Sebastián Silva es un director chileno fiel a su esencia, y lo demuestra por medio de sus proyectos, siempre de la mano de la honestidad y sin caer en el miedo de mostrar la crudeza de la vulnerabilidad humana. Con una constante temática autobiográfica demuestra con autenticidad sus capacidades de autocrítica, de observador, y de catártico, aspectos que lo han llevado a firmar una trayectoria vasta con largometrajes como La Nana, Crystal Fairy y el cactus mágico, Nasty Baby, Gatos Viejos, entre otras a las que se suma su más reciente film Rotting in the Sun.
A través de un retrato hiperbólico de México y de la obsesión con nosotros mismos es como surge esta película, en la que Catalina Saavedra —actriz chilena que se ha hecho nombre en la industria del cine y del teatro con tres premios Altazor a mejor actriz— forma parte fundamental en el desarrollo de esta historia haciendo equipo con Sebastián Silva; con quienes tuvimos la oportunidad de platicar y ahondar en las inspiraciones y proyecciones de este largometraje. Rotting in the sun es una tragicomedia inusualmente reflexiva con tintes de putrefacción, que vio la luz en Sundance 2023, y que hoy llega a la audiencia mexicana por medio de MUBI.
SOPHIA GARDUÑO: La crisis existencial es algo que forma parte de tu filmografía. ¿Esto viene de experiencias personales o es mera ficción?
SEBASTIÁN SILVA: Sí. Me interesa la psicología, la naturaleza humana y siento que son las películas que veo. También me gustan otro tipo de películas, de género y demás, pero la verdad es que el cine para mí ha sido muy terapéutico; en mis películas no trato de hacer una historia de mafiosos o de acción. Mis películas siempre tratan temas que me interesan, como la muerte —no sobre morirse, sino el mito de la muerte y el miedo hacia ella—. Las personalidades también me interesan, las inseguridades de la gente, la mía incluida, no me interesan tanto sus logros ni sus virtudes, más bien sus defectos y sus inseguridades.
En esto existe el drama, porque una historia de amor que resulta buena es fallida para la audiencia. Nadie quiere ver una historia de dos personas que se conocen, se casan y se aman para siempre.
CATALINA SAAVEDRA: Claro que hay mucha gente que quiere ver ese tipo de historias, pero también hay mucho público para lo crudo. Son públicos que no se juntan.
SG: En tu nueva película Rotting in the Sun, la historia es en gran medida autobiográfica, tocando temas como la ansiedad y la comunidad LGBTIQA+. Siendo algo personal ¿Por qué decidiste co-escribir el guion?
SS: Porque hay que tener cuidado de no revolcarse en el propio ego, creo que si uno va a reírse de uno mismo de una forma tan directa, es importante que haya otros ojos mirando el proceso, porque uno puede ridiculizarse tanto hasta terminar alimentando el ego. Al reírte tanto de ti mismo no eres vulnerable de verdad, entonces la mezcla entre vulnerabilidad y comedia es mucho mejor cuando está supervisada por gente creativa que uno respeta.
CS: Y es importante también hacer eso con gente que te conoce como guionista.
SG: En esta película casi todos actúan de sí mismos, por ejemplo, tú como Sebastián y Jordan Firstman como Jordan, Catalina es la excepción ¿Qué fue lo que te llevó a usar personalidades de la vida real interpretadas por sí mismas y su peor versión?
SS: Teníamos un guion bastante extenso con diálogos y descripciones de acciones específicas. Realmente nadie estaba inventando a su personaje, sino que eran perfiles que funcionaron perfecto para los roles de sí mismos en la película.
La verdad es que yo no hago mucha diferencia entre un actor y alguien que no es actor, siento que también hay actores que no son actores y actores que son pésimos y no pueden entregar ningún tipo de realidad. Para mí no tiene que ver si son actores profesionales o no, me baso en que puedan expresar una verdad.
CS: También es necesario que las personas en escena puedan entrar a una situación determinada y transmitirla como si fuera verdadera.
SG: Para ti, Catalina ¿Cómo fue estar en un set en el que eras la única actriz y tenías un personaje diferente a tu personalidad de la vida real, llamado Vero?
CS: Esto es algo que ya he hecho otras veces, trabajar con gente que no son actores, y tengo una capacidad de regular la forma de congeniar, sabiendo que soy yo la que tiene que ponerse en una cotidianeidad mucho más drástica frente a alguien que no es actor. Eso se logra con conversación, con dar confianza y decir “esto no es el fin de la guerra ni la cura para el cáncer”, solamente es una escena y hay que vivirla y escucharnos.
En este caso yo me comunicaba mucho con mis compañeros de escena para dar confianza y hacerles saber que esto también es para pasarla bien y entregarse al juego escénico.
SG: La historia se desarrolla en México, entre Zipolite, una playa nudista, y la CDMX. ¿Por qué decidieron usar estos escenarios?
SS: Porque yo vivía ahí, es el lugar donde yo estaba viviendo en la Ciudad de México, en un edificio de la Plaza Río de Janeiro y un poco de la historia resultó de ahí. La señora Vero (Catalina Saavedra) es una persona real que trabaja en ese edificio, Mateo era mi amigo que me arrendaba el departamento y es el mismo que sale en la película.
No buscamos las locaciones después de escribir el guion, sino que la locación formó un poco el desarrollo de esta película.
