Alok V. Menon

Una plática que cuestiona el miedo a través los espectros de la comunidad LGBTTTIQA+

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texto Rodrigo de N. Colmenero
fotografías Ada Navarro
estilismo Santiago Araico
maquillaje Luz González

Alok es una entidad poderosa. Nos recibe en su habitación de hotel mientras está unos días en México presentando su show en Guadalajara y Ciudad de México; hace stand up y poesía. De pelo multicolor y mirada cálida pero desvelada, nos saluda e instala en un sillón y una mesa. Le muestro el vestido para los retratos y se cambia entusiasmade; después se sienta para maquillaje y Luz pregunta: “¿qué te gustaría?” “Hazme lo que a ti te guste”, le responde —desde la amabilidad y facilidad para entender que ahí, en ese momento, somos un equipo creativo—. Pero también de la seguridad de entender que su belleza radica en otro lugar que no está limitado a la imagen.

 

Alok es une escritore transfemenine no binarie. Realizó estudios en género, feminismo, así como raza y etnia mientras realizaba su maestría en Sociología en Stanford. Yo le describiría como tres partes de una misma esencia. Una, la de su personaje en el show, que navega automáticamente entre la comedia y el drama: igual cuenta un chiste sobre el polémico uso de un baño, como nos narra un viaje en el metro que nos confronta con una soledad aterradora. La segunda, la de redes sociales, desde donde comparte recursos académicos útiles para entender cómo las definiciones en torno a la belleza, los cuerpos y los binarios de género, son ideas colonialistas. Por último, en esa habitación, Alok es la persona real, valiente y visible que comparte su historia para inspirar a otres.

RODRIGO DE N. COLMENERO ¿Dirías que la moda ha sido un recurso útil para que encontraras tu identidad? ¿De qué manera te ha ayudado?

 

ALOK V. MENON La moda fue mi primer vocabulario para describir quién era en mis propios términos. Aún utilizo la moda para comunicar un sentido más profundo de lo que soy, más allá del lenguaje. El problema con el lenguaje es que toma cosas que están en movimiento y las vuelve rehenes del tiempo, las deja fijas. Por ejemplo, si digo “yo soy…(algo)”, las demás personas piensan que pertenezco a ese término indefinidamente, mientras que, con la moda, es posible expresar fluidez y transformación constante. Estar en un atuendo es un compromiso de un par de horas y no para siempre, así que, para mí, la moda comunica poderosamente nuestra fluidez.

 

RDN ¿Qué elementos en la moda observas que puedan ser una confrontación con valores sociales tradicionales?

 

AVM Diría que apegarse a valores tradicionales es, por definición, lo opuesto a la moda. Decidir estar a la moda tiene que ver con romper estos valores. El mundo de la moda se ha ido convirtiendo en un embajador más del statu quo y, aunque se abandera de innovador, aún confía en la tradición y la reproduce. Cuando la gente describe mi manera de vestir como política, yo pienso: “¿a lo mejor?” Pero más que política, diría que uso moda bajo el entendido de ir contra la tradición. De lo que debería encargarse la moda es de dotarnos de las herramientas necesarias para que podamos expresarnos en nuestras versiones más auténticas, no proyectar aquella versión que el mundo espera que nosotres seamos.

 

Yo decido conservar mi vello corporal, usar prendas más allá de si la etiqueta dice que es “para mujeres”, combinar colores que rompen armonías. No es que esté “rompiendo normas”; al contrario, creo que estoy siendo fashionable. Tendríamos entonces que redefinir lo que le llamamos moda, y para mí no es voltear a las grandes casas de Alta Costura europeas, ni el sistema institucional, sino a las prácticas diarias en las que todo el mundo decide cómo llevar una prenda, un estilo de belleza, y así comunican quiénes son. Eso es lo que me inspira.

