. Una forma de defenderme del ambiente conservador de mi ciudad era a través del conocimiento y aceptando mi identidad como una persona racializada, amanerada y homosexual. El descaro se convirtió en mi forma de rebelarme ante esa situación.
Ese descaro se tradujo en mi pintura con “mariconerías” vibrantes, chillonas, estridentes. Mi paleta en ese entonces se llenaba de colores brillantes, y exploraba lo erótico, muchos desnudos. Me enfoqué en el autorretrato porque los modelos con los que trabajaba se negaban a posar como yo quería, por miedo a ser tachados de homosexuales. Así que recurrí a mí mismo. También pintaba muchas mujeres; creo que después llevé esa exploración al cuerpo masculino, experimentando con la feminidad en esos cuerpos.
conjunto de látex y botas propiedad de Fabián Cháirez
BS: En tus pinturas hay varias mujeres, las monjas, Mon Laferte, las futbolistas, las chicas trans. Pero la mayoría son hombres.
FC: Me interesa la transgresión de los cuerpos que se leen como masculinos; juego con su performatividad. A los cuerpos que se leen como femeninos, les otorgo poder y autonomía, aspectos que muchas veces están ausentes en las representaciones comerciales. Con los cuerpos masculinos hago lo contrario: los vulnero, los erotizo, los pongo a disposición del espectador. Creo que eso es lo que resulta tan impactante, porque en el lenguaje de las imágenes siempre buscamos reconocernos. Cuando las personas miran una representación masculina, esperan ver poder y firmeza, y cuando cambio esos códigos, suele incomodarles.
BS: Es cierto, cuando las poses que tienen tus modelos hombres las adopta una mujer, nadie pone peros. Al contrario, piensan que una mujer revolucionaria, en tacones y desnuda sobre un caballo, es algo “sexy”…
FC: Así es, ahí nadie dice ni pío. Cuando hablo sobre mi obra, les sugiero que hagan el ejercicio de invertir los roles, de poner a una mujer en las poses masculinas y a un hombre en las femeninas.
BS: Hablemos sobre María Magdalena, tu yo “drag”. ¿Cómo la construiste?
FC: María Magdalena nace en Chiapas, en la universidad, cuando empiezo la serie Corazón de quinceañera, la del mara salvatrucha con un vestido rosa y un machete.

Tenochtitlan (2023)
BS: [Sorprendida] ¿¡Esa pintura es de tu universidad!? No me parece el trabajo de un estudiante.
FC: Sí, es de 2011. Ahora me veo a distancia y pienso “pinche chamaco, qué pedero y ambicioso era”. Desde ahí aspiraba a construir símbolos. Tú eres un vato y eres leído como vato, y si realmente quieres ahondar en este tema, tienes que modificar tu cuerpo, presentarte de forma diferente a como sueles ser percibido. En ese entonces compartía departamento y taller con un amigx que estudiaba Diseño de Moda y le pedí que me ayudara a vestir. Muchxs de mis amigxs en ese entonces eran activistas, travestis, prostitutas. Siempre me ha gustado la moda, y a la feminidad se le da más licencia para experimentar con ella. Un día decidí salir a la calle travestido y ahí fue cuando María Magdalena salió al mundo, en 2011 en Chiapas. Fue impactante cómo perdí automáticamente todos mis privilegios, la gente me abordaba distinto, fue una experiencia reveladora, un lugar donde me cuestionaba a mí mismo. En ese entonces, ser homosexual era sancionado, pero vestirte de mujer era triple pecado. Creo que por eso ahora disfruto esta libertad de afirmar mi género, vivirlo desde otro lugar, desde el que decido y no desde el que es impuesto, gracias a todas las exploraciones que hice con María Magdalena. Después me mudé a Ciudad de México y entré a un concurso de dragas, carrera de drags, di shows, fue muy enriquecedor estar en ese mundo. Realicé también las experiencias drags donde María Magdalena travestía a otrxs para vivir la vida nocturna de la ciudad. Íbamos a antros como La Puri y El Marra. Yo llegaba a eventos sociales e inauguraciones como María Magdalena y era bastante disruptivo, sobre todo en aquellos donde participaba como pintor. Se les hacía muy extraño porque el tema del travestismo lo tenían muy ligado a la vida nocturna, no les cuadraba ver a una draga exponiendo en Bellas Artes. De hecho, en las dos inauguraciones de la muestra fui vestida como María Magdalena, era un statement.

