Fernando Cattori es de esos personajes que orbitan en la memoria colectiva de la industria: alguien con quien todos han coincidido de una u otra forma. Tal vez compartieron un set, lo vieron encarnar un papel en pantalla, escucharon su nombre en alguna conversación o lo cruzaron de madrugada en un lugar donde la música no se detiene. Su carisma es imposible de ignorar, y su trabajo, igual que su presencia, siempre deja huella.

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Su carrera de actuación surgió cuando ya estaba bien posicionado como director, desde una necesidad complementaria de descubrir nuevas vías de creación. La dirección llegó a su vida desde muy chico, cuando con una cámara que le dio su papá comenzó a documentar y explorar el mundo que lo rodeaba. La exploración y la inquietud son el eje de esta entrevista.

 

Fernando nunca está inmóvil: llegó a la toma de estas fotografías puntual a las 10 de la mañana, después de haber estado en una grabación nocturna que terminó a las 6:00 hrs. Algo que me gusta de él es que se compromete, entiende y disfruta la fantasía de hacer fotografías.

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Desde el inicio de su carrera actoral, 192 fue de los primeros medios en retratarlo en una historia de moda. Hoy nos reencontramos con él vistiendo Levi’s Blue Tab, la nueva línea premium de la marca que rinde homenaje a la tradición del workwear con un refinamiento contemporáneo. Una colección que incorpora guiños a la artesanía japonesa —con telas de Kaihara Denim— y que eleva los clásicos de siempre con cortes sofisticados, siluetas modernas y tejidos selvedge de tonos profundos.

 

Tras un recorrido por proyectos como Príncipes salvajes (México, 2024), Contigo en el futuro (México, 2025) y Ceremonia (México, 2025), así como Las locuras (México, 2025) de Rodrigo García —preseleccionada al Oscar en 2025–, hoy Fernando da su salto internacional al interpretar a Benito en la última temporada de The Summer I Turned Pretty (Prime Video). Comenzamos por ahí.

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Zunshu (Z): En este momento eres el mexicano más comentado en los medios tras tu aparición en The Summer I Turned Pretty. Un hito importante al hablar de representación latina en una de las series más vistas de la era del streaming. Detrás de este momento, observo a un creador que lleva años construyendo un lenguaje propio, que no empieza ni termina en el set, sino que está presente en cómo caminas, cómo miras el mundo y cómo te desenvuelves a través de la imagen, la palabra y el gesto. ¿Cómo defines tu profesión? ¿Cómo te percibes a ti mismo a través de tu labor artística?

 

Fernando Cattori (FC): Quiero enmarcar esta pregunta, si me das chance, porque qué linda, qué bien redactada está. Creo que le diste al tino. A pesar de que soy muy ansioso y trato de planear todo, también soy alguien que, si ve una oportunidad, la toma, y que está en constante observación de lo que pasa. Por más que no me perciba como alguien que fluye o que deja que la vida haga su magia, creo que sí lo he hecho. Y este proyecto fue justamente eso: dejar que las cosas ocurrieran. La recepción ha sido muy sorpresiva.

 

Definitivamente el tema de la representación me conmueve. Está muy chido que Jenny —Jenny Han, autora de la saga literaria en la que se basa The Summer I Turned Pretty— y la producción se prestaran a tener un personaje latino que hablara español e inglés y que fuera hispanohablante nativo; eso también lo ha reconocido el público. Creo que es sumar un granito de arena a este movimiento para que haya más gente latina trabajando en Estados Unidos.

 

Al final estoy muy agradecido y, sigo un poco sacado de onda. No diría que fue un salto a la fama, pero sí un punto de inflexión. Y espero que solo sea el inicio de muchos más.

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Z: Pienso en la gente creativa como seres que tienen siempre un hervor en la sangre, algo que discretamente pide a gritos materializarse. ¿Cuál recuerdas que fue esa primera corazonada que te pedía salir? ¿Y cuándo descubriste que eso podía ser más que un pasatiempo, una forma de vida?

 

FC: Qué buena pregunta también, motivos siempre hubo muchos. Inicialmente lo que me llamó la atención fue la idea de proyectar algo, es decir, comenzar y terminar algo a través de una cámara. Siempre tuve mucha madera de director porque era el que establecía las dinámicas de los juegos con mis amigos, las aristas de la fantasía en la que estábamos. En plan: “vamos a jugar a esto, tú eres tal y yo soy tal”. Yo dictaba quién era quién, incluso de forma medio déspota, jaja.

