Delirio Tropical: Tras bambalinas

Entre plumas y lentejuelas...

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texto Danielle Franco
texto Fernando Velasco

En un futuro no muy lejano, cuando el público, la prensa y el talento recuerden la noche del 7 de agosto de 2024, volverán la mirada al momento en que Patricia Kattkins, directora y fundadora de la compañía Delirio Tropical, se presentó de la mano de Coco Máxima en el camerino de Olga Breeskin, vedette con más de cinco décadas de trayectoria, tras concluir la interpretación de estas dos últimas en el escenario de Aventurera, la obra musical más exitosa de México desde 1997, renacida tras la muerte de su productora, Carmen Salinas. Sin embargo, lo que realmente ocurrió en ese camerino trascendió los aplausos del espectáculo de esa noche. Más allá de quedarse en otro cierre de función exitoso, marcó el inicio del primer tributo en vida a Olga Breeskin, un homenaje histórico que reunió a estas tres estrellas en un momento de celebración y reconocimiento.

Olga Breeskin

 

Los fanáticos de las vedettes, el espectáculo, la farándula, e historiadores de la vida nocturna señalarán este momento como un hito en la historia del cabaret. Quizá en su afán por contextualizar, algunos caerán en la tentación de trazar paralelismos entre este evento y las raíces antiguas del cabaret en México, desde el filme de Aventurera en 1950 con Ninón Sevilla, la vida de la verdadera Elena Tejero, las producciones de Juan Osorio, las pasadas Aventureras, Las bellas de noche —tanto las de Miguel Melitón Delgado como las de María José Cuevas—. Sin embargo, estas comparaciones, aunque tentadoras, son narrativas externas que poco reflejan la esencia vivida por quienes estuvimos presentes en aquel tributo.

 

La nuestra será una memoria viva de aquella ocasión, uno de los tantos y tradicionales homenajes que ofrecimos como compañía en Delirio Tropical, un rito de honor a las estrellas de la rumba, la pluma y lentejuela, como Lyn May, Sasha Montenegro, la Princesa Yamal; un reconocimiento al talento de una generación que continúa brillando, transmitiendo una chispa que se aviva en nuevas manos por aquellas que pretenden revivir los escenarios de la noche urbana.

 

La diversidad es un pilar fundamental en Delirio Tropical, una compañía que abraza la sexualidad en todas sus formas.

Andrómeda

 

Esta historia, sin embargo, no comienza esa noche. Se remonta más allá de la tarde en el camerino de Olga, más allá de mi rol como asistente de producción en la compañía, e incluso más allá de los ensayos y almuerzos compartidos. Su origen es tan antiguo como los espejismos nocturnos y los aplausos que no terminan de saciar los sueños de aquellos cuyo placer se disipa con el amanecer.

 

Vayamos a la primera década de este milenio, cuando el amor por el burlesque se originó en la infancia de la pequeña Patricia (Kattkins), quien solía acompañar a su padre a Mérida, a aquellos bistrós marinos que ofrecían variedad de espectáculos vespertinos. A menudo, estos shows incluían bailarinas y migrantes cubanas, como Niurka Marcos, quien se rumora comenzó su carrera en esos mismos escenarios. A su corta edad, Paty se preguntaba por qué ese tipo de espectáculos habían dejado de existir bajo el manto estelar de la Ciudad de México. Cada vez que viajaba a la ciudad, especialmente para ir al teatro, se maravillaba con lo que veía, soñando con algún día traer de vuelta los espectáculos de vedettes a la capital.

Eva Blunt

 

Esa misma pregunta la acompañaría a largo de su adolescencia, aunque no fue lo que inicialmente la llevó a dedicarse al mundo del espectáculo. Su carrera había comenzado de la mano de la danza y el teatro, por lo que se trasladó de su ciudad natal, Pachuca, para estudiar en el Instituto Nacional de Bellas Artes en la capital. Paty siempre había soñado con bailar en un show de burlesque, un espectáculo como el que actualmente presenta. Sin embargo, cuando empezó a explorar este género, a inicios de la segunda década del milenio, se dio cuenta de que las luces del cabaret de las que había escuchado hablar en las canciones de la Sonora Santanera, se habían apagado.

 

En ese entonces, sólo se podían ver números de burlesque en fiestas, exposiciones o eventos privados, pero siempre como algo esporádico, influido por interpretaciones occidentalizadas como las de Dita Von Teese, el antiguo cine hollywoodense, los cabarets anglofrancos, nunca con la estructura de una obra completa.

