Rodrigo Basilicati: Cardin tras Pierre

La tarde transcurre lenta en la cafetería de la CANAIVE, mientras esperamos a nuestro entrevistado. En el salón de al lado, el motivo de su tardanza: un concurso para estudiantes de diseño de moda. El equipo de Pierre Cardin se encuentra deliberando cuidadosamente cuáles serán los finalistas —labor delicada pues sabe que su decisión le cambiará la vida a alguien, quizá de modo severo y permanente—. Detrás de nosotros una cocina, seguramente ajetreada, pero cuyo clamor no percibimos, y una tendera diligente que nos sirvió café. Del otro lado, la luz del inicio de la tarde se cuela por las persianas e ilumina la cafetería, decorada de modo sobrio con sillones de piel marrón y muebles de madera; es un espacio de aspecto profesional, parco. Frente a nosotros, Patrizio Baroni —representante de la marca en México, ameno, bronceado, con la mirada alegre, el pelo cano y los ojos claros—, habla sobre distintos tópicos sin complicación alguna con acento italiano y cierta grandilocuencia en sus gestos. Versado en las relaciones públicas disimula simpáticamente el retraso del hombre que vinimos a entrevistar: Rodrigo Basilicati, sobrino del diseñador Pierre Cardin, quien se ha hecho cargo de la empresa desde la muerte de su tío.

Pierre Cardin abrió su taller en 1950; se rodeó de los más grandes de la costura y se convirtió en uno de ellos. Pronto en su carrera se le consideró innovador por su vestido de silueta “burbuja”, pero la fama le llegó hasta la década de los 60, cuando el entusiasmo por la carrera espacial lo llevó a diseñar trajes y vestidos de formas extravagantes que todavía resuenan en la moda contemporánea. En la repartición de méritos podría decirse que Cardin es el responsable del aspecto “alienígena” que tuvo buena parte del vestuario de la época. Poco tiempo después, cambió la historia de la moda al crear la licencia más exitosa de la industria. Sucedió en 1959 cuando, tras presentar su primera colección de invierno, un magnate texano le pidió 200,000 unidades de un abrigo rojo con detalles plisados para su almacén. Según contaba Cardin, lo que resolvió fue entregar 200 abrigos y convencer al magnate de construir una fábrica para confeccionar los 199,800 restantes. Su equipo viajó a Texas para afinar detalles respecto a la fabricación del producto que, finalmente, llevaría su nombre, aun cuando no lo produjera él. Los abrigos se agotaron en poco tiempo. Replicó la estrategia 840 veces a lo largo de su trayectoria. Aparte de ropa, su catálogo incluía productos varios como ceniceros, teléfonos, portavasos y servilletas, entre otros, que se vendían en distintos países de los cinco continentes.

 

En México, donde creó importantes alianzas comerciales, la marca está asociada a camisería, corbatas, zapatos, carteras y artículos de piel. Entre las prioridades de la empresa, una que tiene especial relevancia es retomar las relaciones con los licenciatarios que se han quedado en suspense tras la muerte de Pierre. Por ello han emprendido una gira por el mundo, visitando todos los países donde había hecho negocios. Aquí organizaron un concurso para conocer talento joven e hicieron un desfile en el Museo Soumaya al día siguiente de nuestra entrevista para crear nuevas alianzas y recuperar las anteriores.

 

Finalmente, Rodrigo Basilicati entra a la cafetería, se acerca a la mesa y saluda disculpándose por la demora, atento, pero sin mucho afán. Es alto, seguro supera el metro noventa; castaño, tiene un rostro de facciones pronunciadas y mirada firme; va vestido con un traje azul sin solapas y una curiosa corbata aguamarina rematada con detalles redondos en las puntas naturalmente, es un diseño de la marca que ahora dirige. Habla al menos tres idiomas: italiano, francés e inglés, pero en esta ocasión se ha decantado por el italiano, su lengua materna, en pos de la fluidez. Patrizio hará las veces de intérprete para facilitar nuestra comunicación. Sería injusto no mencionarlo, las aportaciones que hizo a nuestro diálogo, entremezcladas con su traducción, enriquecieron de modo considerable esta entrevista que, más bien, fue una plática simultánea entre dos mentes igualmente apasionadas por un mismo proyecto: Pierre Cardin.

