¿Qué define al arte público? ¿Cuál es la relación que guarda con su contexto? ¿En su proceso, un mural se convierte en una obra creada en la colectividad? Platicamos algunos cuestionamientos como estos con Paola Delfín, artista autodidacta que desafía las proporciones y los grandes formatos del arte con sus murales. Proyectos que la hacen entender que quizá sus creaciones nunca fueron realmente de ella, sino de su entorno y las personas que los inspiran, que retratan la tradición, pero como un toque contemporáneo.
Recientemente, en conjunto con Johnnie Walker, Paola trabajó en el diseño de la edición limitada Keep Walking Mexico City, una colaboración que se instaló con un nuevo mural en Casa Picnic (José Vasconcelos 117, San Miguel Chapultepec, Ciudad de México), que, al igual que la botella edición limitada de Black Label, se creó con tinta sustentable que purifica el aire.
Melisa Olivares: Tus murales parecen retratar la evolución entre presente y pasado, al mismo tiempo guardan una arraigada tradición. ¿Cuál es esta intención o cuáles dirías que son tus grandes temas a pintar?
Paola Delfín: Siempre estás aprendiendo de tu propia historia y obviamente de lo que te rodea, he entendido eso, que es importante honrar el pasado que nos trajo al ahora para hablar de lo que sigue.
Pero mis temas siempre cambian, o sea, realmente esta pregunta no te la puedo contestar de forma específica, porque los temas van cambiando, así como cambio yo de localidad y de personas que me rodean en cada proyecto. Cada proyecto es nuevo, es diferente, tiene necesidades completamente distintas. Pero trato siempre de buscar qué es lo que me está rodeando en ese momento en específico y qué necesidades tienen las personas con las que me estoy relacionando.
La temática va cambiando, pero siempre trato de tocar temas personales de Paola y de las personas que me permiten aprender de su historia y de sus vidas para pintarlas y dejarles un regalo del que se puedan apropiar y se sienta natural para ellas.
MO: ¿Qué sientes al ver el enorme canvas en blanco antes de comenzar un mural? ¿Cuál es la emoción que predomina en ti?
PD: Cada lienzo, cada pared es una posibilidad infinita. Para mí realmente el momento en el que estoy creando un boceto para estos murales es como el momento más de nervio, porque sé que la posibilidad es infinita y que cuando decida que se va a plasmar, ya no hay vuelta atrás. Me da emoción, pero a la vez es una responsabilidad.
Una pared en el espacio público no es lo mismo que en mi casa, así que, a pesar de la emoción de que puede ser lo que sea, tengo que tomar en cuenta muchos elementos y muchas personas para decidir qué es lo que se va a pintar. La emoción viene también acompañada de responsabilidad y un poco de nervio.
MO: Partiendo desde el carácter público y expuesto de los murales, ¿cuál es la relación que guardan tus piezas con el entorno y la comunidad?
PD: Trato de que sea una relación súper estrecha. Cada vez he ido aprendiendo más acerca de esto, porque al inicio, cuando comencé a pintar murales, quizá sí iba más llevada por la emoción de poder crear algo en estos lienzos gigantes y crear una imagen que se viera bien, y que quizás era más como llevar mis ilustraciones personales a estos lienzos. Después de muchos años he aprendido esto: que la relación con el entorno y con las personas tiene que ser lo principal, más allá de lo mío.
O sea, yo soy como el instrumento que lo está creando, y claro que tiene que haber también una relación honesta con lo que yo siento y pienso, pero creo que el porcentaje que tiene que ver con las personas que son las que se van a quedar en mi mural realmente, es lo más importante.
Trato de involucrarme realmente con las personas con las que voy a trabajar y en los lugares en que voy a estar para poder crear algo que de verdad signifique más para los que están ahí, más para ellos que para nadie más. Yo me voy, yo me muevo, quizás vuelvo, quizás no, pero ellos se quedan ahí, entonces he aprendido y sigo aprendiendo que esto que hago, no es para mí. Yo me llevo un recuerdo, una experiencia de un momento y aprendo de ello.
MO: ¿Qué posibilidades y oportunidades encuentras al no usar color en tus murales?
PD: Encuentro un montón de posibilidades, creo que las mismas que podría encontrar con el color, o sea, es al final como una herramienta, si buscamos, es infinita. Si seguimos buscando nuevas opciones y alternativas, no se acaba, más bien depende de nosotros. Me encanta.
MO: En tu nuevo mural en colaboración con Johnny Walker, podemos ver la representación de la feminidad y elementos muy propios de tu trabajo, como el maíz. ¿Cuál es tu principal inspiración para crear esta obra?
Las inspiraciones para esta obra son muchas. Al final puedes ver que hay un montón de elementos que traté de que cada uno tuviera su protagonismo. Quizás la imagen más evidente, pues sí, es la figura femenina, que para mí, obviamente siendo mujer, es la representación humana más honesta para lograr dar un mensaje. Es la que conozco más, me veo al espejo y me identifico. La imagen femenina es como este portal de donde nacen todos estos elementos cada uno con una historia.
MO: Cuando creaste el arte para la botella edición especial de Black Label junto a Johnny Walker, usaste la tinta sustentable, Air Ink. ¿Cuál fue el proceso y cuál es la importancia para ti de trabajar en proyectos en pro del medio ambiente?
PD: Cuando me mencionaron el factor de que la botella y el mural se iban a crear con una tinta sustentable, para mí fue súper interesante porque había usado pintura sustentable antes, pero no una tinta como tal. Yo comencé dibujando, entonces la tinta es un material muy familiar y muy importante en mi trabajo. Pero nunca había conocido una tinta sustentable que purificara el aire. Eso fue un reto que me emocionaba. Además de que me sorprendió la calidad con la que se imprimió la botella y también me daba curiosidad cómo iba a poder usar este material para el mural. Fue un reto familiarizarme con ella para lograr este resultado, obviamente fueron muchas pruebas. Además de que tuve que pensar cómo incluir todos estos elementos y que no se perdiera la misma narrativa y temática pasando de la botella al mural.
Esto fue a partir de un dibujo digital. Entonces, fue tratar de ser lo más fiel posible a este boceto. Además cuando comencé el proyecto ya habían pasado varios meses de este primer dibujo, entonces fue intentar darle el mismo mensaje siendo una Paola diferente. Esto fue un reto también para mí, pero al final estuvimos contentas con el resultado de las dos obras.
Visita el mural de Paola Delfín en: José Vasconcelos 117, colonia San Miguel Chapultepec.
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