 

Y luego resulta que eso era hacer cine, en su forma más rudimentaria. Fue gracias a que mi papá lo vio y me lo hizo notar. Ese primer momento fue una mezcla entre convicción orgánica y descubrimiento.

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Z: Claro. Todo fue a base de exploración.

 

FC: Exacto. Creo que la curiosidad es algo muy necesario, pero una curiosidad que se concreta, ¿sabes? Es decir, me interesa esto… chicle y pega. Para mí esa frase, el “chicle y pega”, es un motor para la vida porque hay veces que así funcionan las cosas. Me encanta que hayas usado la palabra exploración, porque para mí es eso: una exploración que nace de la inquietud y de la curiosidad, y que por lo mismo viene con doble ímpetu.

 

Z: Esa exploración te ha llevado del cine independiente a la dirección comercial y ahora a megaproducciones internacionales. Con esa experiencia tan diversa, ¿qué notas cuando entras a un set? ¿Qué cambia y qué permanece en ti como creador?

 

FC: ¿Como creador te refieres al actor o al director?

 

Z: Al artista.

 

FC: Creo que cada trabajo es distinto y estoy tan acostumbrado a eso que no tengo una respuesta concreta. Nunca he trabajado en algo permanente, entonces cada chamba cambia: cambia la presión, los instrumentos que tienes, los compañeros. Para mí lo más enriquecedor de este trabajo es el capital humano, la gente que sostiene las narrativas. Eso es lo que más te deja al final del día.

 

Inconsciente y conscientemente busco robarles pincelazos a los compañeros con los que trabajo, observando y preguntando. Y he aprendido, tanto como director como actor, que la colaboración y enfocarse en el otro siempre enriquece lo que estás haciendo.

 

Diría que lo que cambia es justamente eso: el ADN de cada proyecto. Cada persona que trabaja trae distintos elementos, y el “bebé” que nace siempre es distinto. Por eso nunca va a haber un proyecto igual, y eso es lo que más me mantiene inquieto, me mantiene vivo.

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Z: Siendo alguien con una carrera muy sólida como director, habituado a tomar decisiones detrás de la cámara, ¿qué te hizo decir que sí a ponerte dentro de la escena? ¿Fue intimidante entrar a un espacio donde no tenías todo el control creativo?

 

FC: 100%. Hay algo medio sadomasoquista en mí, porque sufro mucho cuando actúo, no te voy a mentir. Como soy una persona hipercrítica, lo que más me cuesta de la actuación es trabajar con lo invisible, con lo intangible.

 

Cuando diriges, muchas veces decides sobre lo que estás viendo: la luz, la escenografía, las interpretaciones, los actores, el set, el ritmo. Son cosas tangibles que observas en un monitor, que ya analizaste en preproducción. Es un trabajo muy concreto, aunque siempre nace desde la sensibilidad.

 

Con la actuación no. La actuación es plena y hay que tener ciega confianza en lo que estás haciendo, en tu compañero y en el director. Es despojarte de lo tangible. Eso es lo que más me cuesta y lo que más me aterra, pero también lo que más me fascina.

 

Además, cuando filmo tiendo a ser muy crítico y en mi cabeza me hago chanchullos muy locos, pero me ha gustado ver que el resultado final suele ser bueno, o al menos eso me han dicho. Ayer por ejemplo, mientras filmamos Nadie nos va a extrañar, Samuel Kishi en dos tomas ya lo tenía, y yo en mi mente pensaba: “No, seguro lo dijo porque ya teníamos que ir a cenar”, y cero, él sabe lo que está haciendo.

 

Me cuesta mucho trabajo quitarme el papel de director y de hipercrítico, que también forma parte de mí. Como director necesitas serlo, pero como actor es un reto. Y es justamente ese reto lo que me mantiene ahí. Mientras la industria y la gente me quiera, me tocará seguir ahondando en él, en esa inquietud.

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Z: Cuando diriges, actúas o escribes, ¿qué parte de ti está siempre presente sin importar el formato ni el proyecto? Eso que podríamos llamar tu gesto o tu marca personal.

 

FC: Están muy buenas tus preguntas, me estoy poniendo medio filosófico. Te diría que mi experiencia de vida: lo que he vivido, lo que me ha atravesado, mi infancia. Cuando escribo pienso mucho en mi infancia, en mis papás, en la gente que conozco. Muchas ideas para guiones vienen de algo que escuché de mis amigos o de experiencias que viví con ellos.