SG: ¿De qué manera estos ambientes mexicanos nutrieron a los personajes?
SS: Lo bueno de la Plaza Río de Janeiro es que aporta al título de la película Rotting in the Sun, porque es un lugar que está lleno de turistas, lleno de gringos, pero también de vagos, de perros, de caca; es un lugar realmente saturado. Tuvimos mucha suerte con que existiera esta Plaza, porque de ahí salió parte de la inspiración para la película y el título. Por un lado hay gringos hablando sobre un ritual de ayahuasca y viendo lugares para comprar propiedades, y al mismo tiempo hay señores sin casa cagando en los árboles de la plaza, y los perros se la comen. Es una especie de microcosmos bastante podrido.
Estos espacios funcionan mucho porque uno de los personajes, Jordan, es un influencer gringo que está en Zipolite, una playa que está muy de moda; y esta película también habla mucho de eso, de la gentrificación que está sucediendo ahora en México.
SG: Catalina, ¿Para ti cómo fue el proceso para practicar el acento mexicano?
CS: Me pusieron un coach mexicano muy bueno, Ortos Soyuz. Él inventó un método para enseñar a actores extranjeros el acento mexicano. El acento que logré tiene que ver con los tips que me dio y con mi capacidad imitativa, pero me dio un consejo muy bueno que fue: suelta todo sin forzar. Yo empezaba diciendo cosas como “NO MAMES” y me decía que eso no funciona. Me fue bajando y regulando, porque también mi personaje debía tener una voz y personalidad bajitas. Yo conozco a la señora Vero verdadera y es muy “suave”, entonces imité su forma de hablar.
Tengo una capacidad de observación y un disco mental con imágenes y voces de México que he escuchado desde que nací. Fue un todo, pero Ortos fue fundamental, hicimos sesiones por medio de Zoom durante un mes y después una semana antes del rodaje tuvimos sesiones presenciales. Practiqué mucho pero también me entregué, porque no quería estar tan pendiente de ese tema, quería que saliera solo y natural; olvidándolo todo.
SG: Sebastián, retratas de una forma inusual la alegría y el positivismo; hasta podrían interpretarse como las características antagonistas. ¿Por qué manejarlas de esta forma?
SS: El positivismo que hay en la película proviene del personaje de Jordan y la inocencia de una persona gringa con pensamientos como: life is great, think positive; y del influencer también, porque son personas que tienen que vender todo el tiempo un estado anímico feliz a través de selfies.
La película empieza con una nota suicida a un filósofo muy misántropo y este tono oscuro se ve alterado cuando entra el gringo —Jordan— a hablar de la vida, de su propio proyecto de una forma muy entusiasta, mostrándose como alguien que aún no está desencantado del mundo. La película es una tésis a que el mundo se acaba y nos estamos pudriendo bajo el sol, situación que es cierta.
No hay que perder el humor pero también hay que tener perspectiva, Jordan es alguien que no tiene perspectiva, y la película también se ríe de mí mismo, del ambiente artístico y de lo queer.
SG: ¿Cuál esperas que sea el recibimiento de Rotting in the Sun por parte del público?
SS: Se estrenó en Sundance este año y tuvo reacciones muy cabronas, era de las mejores películas que había, todo el mundo se cagaba de risa, hablaban de los penes, del suicidio y de México. Es una película que hizo mucho ruido en el festival. Después de eso la respuesta sigue siendo similar, mucha emoción; cuando saco las funciones la gente se queda a los Q&A y quieren escuchar cómo se hizo, saber sobre las escenas de sexo, sobre México y sobre Catalina.
He hecho varios largometrajes, pero esta película junto con La Nana, han sido las que han tenido una recepción más ebullente e inmediata.
Déjate envolver por esta historia donde la realidad, el erotismo, la locura y la metáfora son los turistas principales en el México que muchas veces desconocemos. Disponible en MUBI a partir del 15 de septiembre.
Ediciones anteriores
Efraín Félix: una mirada actual en el teatro
Efraín Félix De energizante juventud y diversidad de talentos emergentes —así como de la maestría y versatilidad […]
MUBI Fest: Una reunión en nombre del cine
“Ve gran cine” declama MUBI, la plataforma de streaming, productora y distribuidora de películas que entiende que […]
La moda en el cine, más allá de la superficie
El interés por la moda y el estilo es determinante en el proceso de redefinición de un […]
High and Low: John Galliano
“John Galliano, anterior director creativo de Christian Dior, fue convicto de un crimen de odio…”, escuchamos durante […]
La reinterpretación de lo victoriano en Poor Things
Durante dos horas y media me dejé asombrar por un maravilloso mundo creado y dirigido por Yorgos […]
The Substance
La presión de ser eternamente perfecta siempre está presente en la cultura mediática, de la televisión y […]
Jay de la Cueva
De Microchips a Moderatto, pasando por Molotov, Fobia, Titán, Los Odio!, Mexrrisey y The Guapos, la trayectoria […]
Martínez: El individualismo en la monotonía
En una ciudad donde las horas parecen eternas, con espacios llenos de corbatas sobre cuellos blancos y […]
Alejandra: La ambivalencia del cine
Con 42 años de edad, Alejandra Márquez Abella ha escrito y dirigido cuatro películas, además de algunos […]