Las armas son el epítome de la destrucción; la música es el epítome de la vida. Ambas requieren de creatividad y tecnología para su creación, pero una es opresora y la otra libertadora. “Return to Sender”, del artista mexicano Pedro Reyes, explora cómo es que mediante la transformación de piezas que fueron diseñadas para aniquilar, se pueden reproducir las notas más inspiradoras de algunos de las composiciones musicales más trascendentales de la historia.
Este nuevo cuerpo de obra —Reyes comenzó la serie en 2019— consiste en cajas de música construidas con cañones de armas de fuego que han sido recortados con diferentes longitudes para crear distintas escalas musicales. Cada una de las piezas reproduce composiciones de músicos del mismo país de origen de las armas con que están construidas, como “Disarm Music Box Vivaldi / Beretta” que incorpora cañones de rifle de la marca italiana Beretta, que desde 1526 fabrica armas, y que toca un fragmento de “Las cuatro estaciones” de Antonio Vivaldi; y “Disarm Music Box Glock / Mozart”, que ha sido fabricada con cañones de la marca austriaca de pistolas Glock que permiten reproducir parte de la “Sinfonía No. 40” en G Menor compuesta por Wolfang Amadeus Mozart.
La obra de Reyes será una de las primeras en ser exhibidas en Europa tras meses del cierre de museos ocasionado por la pandemia del coronavirus. El Museo Tinguely en Basilea, Suiza, es el recinto donde hasta noviembre se presenta “Return to sender” (Devuelto al remitente), la exposición en la que Reyes reflexiona sobre la criminalización del uso de armas de fuego a partir del color de piel de las personas y el racismo sistémico.
“Existe un sesgo racial cuando hablamos de la violencia por armas de fuego; se asume que siempre la culpa es de aquel quien jala el gatillo, sin embargo las compañías fabricantes de estas armas parecen estar libres de culpa”, explica Reyes sobre su nueva muestra. “Con este trabajo me interesa dar una denominación de origen a estas armas que suelen fabricarse en países considerados pacíficos como Finlandia, Bélgica, Austria o Italia entre otros, pero en donde por cientos de años se han fabricando armas que han sido cómplices en la colonización, la guerra y el crimen. Es momento de señalar que la violencia por armas de fuego empieza en las fábricas donde se producen”.
No es la primera vez que Pedro Reyes trabaja con este tipo de objetos. Anteriormente desarrolló “Palas por pistolas”, (2007 al presente) que implicó una campaña de donación voluntaria de armas en Culiacán, Sinaloa y que logró reunir 1527 armas que fueron fundidas para crear el mismo número de palas con las que se sembraron árboles. A dicha obra le siguió “Disarm” (2012 al presente) en la que incorporó armas de fuego para realizar instrumentos musicales que a la fecha suman cerca de 7,000 piezas que han sido usados en orquestas y instalaciones sonoras mecanizadas.
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