Kika Brava

 

Fue en uno de esos círculos, cuando de la voz de mis compañeras de la carrera de producción escénica, el nombre de Patricia llegó a mis oídos por primera vez. Apenas caigo en cuenta de lo mucho que teníamos en común; jamás habría imaginado que terminaríamos trabajando juntas tanto tiempo, trazando nuestro recorrido de la mano de otras mujeres, al compás de nuestra época y de los ecos de un pasado ostentoso con los cuales adornaríamos nuestras memorias.

 

Muchos nombres dejaron su huella en la compañía: Terry Holiday, Alejandra Bogue, La Maga, pero fue la alineación conformada por Andrómeda, Dorian Carolina, Glenda Mora, Kika Brava, la Nena Nasheli, Morena Mexa, Solange del Río, la misma Patricia Kattkins y el maestro de ceremonias Pedro Kominik, la que me recibió en Delirio Tropical.

Sagittaria

 

Llegué por coincidencia, con la intención de ofrecer un patrocinio como parte de un emprendimiento de ornamentado con aplicaciones de cristalería para vestuario escénico, nacido tras la última pandemia. “Nos falta apoyo en la producción y personal de taquilla”, me dijo Patricia al ofrecerme la oportunidad de integrarme a la compañía. Así comenzó una nueva etapa, un nuevo capítulo en esta historia.

 

Al igual que Andrómeda, encontré mi cuna en el drag. La noche nos llamaba desde el Teatro Garibaldi, donde aprendimos a sumar capas de vestuario y maquillaje, para ahora mostrarnos desnudas. Esa emoción, esa oportunidad de revelarnos de manera distinta en el escenario, nos llevó por caminos que convergieron en esta compañía.

 

Desde su fundación, Delirio Tropical ha crecido, contribuyendo a la creación de un espacio necesario para el cabaret mexicano. Un parteaguas en el neoburlesque y en la evolución de las vedettes postmodernas, generando una realidad que no existía antes. Con la presentación de un nuevo espectáculo cada semana, el desafío es constante. Obliga a su elenco a mantenerse frescas y a adaptarse al contexto cambiante que define nuestro tiempo.

Glenda Mora

Patricia Kattkins y Andrómeda

Patricia Kattkins

Sagittaria

Dorian Carolina

Eva Blunt

La Nena Nasheli

Olga Breeskin

Sagittaria

La diversidad es piedra angular en Delirio Tropical, una compañía que abraza la sexualidad en todas sus formas. Una buena parte de las mujeres en el equipo son mujeres sáficas, y también hay una presencia considerable de mujeres “trans”. Uno de nuestros grandes retos es representar dignamente estas identidades sobre el escenario, un esfuerzo que raramente se ve en otros espacios. Celebramos no sólo la individualidad, sino también el trabajo colectivo. Tomamos en serio lo que hacemos, conscientes de que nuestro cabaret no sólo es arte, sino también una fuente de sustento y autogestión.

 

La vida nocturna, con todo su glamour y grandeza de antaño, ha cambiado debido a las condiciones económicas, sociales y políticas. Sin embargo, el deseo de existir y de dejar una huella es fuerte. Al levantarse el alba, después de las noches de Delirio Tropical, el deseo de seguir creciendo como compañía permanece, mientras se revive con nuevo brillo una faceta de la cultura urbana que, lamentablemente, no está del todo despierta. Uno de los grandes sueños, compartido y apoyado por la compañía, es hacerse de su propio teatro.

Kika Brava

La Nena Nasheli

 

Además, la aspiración es convertirse en un ejemplo a seguir para otras compañías, mujeres y personas en general. La misión de Delirio Tropical es continuar con la rica y hermosa tradición del cabaret popular, esencial en la cultura de la Ciudad de México, en particular, de las mujeres mexicanas. Nuestro cometido es mantener vivo este legado.

 

La herencia de este espectáculo proviene completamente de un tipo de cabaret que solo existió en México durante la última mitad del siglo XX, lo que le da una base clara y reconocible. Con precedentes tan definidos y vigentes en el imaginario colectivo, que naturalmente se entrelazan con el trabajo que realizamos hoy en día. Nosotras, como showgirls de la Ciudad de México, estamos intentando mostrar nuestras habilidades tal como se hacía en los antiguos shows de variedad. Se puede decir que continuamos con la tradición de las vedettes, manteniendo viva su esencia en cada presentación.

 

Uno de los grandes retos que enfrenta la compañía, es representar de manera digna y clara a todas las identidades en el escenario, algo que no siempre se ve reflejado en otros espacios, demostrando que no sólo celebramos la individualidad, sino también el trabajo en colectivo.