 

RDN Si partimos entonces del entendido de que en la moda se reproducen estructuras racistas o sexistas, ¿de qué forma podemos navegar entre estas problemáticas y al mismo tiempo crear o mantener una identidad propia?

 

AVM La única manera de superarlo es resistir la tentación de separar las corrientes estéticas, la moda o el arte, de la política. Hay un dicho que se usa comúnmente: We don’t wanna get political [No queremos que esto se torne político], cuando ya de entrada todo es político, así que eso es absurdo. Cuando pensamos en el sistema de moda actual, además considerando que estamos platicando en México, las marcas del norte global explotan las tradiciones del sur global para inspiración, que después venden a estos mismos países, ocasionando que ese dinero no llegue a quienes crearon estos saberes.

 

Seguimos buscando validación de instituciones a las que les valemos mierda; que nos leen como consumidores y no como humanes. Así que, para poder reflexionar en torno a estas prácticas, tenemos que nombrarlas y denunciarlas; definir colonialismo, imperialismo, racismo y misoginia, no como algo que nos segrega, sino como una crítica que surge de nuestro mismo amor por la moda. Es, incluso, un deseo por seguir generando belleza, porque creo que un mundo más allá de esas estructuras de desequilibrio de poder, podría crear cosas más bellas. Eso permitiría que se integren más artistas y artesanos y conozcamos sus creaciones, en oposición a un panorama actual que invisibiliza masivamente la labor humana. Y también es responsabilidad de nosotres como consumidores de informarnos y entender cómo se construyen los objetos que nos rodean. Podemos ver un atuendo y decir: “¡Qué bonito!” Pero deberíamos preguntarnos también cómo se produjo, quién lo hizo, bajo qué condiciones y de qué forma en relación con el medio ambiente.

Vestido y pantalón GUILLERMO JESTER, botas ANT

 

RDN Sí, todo funciona alrededor del engranaje publicitario y no vemos más allá. El sistema actual también ha creado cajas muy específicas sobre el ser “hombre” o “mujer”. ¿Cómo dirías que esto afecta nuestra libertad y capacidad de experimentar?

 

AVM Uno de los instrumentos del colonialismo europeo en el mundo fue la institucionalización de la moda de acuerdo con el género. Por lo que a un gran número de poblaciones indígenas se les dijo que eran inapropiadamente femeninos o masculinos; esto significaba que, si eran “hombres”, debían llevar el pelo corto, dejar de usar accesorios o joyería y optar por colores neutros. Si eran “mujeres”, debían cubrir sus senos, aprender a llevar corsés y usar solo faldas y vestidos, prendas identatarias de la feminidad, aunque antes se usaban por todas las personas.

 

La imagen de las identidades no binarias indígenas era usada como ejemplo de intervención colonial, de cómo estas sociedades llegaron a ser tan “inmorales”. Y aunque tenemos infinidad de muestras de cómo las poblaciones indígenas alrededor del mundo crearon concepciones diferentes del género y la moda, todo eso ha sido borrado. Por lo que como resultado hay millones de personas creyendo fervientemente que sólo existen dos categorías disponibles e indiscutibles a la hora de vestir: ropa de hombre y ropa de mujer. Es una farsa histórica, un azar que se volvió incuestionable. Incluso en países como este o India (de donde soy yo), se encuentran grandes defensores de esta ideología; hombres (y mujeres) que se rasgan las vestiduras para que esto se mantenga como verdad, cuando más bien lo que dejan de manifiesto es su propia respuesta a su dolor y trauma irresoluto, su propio deseo y aspiración de ser leídos hermosos y sentirse validados por el proyecto colonial. Siento empatía por ellos, pero me parece ridículo e insostenible.

 

Lo que creo fundamental es que en las conversaciones sobre remover el género de la moda hagamos hincapié en que esto no es nuevo ni es una tendencia. A veces lo descartan porque creen que es un fad o un punto exclusivo de la generación Z, del cine y las celebridades pop, pero no, llevamos aquí miles de años. Lo nuevo —desde hace algunos siglos— ha sido construir moda desde un binario, y debemos lograr que esta sublevación sea enunciada, proclamada y entendida.

