Lúcida y dueña de su historia
fotografía Sandra Blow
estilismo Sophia Garduño y Zunshu
maquillaje Thania Díaz
pelo Interdimensionalife
asistente de fotografía Andrea Ahedo
locación Ex Hacienda de Temixco
Estoy seguro de que la belleza tiene una relación directa con este sentimiento que en inglés se conoce como starstruck: ¿Deslumbramiento? ¿Impresión? ¿Qué conecta a las dos cosas? Ahora, a punto de conocer a uno de los ídolos del cine de ficheras, género al que le tengo un cariño especial, intento conectar ambos conceptos.
Lyn May llega puntual a su llamado, saluda a todos con familiaridad, aunque con recelo; comenta que nos vemos muy jóvenes y se sienta frente al espejo para maquillaje y pelo.!
La conocí —como gran parte de los millennials treintones— en el video de “Mr P. Mosh”, de Plastilina Mosh (1998); éste sería uno de los referentes visuales más importantes del camp mexicano. Con un vestido plateado y movimientos sensuales, miraba a la cámara, amplificando la sensación de extrañeza en mí, considerando que yo tenía ocho años.! Veintisiete años después, me acerco a hacerle una primera pregunta.

abrigo Bimba y Lola
Rodrigo de N. Colmenero (RNC): A propósito del tema de esta edición de 192, ¿en qué punto de tu trayectoria fuiste por primera vez consciente de tu belleza?
Lyn May (LM): Empecé como bailarina en el ballet de Raúl Velasco y al poco tiempo me pasé a trabajar al Teatro Iris y luego al Teatro Blanquita. Hasta que llegué a este último, me lo creí, fue la gente la que me lo transmitió. Cada que me presentaba, el teatro se llenaba de aplausos, me pedían, gritaban mi nombre; yo dije: “¡Ay, creo que sí soy guapa! Si ellos lo dicen”. Después, a través de la danza, mejoró mi autoestima, fue una manera de comprobar que tenía más herramientas para estar sobre el escenario.
RNC: En la década de los 70, hay un “boom” del “show” de variedad y de las “vedettes”. ¿Sentiste que estabas en un medio muy competitivo?
LM: Sí, había muchísima competencia. Éramos alrededor de 40 mujeres en el teatro, y cuando el director de cine Alberto Isaac estaba eligiendo al elenco de su película Tívoli, vino a vernos durante varias semanas. Quería conocer mi trabajo y el de mis compañeras: Angélica Chaín, Gloriella, Yesenia, mujeres guapísimas. Me escogió a mí para su película y me sentí la más guapa. No sabía nada de cine ni de actuación, tenía 17 años e iba casi empezando. Recuerdo que, al entrar a mi primera escena, sin haber visto antes una cámara, al sentir la luz en la cara, empecé a temblar. Alberto Isaac me dijo: “no hagas que me arrepienta de haberte escogido”. Lloré por ese primer regaño, pero lo hice de nuevo y salió muy bien.

total look María Ponce
[Tívoli (1974) narra la historia de un teatro de revista de los años 40; este formato de entretenimiento, así como las carpas, fue importante en México. Grandes cómicos que más tarde pertenecieron a la época del Cine de Oro, como Cantinflas, Resortes o Carmen Salinas, hicieron tablas en ellos. El éxito de la película sentó un precedente para que al año siguiente saliera Bellas de noche, de Miguel M. Delgado, la cinta que inicia el género del cine de ficheras. Esta fórmula narrativa se repite por más de una década; una historia romántica sencilla que ocurre en un cabaret en el que se alternan números de variedad protagonizados por las vedettes más famosas de la época. Este fue uno de los momentos más taquilleros para el cine nacional. En estos años, Lyn se convirtió en una de las vedettes más famosas de México, protagonizó más de 20 películas y tuvo exitosos espectáculos en teatros y cabarets de la ciudad.]
RNC: ¿Qué recuerdas de tus experiencias en el cine de la década de los 70 y 80?
LM: Fue un cine muy noble. Cada que estrenaban una película llegaban más de tres mil personas a los cines. Después de Tívoli todo sucedió como una cadenita, y los demás productores me llamaron para invitarme a participar, lo disfruté muchísimo. Para mí fue una manera de mantenerme en los teatros y en los escenarios; estuve siete años como estelar en el Capri (del extinto Hotel Regis), y eso me enseñó la constancia y disciplina para mantenerme. Veo en retrospectiva mi carrera y no me la creo: son tantos años y tantas historias.
RNC: ¿Consideras que esas décadas tenían expectativas de belleza muy altas para las mujeres que estaban en la industria del entretenimiento?
LM: Sí, claro. Y, siendo franca, en ese entonces no hacía más ejercicio que el de la danza y el escenario. A los 17 años, no hay mujer fea: todo en su lugar, todo bonito, no me maquillaba mucho para trabajar. Un delineado y un poquito de color en los labios y ya; no usaba nada más. Ahora necesito todo lo que me puedan hacer. También es verdad que estaba muy acostumbrada a estar al natural, crecí en Acapulco, en la playa. Usaba muy poca ropa y nada de maquillaje.