 

CARLOS DIJJAZÁA: Rodrigo, me gustaría repasar tu formación; sé que eres ingeniero y que tienes estudios en música; también que no conviviste toda tu vida con Pierre, sino que lo conociste a los 25 años, en 1996 ¿Cómo fueron estos primeros encuentros?

 

RODRIGO BASILICATI: Efectivamente, estudié Ingeniería en Padua; luego estudié pianoforte en Budapest, en la Academia Liszt. También diseñaba mobiliario. Conocí a mi tío en un desfile de moda que realizó en Treviso, que es la provincia donde nació; fue muy emocionante, pude ver su ropa de cerca y conocer la simplicidad de sus líneas… era una moda muy arquitectónica que ya se acoplaba a mis propias ideas de diseño. Nunca lo sentí como una imposición.

 

CD: En 2000 te volviste encargado de gestionar la parte italiana de la empresa. ¿Esto fue lo que detonó tu interés por la moda?

 

RB: Antes ya diseñaba los muebles de la maison, pero administrar la parte italiana de la empresa me empujó al diseño de moda. Ese cargo incluía la licencia de lentes que tuve que empezar a diseñar inmediatamente. Otra propiedad de mi tío era el restaurante Maxim’s de París, que produce un agua en la Toscana. En ese primer momento me encargaba de asuntos meramente comerciales, pero en los años siguientes diseñé la botella que tiene un aspecto muy particular. Eso fue parte del desarrollo de mi diseño para la marca y la maison Pierre Cardin.

 

CD: Desde 2018 eres el CEO de Pierre Cardin; después te volviste presidente de la empresa y tus responsabilidades en la misma fueron aumentando hasta la muerte de tu tío. Revisando el canal de YouTube de la marca, no me queda claro cuál ha sido la dirección de la empresa, ¿estos últimos desfiles han sido meramente retrospectivos o cuentan con nuevos diseños?

 

RB: Me incorporé en 2018, pero realmente no tenía ningún poder, todo lo decidía él. No obstante, ya empezaban las transformaciones sobre la gestión de la empresa, un automatismo para que tomara el cargo de manera gradual —natural, incluso— no fue súbito. Luego de que Pierre nos dejó, me tuve que hacer cargo. En 2017 presentó su último desfile, pero el 31 de septiembre de 2020, cuando se cumplieron los 70 años de la maison, se realizó una retrospectiva como homenaje; creo que ha sido el único diseñador que ha durado tanto tiempo al frente de su propia marca. Al año siguiente se hizo una pasarela abarcando toda su carrera junto con algunos diseños inéditos que solamente habían quedado bocetados —pues dibujó hasta el último día de su vida— junto con otros míos para darle continuidad. Nadie se dio cuenta de esto último porque, al final, la visión es la misma y se fusionó entre las gestiones de ambos.

 

CD: Tras la muerte de Pierre el 29 de diciembre de 2020, parece ser que la marca ha estado en un limbo durante los últimos dos años o, al menos, eso es lo que uno alcanza a ver desde México ¿Es esto correcto?; ¿qué ha sucedido recientemente?

 

RB: Estábamos tristes, pues fue algo muy fuerte, Pierre murió en mi cumpleaños 50. Somos una familia y ésta es una maison muy identitaria: Pierre es la marca y la marca es Pierre. Por supuesto que trabajábamos, pero no podíamos retomar las actividades de manera agresiva después de que nuestro “papá” —lo llamábamos papá— nos dejara. La mayoría de nuestros diseñadores sólo han trabajado con Pierre y después conmigo; es obvio que las cosas iban a ser diferentes después de su partida, pero no podíamos hacer cambios drásticos tan pronto. Como una manera de honrarlo nos tomamos un año de luto y de silencio. Hasta 2021 hicimos este gran desfile en el Museo del Aire y el Espacio de Le Bourget, con 180 modelos en pasarela y 100 personas trabajando detrás. Una de sus grandes obsesiones era la carrera espacial, y este desfile fue, de algún modo, la manera de coronar 70 años de trabajo.

