Manolo Caro: contador de historias.

0908
Por: Rodrigo De Noriega
Fotografía: Alberto Rebelo

Manolo Caro

Su presencia es segura, es la de alguien que sabe lo que hace. Originario de Guadalajara, Manolo Caro empezó a dirigir desde muy chico, pero más que dirigir le gusta encontrar el ritmo que requiere cada historia. Ha hecho cinco largometrajes, una serie para Netflix, donde actúan Cecilia Suárez y Verónica Castro, que se estrena a finales de año y varias obras de teatro. Straight, una obra que se presentó Off Broadway en 2016, ha sido adaptada y traducida por Manolo y se presentará con una corta temporada en el Teatro Milán. La historia cuestiona la estructura de las relaciones amorosas en la cultura y la posibilidad de descubrir tu propia orientación sexual en un acto de autoconciencia. Platiqué con él a propósito de su nuevo proyecto y nuestra nueva edición.

Rodrigo De Noriega (RN): El tema de esta edición de 192 es Raíz. Quisiera seguir esta misma línea y preguntarte sobre tus orígenes. ¿Cómo empezó tu carrera de director?

Manolo Caro: Estaba estudiando arquitectura, pero siempre me gustó contar historias. Viví un tiempo en España y ahí tomé un curso de dirección de actores, en el estudio de Juan Carlos Corazza. Escribí una obra que se llamó Moscas en la casa y después se transformó en No sé si cortarme las venas o dejármelas largas. Afortunadamente fue muy exitosa en México y eso hizo que se adaptara al cine donde también le fue muy bien. Se convirtió en la segunda película más taquillera del cine
nacional.

RN: Has podido experimentar en varios campos, ¿dirías que tu raíces están en el cine o en el teatro?
MC: Es difícil elegir un sólo medio. Me gusta decir románticamente que soy un contador de historias. He tenido la suerte de poder dirigir teatro, cine, y recientemente televisión. Soy arquitecto de profesión y para mí cada una de las tres, incluso hasta la arquitectura, tienen su propia narrativa.

RN: ¿Cómo decides las historias que quieres contar?

MC: Es muy complejo. La manera en que decido qué contar ha ido cambiando a través del tiempo. No es lo mismo ahora, que tengo un equipo muy grande detrás de mí, a cuando estaba solo en mi casa, en completa libertad. Así se materializaron No sé si cortarme las venas y Amor de mis amores. No es que ahora no tenga esa misma libertad, pero ahora tengo una oficina, un socio, y las demandas son distintas. De cualquier modo siempre tengo que sentirme conmovido o afectado para poder contar algo.

RN: Es común en las industrias creativas que haya un detonador que despierta el interés de tocar ciertos temas: otra película, una obra de arte, un hecho histórico. ¿Sucede así contigo?

MC: Sí, me encanta sentirme incómodo. Creo que forzarse a través de un personaje, de una noticia o de un anécdota a incomodarse es la mejor manera para lograr contar buenas historias.

 

RN: Recurres seguido al mismo grupo de actores en tus diferentes trabajos. ¿También has formado ese equipo en producción?

MC: Sí. Me gusta crear una familia porque se genera una complicidad entre todos. Aunque también trato de incluir a nuevas personas, en el caso de Straight, invité a Alex Speitzer, por ejemplo. Siempre voy a defender esa manera de trabajar porque nada se compara al camino que has recorrido con tu equipo.

 

RN: Hablábamos sobre crear comunidad. ¿Crees que tus películas y obras generan comunidad?

MC: La idea es poder transmitir precisamente eso: empatía. Hay gente que ve alguna de las películas, o las obras, y las siente cercanas, se identifica. Pero también hay a quienes les parece muy ajeno. En el interior del equipo siempre se logra una conexión
y nuestra meta es que la gente lo note y lo aprecie.

RN: En tus trabajos das visibilidad a diferentes identidades sexuales (Mariana Treviño en Amor de mis amores, o los personajes de Luis Gerardo y Raúl Méndez). ¿Qué buscas transmitir al integrar a estos personajes diversos?

MC: Estoy comprometido con el tema porque es momento de normalizarlo. Me parece muy importante desmitificar las figuras que tenemos asociadas a los personajes de identidades de género diferentes. Comenzar a pensar que un futbolista puede ser gay, o que una mujer transexual pueda ser mejor amiga de una chava fresa que se va a casar y ser su dama de honor. También lo hago en Casa de las flores.

RN: Es curioso cómo precisamente a través de las piezas de la cultura que aprendemos y terminamos estereotipando…

MC: Sí, y creo que es nuestra labor integrarlos en las historias como un personaje más, con sus propios defectos y virtudes porque tampoco hay que idealizar o satanizar, es simplemente un aspecto más de la personalidad.

Manolo Caro

carteleradeteatro.mx


Ediciones anteriores

192

Barénia, un perfume esculpido por el tiempo

La magia de la creación se vuelve palpable cuando la perfumista y su obra comparten el mismo […]

3010
192

Sentimentalismos

en Manu: top XRebliagati ropa interior y pantalones custom made Esteta Studio botas vintage en Kevin: top XRebliagati jeans Corel joyería […]

2510
192

Crónica de un desfile que huele a desierto

El corazón de un desfile de moda está en cada integrante que ha puesto lo suyo para […]

2410
192

La sofisticación rebelde de la Blondie Bag

La historia, la tradición y la pasión por el diseño que definen a la casa italiana Gucci, […]

2410
192

Dior a través del trazo de Mats Gustafson

Con pinceladas que se transforman en la representación de textiles y materiales, el nuevo libro Dior by […]

2310
192

Sesenta años, 60 fotos y el iPhone 16 Pro Max

Encontrar maneras de vincular a una marca de tecnología con el arte o una institución cultural, como […]

2210
192

Delirio Tropical: Tras bambalinas

En un futuro no muy lejano, cuando el público, la prensa y el talento recuerden la noche […]

2210
192

“La tejeduría”, el punto como legado

Presentarse en la semana de la moda no es cosa fácil, significa meses de preparación, castings, fittings, […]

2210
192

Tessa ÍA

Jarra blanca con hoyos, 1988. Esculturas en barro de Adolfo Riestra,  © cortesía de Archivo Adolfo Riestra

2010