abrigo María Ponce

total look María Ponce
RNC: Después de todos los éxitos, del cine y del teatro, ¿crees que la industria las engolosinó? ¿Crees que hayan perdido el piso?
LM: Fue un momento tan competido entre las vedettes por estelarizar y ser el nombre principal en los teatros, que varias tomaban actitudes de diva. Gloriella, la vedette que encabezaba el show en el Teatro Lido, cuando yo me integré, no quería que formara parte de su espectáculo, hacía que decidieran entre ella y yo. Al inicio, le daban su lugar, pero con el tiempo, en uno de esos desplantes, me eligieron a mí (de estrella), y a ella la corrieron. Eso sólo comprobó que necesitaba esfuerzo y dedicación para mantenerme en ese lugar que me había ganado. Tuve todos los lujos, empresarios que se peleaban por mí, regalos, y pude haberme dejado llevar. Pero me ayudó tener a mis dos hijas, eso me ubicaba, sabía que lo estaba haciendo por ellas y que tenía que darles todo. Estar cerca de mi familia, de mi mamá, me hizo estar en un entorno más seguro.
RNC: Tus años de trayectoria lo demuestran…
LM: Sigo haciendo ejercicio, sigo bailando, voy a clases de ballet clásico, sigo atrás de la belleza. Aunque no la tengo, me la busco. Sé que todo esto se acaba y que tengo un compromiso al estar frente a un escenario, no quiero hacer el ridículo. Voy a triunfar en él, a como dé lugar.
RNC: ¿Qué sientes cuando estás sobre el escenario?
LM: Me siento feliz, siempre ha sido lo mío. Me gusta el aplauso del público y el reconocimiento, saber que mi esfuerzo ha valido la pena. Duermo poco, en las noches pienso lo que tengo que hacer al día siguiente, entre la rutina, el ejercicio y compromisos como éste (la entrevista y las fotografías), en los que busco siempre dar lo mejor. Soy responsable y eso me ha ayudado a seguir.
[Lyn llegó al llamado con una maleta de vestuario y zapatos, así como opciones de pelucas para que pudieran combinar con lo que el equipo de estilismo, maquillaje y pelo, habían propuesto.]
RNC: Viviéndolo desde adentro, ¿cuáles dirías que fueron los factores para que se terminara el cine de ficheras?
LM: Definitivamente, los gobiernos. Cada sexenio fue saqueando al país hasta dejar a la industria sin presupuesto para poder financiar los proyectos. Ya no había quién se arriesgara a hacer una película en ese momento, cuando la crisis estaba pegando fuerte en otros sectores. La época que me tocó vivir fue el mejor momento del teatro, las producciones eran enormes, teníamos dos orquestas en vivo —a mí me acompañaba la Sonora Santanera en el Teatro Blanquita, por ejemplo—, y ahora tengo a lo mucho un bongosero. Había dinero, no se escatimaba en nada, ganábamos muy bien. Ahorita ya no hay tanto trabajo, hay compañeras que desafortunadamente no tienen ni para comer, y el espectáculo ha perdido ese glamour; la feminidad que se representa en el escenario en la actualidad, es distinta, ya no existe la producción que tuvimos en aquellos años. Con dinero nadie es feo, ¿no?
“Sigo atrás de la belleza. Aunque no la tengo, me la busco. Sé que todo esto se acaba y que tengo un compromiso al estar frente a un escenario, no quiero hacer el ridículo.”