 

CD: ¿Qué camino tomará la empresa y cuál es el papel de Cardin en la moda de lujo? He notado que otras maisons que fueron relevantes en los 60, como Courrèges o Carven, vivieron un revival en la última década de mano de un director creativo que se convertía en una especie de celebridad, claro, sin el detalle de Pierre Cardin de contar con un negocio global de licencias asequibles orientadas a un público más amplio. Me pregunto si seguirán priorizando este mercado o si se decantarán por el mercado de lujo; en caso de que se decidan por este último, ¿las licencias han minado la imagen de Pierre Cardin en la industria? ¿Habrá alguna manera de apelar a ambos mercados?

 

RB: En efecto, somos una marca muy diversa. Las licencias representan el negocio, pero tenemos un punto de venta para la alta moda y vestidos únicos en nuestra boutique en París. Afortunadamente, en la maison estamos impregnados de Pierre Cardin, pues convivimos con él 30 años. A diferencia de otras marcas, cuyo fundador falleció hace mucho tiempo, nosotros podemos darle continuidad al proyecto de Pierre creando prendas de estilo similar, pues acaba de fallecer, por lo que no necesitamos un diseñador externo que venga a hacer cosas completamente distintas o, ultimadamente, a imitarlo: no sería posible. La actualidad y la historia de Cardin son completamente distintas a las del resto. Somos una empresa familiar, no un conglomerado que obedezca a intereses económicos muy rigurosos. Además, parte de su ADN era la popularización y la democratización de la moda; que sus diseños de alta gama llegaran a toda la gente; que un vestido sencillo, sí, pero con estilo, pudiera comprarlo cualquiera en una gama alta del prêt-à-porter. Por lo tanto, al nacer así la empresa, no vemos esto como una limitación para nuestro posicionamiento. Es verdad que en otros países su nombre ha decaído un poco, por eso estamos haciendo esta gira por el mundo, para trabajar de la mano de los licenciatarios y reposicionarlo en donde sea necesario.

 

CD: Me gustaría hablar del papel de México en la empresa Pierre Cardin. La marca tiene presencia en el país desde la década de los 70 y se le relaciona con marroquinería, accesorios y ropa económica que se distribuye en Suburbia, una departamental orientada a un decil menos acaudalado. ¿Cuál sería la particularidad de nuestro mercado y qué importancia juega en sus planes a futuro?

 

RB: Pierre Cardin fue una de las primeras marcas de alta costura que llegaron a México. Decidió entrar aquí después de Estados Unidos porque le parecía un mercado interesante. Actualmente tenemos ocho licenciatarios en el país, algunos llevan con nosotros 50 años, desde que estábamos en El Palacio de Hierro; por lo tanto, mi primer objetivo es reposicionarnos en México. No nos afecta muchísimo el tema de estar en Suburbia porque sabemos que es una cadena muy grande a la que entra mucha gente; seguramente tendremos que hacer otras estrategias con productos de una calidad distinta, pero ya trabajaremos en ello. De hecho, vinimos primero a México porque aquí el equipo es muy bueno y tienen ganas de hacer las cosas juntos, queremos volver a unirnos y trabajar como lo que siempre hemos sido: una familia.

 

CD: Ya que hablamos del reposicionamiento, al momento de hacer la editorial nos llamaron la atención los lentes. Definitivamente tienen otra calidad, y están hechos de otros materiales, distintos a los que solemos ver aquí bajo el nombre de Pierre Cardin. ¿Podemos esperar que haya distribución de estos modelos en México?

 

RB: Sí, se hará en dos niveles: Evolution, que se enfoca a la innovación, y otra gama más comercial. Safilo, que es el segundo productor de lentes más grande del mundo, lleva nuestro mercado en México y hemos mantenido relaciones comerciales con ellos desde hace 30 años. Desde 2010 me he encargado de este tema personalmente, tanto del diseño de producto como su fabricación, distribución, etcétera. Hemos hecho toda una investigación respecto a los materiales: así como cuidamos que sean vistosos e innovadores, también estamos muy atentos a las cuestiones ecológicas de su fabricación: que el plástico sea reciclado, que el metal sea sustentable y que, en general, los materiales —que son varios— tengan fuentes rastreables.

aretes Gala is Love

zapatos y pulsera Bimba y Lola aretes Gala is Love

toda la ropa y gafas Pierre Cardin 

 

CD: Recientemente hicieron una miniserie siguiendo el masterclass “Bulles de Talents” en la Maison Bulles de Cardin, en Cannes, con estudiantes de la localidad. Al terminar el episodio aparece un título que indica “en el próximo episodio Rodrigo Basilicati Cardin y su equipo de diseño conocerán a la nueva generación de diseñadores de Latinoamérica”. Me llama mucho la atención que vean el futuro —o parte de él— en Latinoamérica. ¿Qué los ha llevado a hacer este concurso; qué se les ofrece a los participantes y cuáles son las características que más te han llamado la atención del talento latinoamericano?