La Estocada (2020)

abrigo Pikaboo pantalón La Race Aztèque vía Rretiemble cinturón propiedad de Fabián Cháirez
BS: ¿Sigues haciendo “drag”?
FC: Muy ocasionalmente, por gusto. El travestismo se volvió la forma en la que exploraba la performatividad del género a través de mi apariencia. Hasta que una vez en terapia me dijeron: ¿por qué tienes dos mundos separados, por qué no los unes? Fue cuando empecé a experimentar más con mi ropa, con mi imagen como Fabián, pero más barroca, más propositiva, uní a Magdalena con Fabián. Así ella se volvió más momentánea, pero a veces aún la saco a pasear.
BS: ¿Para ti qué son las nuevas masculinidades?
FC: Son espacios horizontales, reconocernos como individuos que sienten, vulnerables, frágiles. Ser capaz de experimentar y decidir fuera de esta jaula en la que se nos ha educado, donde existen códigos de comportamiento, actitudes, valores como la fuerza y ejercer el poder de forma violenta. Creo que una nueva masculinidad abre la puerta de esa jaula y nos deja explorar el mundo de forma más libre.
BS: Tengo la percepción de que has hecho escuela, que tu obra ha impactado a la de artistas más jóvenes. Te muestro algunos ejemplos… ¿Has notado tu impacto en el arte de alguna manera?
FC: Me he topado con algunas de las imágenes que me mostraste. Creo que el escándalo de Bellas Artes fue un parteaguas para la plástica contemporánea. Antes de eso pasé rechazo y comentarios desagradables, se me cuestionaba por qué pintaba eso. Las galerías estaban abiertas a mostrar cuerpos blancos hegemónicos erotizados, pero no cuerpos prietos.
BS: ¿Encuentras cercanía entre tu trabajo y el de otrxs pintores como Ana Segovia?
FC: Veo más cercanía con el trabajo de otros artistas como el fotógrafo Dorian Ulises; tenemos búsquedas similares. Trabajamos con expresiones relacionadas con lo racial y lo popular. En nuestra obra el espectador se reafirma y ambas vienen de lugares similares. Pero sí he visto a otras generaciones de artistas más jóvenes que abordan cuestiones como las de mi obra, sí creo que se abrió una puerta a través de mi obra y lo que ha sucedido alrededor de ella. Las galerías y espacios culturales también se han abierto un poco más, vieron un nicho. Antes de Bellas Artes me era muy difícil comercializar mi obra, y ahora es más sencillo.
BS: ¿Ahorita tienes galería?
FC: Estoy con una en Barcelona y otra en Ciudad de México, pero realmente me muevo más de forma independiente.
camisa Estudio 1999 pantalones Palomo Spain anillo Maison Margiela