vestido María Ponce body y zapatos propiedad de Lyn May
RNC: ¿En algún momento de tu carrera te sentiste violentada o expuesta?
LM: Sí claro, me sentí violentada en distintas ocasiones. A lo largo de tantos años de carrera me ha sucedido de todo. También creo que el público y la gente eran más respetuosos antes, ahora siento que las audiencias son más atrevidas y pueden ser más agresivas.
[Es importante destacar que, durante la década de los 70, las “vedettes” fueron el canon de belleza en los medios de comunicación mexicanos; generaron el interés de políticos y empresarios, quienes buscaban comprobar su autoridad a través de las mujeres que les acompañaban, evidenciando la doble moral de la época. Por ejemplo, Sasha Montenegro se relacionó con el presidente Jesús López Portillo —el mismo que junto a su hermana Margarita, en ese entonces a cargo de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC), resaltaba valores tradicionales y promovía la censura de este género cinematográfico—. Después de que este romance fuera evidenciado durante décadas por los tabloides, López Portillo se divorció de Carmen Romano y se casó con Sasha (1995). Otros factores que terminaron con el género fueron el sismo de 1985 y la transformación y daño que sufrieron hoteles y cabarets de la CDMX, así como la popularización del “videohome”, un formato todavía más económico y que, de la mano de Televisa, llegaba al cine como estrategia publicitaria para sus actores y cantantes: Chespirito, Lupita D’Alessio, Luis Miguel, Lucero, Pedro Fernández, etc.]
RNC: ¿Sientes nostalgia por cómo eran esas noches en la CDMX a cómo se vive la ciudad ahora?
LM: Claro. Terminando mi show en el Capri, caminaba al Teatro Blanquita, acompañada de mi hermano. Y no había inseguridad, se sentía mucha paz al ir de un lugar a otro. La ciudad se vivía entre fiesta y shows que ahora ya casi no se ven. La obra en la que estoy ahorita (Perfume de gardenias) la producen varios socios y puedo asegurar su calidad, así como el de compañeras que, como yo, buscamos siempre invertir en vestuario y en dar lo mejor de nosotras: Laura León, Araceli Arámbula, creo que son de las pocas que siguen teniendo ese compromiso con el público.

abrigo y leggings Bimba y Lola body y zapatos propiedad de Lyn May
RNC: ¿Te interesa la moda?
LM: La moda como un sistema al que me tengo que apegar, no. Nunca he ido con la moda, conozco mi cuerpo y mi estilo y sé lo que me gusta y me funciona, y así me visto. Lo que sí me interesa es entender qué está de moda a nivel de propuesta en el show y en la música, y no tengo miedo de hacerlo, de sacar una canción de reguetón o un corrido tumbado; yo empecé con mariachi. ¿Qué cambio, no?
RNC: ¿Y cómo sucede esto? ¿Te gusta investigar o te lo proponen?
LM: Siempre estoy parando oreja, me gusta escuchar y conversar con gente más joven. Me gusta entender qué música les gusta y lo que está de moda; me enseñan las redes sociales, los nuevos formatos, y ahí voy, aprendiendo.
RNC: Hubo un momento en los 90 en que te alejaste de los medios. ¿Por qué?
LM: Me casé con un productor de cine y me retiré, estuve fuera como 10 años. Cuando murió mi marido me volvieron a llamar, y sin quererlo, fui regresando. Así ha sido siempre, tengo momentos en los que vuelvo a subir y luego bajo. El éxito del video de Plastilina Mosh me hizo entender que aún podía estar presente y me queda claro que hay una industria completamente dedicada al chisme y a los tabloides, y yo me dejo llevar. A veces me ponen como zapato, pero no les hago caso. Así funcionan las cosas y hay que acostumbrarse, de eso vivo y no queda de otra más que seguir. Sé que lo que está de moda ahora es el chisme, el pleito, la controversia.
RNC: ¿Dirías que la disciplina y el aprendizaje de las décadas anteriores te curtieron?
LM: Sí, me hicieron piel de cocodrilo. En las revistas y programas de chismes me ponen de todo, y no dejo que me afecte. En las redes sociales también hay, a veces, comentarios muy desagradables, pero borro y bloqueo y sigo adelante. Imagínate, si me pusiera a llorar, termino por no hacer nada y me retiraría.
“No me cuestiono qué pensará la gente de mí, ni pienso tanto en el futuro. Si me muero, ya hice lo que quería hacer y será mi momento de descansar, algo que no he hecho en casi 70 años.”