Patricia Kattkins

 

Precisamente este legado acompañó mi tiempo con Olga Breeskin, una figura cuya carrera se ha desarrollado en ese cruce entre el glamour de antaño y la vibrante realidad de hoy. Durante los breves momentos que compartimos en los traslados a los ensayos, Olga Breeskin, con la sencillez y calidez que la caracterizan, compartió lo que significa para ella regresar a su ciudad natal este año. Es un acontecimiento sorprendente en muchos aspectos. El espectáculo al que ha dedicado toda su vida ha evolucionado de manera notable; las producciones han alcanzado un nivel impresionante y los recursos técnicos han avanzado enormemente. Tras 34 años en Las Vegas, Olga regresa complacida, profundamente conmovida por el cariño y los detalles que hemos puesto en este homenaje.

Olga Breeskin

 

En charlas más casuales, Olga expresó su alegría al ver cómo la vida nocturna está resurgiendo. Recordó cómo, en los años 90, el glamour del burlesque comenzó a decaer debido a la devaluación de la moneda y la crisis económica, lo que llevó a muchas como ella al retiro. Este declive dio paso a un cabaret más político, protagonizado por figuras como Jesusa Rodríguez, Liliana Felipe, Regina Orozco, Susana Zabaleta y Las Reinas Chulas. Ahora, al regresar, Olga observa con satisfacción que la música tropical sigue resonando, llenando nuevamente las marquesinas con espectáculos vibrantes.

Amondi Blunt

Andrómeda

En cuanto al público, la respuesta ha sido clara: hoy se puede hablar de sexualidad y disfrutar de puestas en escena eróticas sin tabúes. Esto refleja una necesidad contemporánea similar a la del Berlín de los años 20, con espectáculos que incluyen a drags, trans y mujeres de diversas orientaciones sexuales, quienes están inspirando al público. Hemos dejado atrás la rigidez de los roles y el cliché de ser sólo musas o fuentes de inspiración para convertirnos en agentes activos que desafían los límites de lo platónico a través del canto, el baile, la actuación y de nuestras particulares destrezas.

 

Desde su fundación, Delirio Tropical ha crecido, contribuyendo a la creación de un espacio necesario para el cabaret mexicano. Un parteaguas en el neoburlesque y en la evolución de las vedettes postmodernas, generando una realidad que no existía antes.

En nuestra última charla, después de parar de madrugada en una tienda de conveniencia, llegamos a una conclusión compartida: el glamour se encuentra en los momentos más cotidianos, no necesita adornos cuando se lleva por dentro. Ambas reímos al mirar el look que yo traía puesto, homenajeando un fragmento documental en el que Olga, con sólo una toalla y mascarilla de barro, canta “Bésame mucho”, con la misma elegancia que en el escenario.

Andrómeda

Glenda Mora

 

Lo anterior, demuestra que el verdadero corazón de esta tradición no sólo late sobre las tablas, sino en los camerinos, en esos momentos compartidos detrás del telón. Como bien dijo mi compañera Kika Brava, se trata de un espacio emblemático que encapsula la esencia del espectáculo. Aunque el glamour y el brillo del escenario son innegables y forman parte de la magia, lo que realmente permanece constante y auténtico, sin importar la época o las circunstancias, es la vida detrás del telón. Es allí, en ese espacio íntimo, donde las artistas se conectan consigo mismas y con sus compañeras. Es allí donde recordamos que, aunque todo puede cambiar, las motivaciones internas, las risas compartidas y el humor entre el elenco obedecen a las mismas necesidades de siempre.

Andrómeda

 

Para muchos, la vida e historia de las vedettes —y en general de las mujeres en el entretenimiento— se conforma por relatos aleccionadores o testimonios de advertencia. Si bien los riesgos del pasado aún están presentes, éste es el siglo XXI: brillamos bajo nuevas luces, iluminando un camino que nunca antes había sido recorrido por nuestras predecesoras.

 

Por mi parte, nunca olvidaré la energía, la furia y las lágrimas de mis compañeras tras bambalinas, como tampoco olvidaré aquel almuerzo costumbrista entre Paty y yo, en esa fonda bajo el salón de ensayos —que también es su hogar— donde me preguntó: “¿Crees que este homenaje, esta propuesta, este sueño, sea posible?” A lo cual respondí: “¿Cuándo no lo ha sido?” Y fue en esa tarde, entre platos sencillos y sueños compartidos, cuando este homenaje realmente tomó vuelo, y cada una de nosotras decidió cruzar el Mississippi.

Danielle Franco es profesionista multidisciplinaria con 10 años de experiencia en diferentes ámbitos de las industrias creativas. Le fascinan los residuos y el color rosa.


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