 

RB: ¡Buscamos talento joven! Algo que pasa mucho en América Latina es que no se les dan oportunidades a los jóvenes y se pierde todo el potencial que tienen entre los 15 y los 20, que es cuando tienen más creatividad. Este concurso en México tiene la finalidad de darles la oportunidad a los jóvenes de explotar su imaginación, dirigirla y, después, incorporarlos al staff. En esta ocasión nos estamos llevando a un chico al taller de París; el próximo año serán tres o cuatro, y en 2024 otros dos. Pierre se mantuvo joven hasta los 98 años porque estaba rodeado de jóvenes, de su entusiasmo. De esta manera también podemos mantener un observatorio sobre cuál es la próxima tendencia, saber qué es lo nuevo y a la vez formar a estos diseñadores en la línea Pierre Cardin para darle continuidad a su legado —que no sea como lo que comentábamos hace rato: que un diseñador muera y entre otro a hacer cosas distintas. Yo esperaría que duren 20 años en la empresa, tal como me pasó a mí.

 

CD: Finalmente, ¿hay algo que te entusiasme de esta generación de diseñadores de moda en específico?

 

RB: Sí. Esta pandemia ha cambiado muchas cosas en los jóvenes. Por dos años no tuvieron una convivencia diaria debido al confinamiento, así que, si antes estaban masificados y todos usaban jeans rotos, o se vestían del mismo color, ahora diría que están más individualizados; al estar encerrados en sus departamentos no tuvieron otra opción más que encontrarse con su propio reflejo y desarrollar una personalidad única. De algún modo, creo que esto se parece un poco a lo que siempre ha sido Cardin, que es una moda muy personalista. Por ejemplo, la semana pasada vinieron tres parejas jóvenes a la boutique; en una de ellas, la novia tendría unos 18 años, habían visto el último desfile y querían casarse con un vestido Pierre Cardin… ¡son vestidos muy extraños! Teníamos años sin que pasara eso. Eso me emociona porque nos indica que otra vez los jóvenes están sintiendo la necesidad de tener prendas con una personalidad más expresiva.

Terminando la entrevista, Rodrigo nos comparte una última reflexión sobre los valores más importantes que le transmitió su tío: no parecerse a nadie, no seguir tendencias, no copiar. Esta ética queda manifiesta al día siguiente cuando presentan su pasarela en el Museo Soumaya de la Ciudad de México. Las prendas de colores chillones, siluetas estrafalarias y tejidos inusuales contrastan con el decorado blanco y un tanto estéril del museo. Resulta difícil discernir cuáles diseños son clásicos y cuáles son nuevos. La dirección creativa logra su cometido: una transición suave entre una administración y la otra, a la vez un gran esfuerzo por ser relativamente anónimos y crear entre todos a Pierre Cardin.

 

Es verdad que él y los 60 son uno solo. Cardin era un hombre de su siglo e hizo suya una década entera. En definitiva, un individuo que vivía en el presente y que veía al futuro con el optimismo propio del siglo XX. Quizá por ello sus creaciones siguen causando asombro en vez de nostalgia.

 

Pese a las delimitaciones geográficas e históricas que definieron su persona y con ello su trabajo, éste no refiere a ninguna época, tampoco a ningún lugar; sus aspiraciones pretendían ser universales, quizá, literalmente. Podría decirse que Pierre Cardin diseñó el clóset ideal para un futuro que no pasó; también, que no hizo moda para esta Tierra.

 

Al hacer un examen mínimamente riguroso de su trayectoria, resulta fácil ubicar su momento de mayor lucidez en un periodo y hacerlo encajar con una serie de ideas populares en su tiempo: la carrera espacial, la vida en otros planetas, las telecomunicaciones, el rock. No obstante, es difícil encasillarlo en una categoría específica de creadores. En ese sentido, cumplió su principal propósito, aquel al que le dedicó su vida entera: llegar al punto cero de sí mismo.

 

Cardin sólo se parece a Cardin.


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