vestido María Ponce body y zapatos propiedad de Lyn May
RNC: ¿Eres consciente de que en redes sociales te vuelves viral? De que a través de tus respuestas en entrevistas la gente empatiza o se ríe.
LM: Claro, es lo que quiero. Porque sé que soy famosa por lo que hice en el cine, pero no creo serlo ahorita, no para las redes sociales ni para los jóvenes. Y si de esta manera conecto, a través del humor, me parece una herramienta muy útil. Soy consciente de que en mí viven dos personajes: una es la mujer, la hermana, la madre, la hija, que vive y añora una vida normal. La otra es la que está en el escenario.
RNC: Y hoy, después de tanta trayectoria y vivencias, ¿cómo definirías la belleza?
LM: Sé que ahora es algo que se lleva por dentro, soy realista. Ya no soy joven, entiendo que me tengo que alinear a otros proyectos y a otro vestuario. Antes salía desnuda en las películas; ahorita, todavía bailo, canto y actúo, pero entiendo cómo modificar mi vestuario para presentarme en un espectáculo. No busco mantenerme “joven”; busco sentirme plena, valoro mucho la experiencia tras todos estos años y, si el público me acepta, aquí voy a seguir, haciendo las cosas bien.
RNC: ¿Estás contenta con lo que has logrado a través de tu carrera?
LM: Estoy muy contenta. Valoro que a través de ella pude cuidar de mi familia, a mis hijas y a mi madre. Soy muy feliz de que aún la tengo conmigo, y el que más me mueve es el público. Me llena el aplauso y escuchar cosas bonitas, eso me transmite una energía que me hace sentir gigante.
RNC: ¿Consideras importante dejar un legado?
LM: La verdad, no. No me cuestiono qué pensará la gente de mí, ni pienso tanto en el futuro. Si me muero, ya hice lo que quería hacer y será mi momento de descansar, algo que no he hecho en casi 70 años [ríe]. Cuando empecé no tenía nada, dormía con mis hijas en un petate y les pude dar todo lo que quisieron, no se quedaron con ganas de nada, y logré todo lo que yo quería. Trabajé mucho y en otros lugares antes de la actuación… salones de belleza, en fin. Éste fue mi camino para tener dinero para ellas.
Ahora sigo en el teatro en Perfume de gardenias, tengo varias canciones de reguetón como “La loba”, “Envidiosa”, y una que le dediqué a la comunidad LGBT, a quienes quiero mucho. Desde que empecé he tenido el apoyo de muchas personas de la comunidad, hasta con mis hijas me han ayudado. Juan Gabriel traía a mis hijas de la mano. Y es que afortunadamente he podido trabajar con estrellas muy grandes: Vicente Fernández, Carmen Salinas, Sasha Montenegro… en fin, estoy contenta con mi carrera y sé que todo lo que venga será ganancia.
“No me cuestiono qué pensará la gente de mí, ni pienso tanto en el futuro. Si me muero, ya hice lo que quería hacer y será mi momento de descansar, algo que no he hecho en casi 70 años.”

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RNC: ¿Qué le dirías a alguien que quiere dedicarse al espectáculo?
LM: Le recomendaría que no lo hiciera [ríe], que lo piense bien. Es muy difícil y requiere de mucho tiempo, energía, fuerza de voluntad y disciplina… termina cansándote. A veces no duermes, no comes, nuestros horarios son complicados, trabajamos de noche. Claro que tiene sus satisfacciones, conoces gente muy noble e historias increíbles, pero tienes que saber manejar esta vida. Tienes que saber andar en la lumbre sin quemarte.
[Su canción “Envidiosa” dice: “Lo que tú haces, yo lo hice primero, viajaba con poderosos en aviones presidenciales, toditas de su cuerpo Photoshop, yo sigo bien tranquila en el top.” Y Lyn genera esa sensación a su alrededor, no de querer demostrar su relevancia, sino que refleja la paz que le da el haber coleccionado todas esas vivencias e historias. Es la misma persona polémica y graciosa, pero disciplinada y preparada para un mundo del cine y el teatro extremadamente exigente que ya no existe. He sido afortunado de conocer a mi ídolo y de que la fantasía se mantenga intacta.]

abrigo y leggings Bimba y Lola
Rodrigo De N. Colmenero es aries, aries, libra. Un creativo con alma vieja que investiga y da clases; es editor independiente e inventor de proyectos que cree que construirán un mundo mejor. Este año abrió Asuntos del Disain, plataforma dedicada a la difusión creativa e inició Sendero Telar, una experiencia a conocer los textiles de Chiapas, estado al que se va a retirar cuando esté viejo.
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