 

Te cuento una anécdota, cuando empecé a dirigir sentía que no era lo suficientemente profundo, como si me faltara cierto grado de obsesión para hacerlo. Siempre fui muy social, y pensaba que eso era un problema. Hasta que un terapeuta me dijo: “Los problemas no se resuelven, se disuelven. Eso que consideras una problemática probablemente es tu mayor virtud”.

 

Ahí entendí que mi inspiración, aunque me gusta leer, no venía tanto de los libros, ni del cine que veo, sino de las cosas que escucho y de las historias que me rodean. Al final, lo que siempre está presente en todo lo que hago es la gente que conozco y las historias que tengo cerca.

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Z: A veces el trabajo creativo puede volverse tan absorbente que uno se desconecta del afuera. ¿Qué cosas o personas te vuelven a ti mismo cuando el camino se nubla por las exigencias o la velocidad del medio?

 

FC: Mis amistades, mi familia, la gente con la que trabajo. Y me gusta decirlo: afortunadamente esto me llega en un buen momento de mi vida, porque ya tuve mi dosis de madrazos, de triunfos, de frustraciones y de decepciones, que son necesarios porque te hacen ver: “Aquí quizá no era”.

 

También hay algo muy alivianador en darte cuenta de que algo no te gusta tanto como pensabas. Si tengo que dar una respuesta concisa, sería esa: la gente con la que me rodeo. Gente que siempre me dice la verdad, y eso es lo que más busco en las amistades. Y también el tiempo en el que está ocurriendo todo esto, este momento en particular de mi vida.

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Z: Entonces, como que estás activamente buscando mantenerte auténtico, ¿no?

 

FC: Más que nada, con cable a tierra. Como te dije en la respuesta anterior, mi escuela ha sido mi vida. En el momento en el que comienzas a alejarte de eso, pierdes tu mayor fuente de inspiración. Eso es lo que espero que nunca me pase, espero siempre tener gente cercana que me recuerde, que me cierre puertas y me ponga límites, porque es parte intrínseca de la vida. Si no, qué horror.

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Z: Claro. Con esta honestidad que le inyectas a los proyectos, ¿hay una parte tuya que permanece oculta incluso en un medio tan visible?

 

FC: Sí, creo que sí. Nunca puedes exponerte al 100%. Y si lo llegas a hacer, lo bueno es que cambiamos muy rápido, y yo soy alguien que busca el cambio constante. Siempre habrá algo que no se devela. Además, es necesario tener un mundo interior inmaculado, algo que no compartas con todos.

 

En general, soy una persona muy compartida. Mi mamá y mi abuela eran mujeres que nunca tuvieron pelos en la lengua, y creo que heredé eso. Tiendo a sobrecompartir, se me da y me ha funcionado, soy muy malo mintiendo y muy malo ocultando cosas. Así que, si hay algo que oculto, probablemente hasta me lo estoy ocultando a mí mismo.

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Z: Me gustaría preguntarte algo, punto y aparte de tus profesiones como director y actor. Sipudieras crear algo sin ninguna expectativa, sin público, sin agenda, sólo por el puro deseo de hacerlo, ¿qué harías?

 

FC: Un retrato de la vida de mi mamá: desde su infancia hasta donde me dé chance la vida.

 

Siempre he visto a mi mamá con la mirada de un escritor hacia un personaje de novela. Leí un libro que se llama Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan, donde la autora reconstruye la vida de su madre a través de archivos y vestigios, comenzando desde la abuela. Al retratar a una madre retratas también un linaje, y después de leer ese libro pensé: “Esto lo tengo que hacer”.

 

Y lo haría sin expectativa. Obvio me gustaría que la gente sintiera lo que yo siento por ella y por su historia, pero si no sucede, también estaría bien. Porque lo que quiero, al final, es inmortalizar la vida de la persona que me trajo al mundo.

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Z: ¿Qué medios te quedan por explorar?

 

FC: Creo que ahorita he pensado más en especializarme, en dejar de abarcar tanto. Me gustaría empezar a hacerme más chiquito, más sencillo.

 

Claro que hay inquietudes: me encantaría aprender a producir música, no cantar, sino producir. Estoy obsesionado con los productores musicales como Jim-E Stack, Jack Antonoff, lo que hace Danny L Harle o Caroline Polachek. Me intriga mucho el cerebro de los productores.

 

Pero, en general creo que quiero tender hacia algo más sencillo.

 

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