El Éxtasis (2018)
BS: ¿Qué perfil dirías que tienen tus coleccionistas?
FC: En 60% son personas de la comunidad, en 40% heterosexuales. Creo que por todo lo que ha sucedido, quizá ven mi obra como señal de inversión. Hay mujeres de todas las orientaciones. Lo que sí noto es que hay más gente joven de 30 a 40 años. Mi mayor mercado son los hombres homosexuales entre esas edades, y de ahí, varía mucho.
BS: ¿Cómo ha impactado el éxito comercial tu carrera? ¿Sientes presión, expectativas del público sobre ti?
FC: Lo que sucedió con La Revolución fue un parteaguas, un momento de vértigo enorme en el que pensé “¿cómo voy a superar esto?” Gracias al trabajo personal, autocrítica y terapia, entendí que la constante de mi carrera ha sido la experimentación. Tengo otras imágenes que viajo a otros países y me doy cuenta de que la gente las ubica muy bien, como La venida del Señor. Me di cuenta de que debía darle el lugar que merece a La Revolución, pero no tratar de superarla y continuar con la misma búsqueda en la que he estado toda mi carrera: reinterpretar los símbolos, traerlos a la contemporaneidad.
Después de “La Revolución”, supe que había creado un nicho, y eso, como artista, es una bendición, porque todas mis series de luchadores, “pin ups” y rancheros, ahora las comercializo muy bien. Me mantengo haciendo ese tipo de obra, pero hay una búsqueda personal que no siempre muestro públicamente. Sé que lo que hago no siempre va a agradar a la gente, porque a veces toco temas más personales, como en La inocencia de las bestias. Esa serie quizá no fue un éxito comercial, pero sentí un gran gusto al lograr esas piezas. La búsqueda perenne es algo que me da vida como artista y que jamás pienso dejar de lado.
BS: En este momento, ¿en qué búsqueda estás?
FC: Sigo trabajando las piezas de los pin ups, haciendo nuevas, ya que no las había retomado. La paternidad, seguir pensando el futbol para construir alegorías que me ayuden a entender la masculinidad. Masculinidad, clase y narco también me interesan. México vive una guerra, un tema complejo en el que quiero ahondar. El rodeo y la charrería son exploraciones que me atraen, analizar sus códigos e indumentaria, que son muy barrocos, hasta eróticos.
BS: Para cerrar, ¿por qué nunca aplicaste al FONCA?
FC: Fue una forma de revelarme a todo eso que se me había impuesto en lo académico. Pensé: si muchxs artistas creen que la única posibilidad de vivir bien de las artes es a través de las becas, pues voy a hacer lo contrario. Voy a aprender de mercadotecnia, publicidad, gestión, todo lo que se necesita para sostener una carrera económicamente. Aprendí sobre el Sat, formas de pago, estrategias de venta, todo lo que implica vender arte. No me gusta depender del Estado, la autonomía económica me ha dado esa libertad de poder expresarme y dirigir el rumbo de mis ideas por donde me plazca.
abrigo Pikaboo pantalones La Race Aztèque vía Rretiemble
cinturón y zapatos propiedad de Fabián Cháirez
Baby Solís es crítica y divulgadora. Desde 2017 dirige Obras de Arte Comentadas, una plataforma con presencia en toda América Latina que conecta a coleccionistas, artistas, profesionales del medio y públicos no especializados con la actualidad del mundo del arte.
Ediciones anteriores

El aroma ausente
Conocí a Andrea a mis 25 años durante un viaje de trabajo en Nueva York. Un proyecto […]

Carta editorial: “Homme”
SOMOS TODOS. Nuestra postura es de diálogo, interacción y equidad. Siempre hemos dado —y lo seguiremos haciendo— […]

El arte de unir contrastes: Taller 222 + Sangre de mi sangre
El ingenio mexicano siempre encuentra maneras de innovar, de crear nuevos caminos y objetos que superan el […]

Zona Maco 2025: Entre texturas, trampantojos y la estética del refugio
Recorrer Zona MACO siempre es una experiencia de inmersión entre diversas intersecciones, mi favorita, aquella que reside […]

Premios Gorrita Azul 2025: Del meme a la gala
Proyectos Públicos y Soho House Mexico se preparan para recibir la segunda edición de los Premios Gorrita […]

Salón ACME celebra su 12ª edición
Proyectos Públicos en General Prim 30 —un edificio cargado de historia en la colonia Juárez— se convirtió […]

Siempre Sí Vol. 4: Lo guapachoso también es político
El bodegón industrial en Lucerna 32 de la colonia Juárez, será el escenario donde Siempre Sí celebra […]

Feria Material Vol. 11: Entre comunidad, arte y un guiño a Lynch
El Hotel Habita fue el escenario para la rueda de prensa de la Feria Material Vol. 11. […]