 

RDN En México, el término zapoteca muxe atraviesa tanto orientaciones como identidades de género. Una persona muxe puede ser trans no binaria, incluso homosexual y bisexual.

 

AVM Ése es el problema con el lenguaje, que prescribe y se transforma en algo casi profético. Además de que los sistemas de lenguas europeos están obsesionados con la división del objeto y el sujeto; algo es humano y real, y lo otro es inerte y plano. En otros lenguajes todo es atravesado por la vida, no sólo lo humano, por lo que el acto de vestir no es usar objetos inanimados en el cuerpo, sino entrar a los espíritus de las cosas que portas. Un collar no es sólo bonito: significa maneras más profundas en relación con la ancestralidad de quien lo lleva y las divinidades que lo representan.

 

Así que es evidente para mí que debemos ir más allá de las categorizaciones y cuestionar esos sistemas. La moda no se puede categorizar, no me importan las tendencias ni nombrar un look, quiero experimentarla a niveles más profundos, en un plano de las sensaciones y no de los conocimientos.

RDN ¿Cómo definirías el miedo?

 

AVM El miedo es lo que pulveriza el potencial humano a la divinidad. Es el bloqueo y el obstáculo de dónde estamos ahora y de dónde podríamos estar. El miedo es un falso profeta que nos murmura al oído cuando pensamos en cada anhelo y nos dice: “hoy no”.

 

RDN En culturas conservadoras, machistas, como la mexicana, ¿crees que sea el miedo uno de los factores que detonan violencia?

 

AVM Absolutamente. Usamos términos como homofobia o transfobia y al mismo tiempo se ha cuestionado porque no es que la gente tema a las personas homosexuales o trans y por eso les ataque; es porque las odia. Y aunque entiendo su punto de vista, también creo que el miedo es una fuerza incitadora de violencia, pero no es miedo a las personas LGBT per se. Es el miedo de las personas heterosexuales por lo que podrían ser si vivieran libremente su capacidad de curiosidad, miedo a sus deseos reprimidos, miedo del dolor de saber que no tuvieron la opción de decidir quiénes querían ser en el mundo, fueron forzados y coaccionados a identidades preestablecidas y se les dijo que eso era la realidad. El miedo a un mundo más allá del miedo. Sí, el miedo es una fuerza inanimada de la violencia, y aunque no es directo contra las personas de la diversidad como si se tratara de una fórmula sencilla, hay una reacción más allá de la conciencia que transforma miedo en violencia.

 

La gente que no tiene miedo, que es valiente, cuando ve a otra persona viviendo genuinamente, sin miedo, no reta ni cuestiona nuestra propia verdad, sabemos que es una forma de vida más. La necesidad de sofocar, monopolizar y extinguir siempre viene del miedo, detrás de cada supremacía que vive la inseguridad. El secreto es que todos los sistemas de opresión son profundamente inseguros y por eso sé que ganaremos, porque, en última instancia, la valentía, que es sinónimo de amor, conquistará todo, porque es más duradera.

 

RDN Y a niveles personales, ¿cómo lidias con el miedo y cómo encuentras la fuerza para seguir compartiendo tu pasión?

 

AVM El miedo siempre va a estar ahí, la meta no es superarlo del todo porque el miedo también es un maestro bendito que nos enseña que aún hay en nosotros partes que deben sanar. La meta es desarrollar prácticas, ceremonias y rituales para saber qué hacer cuando el miedo llega. Ahora sé que si experimento miedo o ansiedad, hay personas a las que puedo contactar para platicar y que me hacen sentir bien. Tengo algunos ritos como escribir o actuar frente a una audiencia que me hacen tomar el miedo y transformarlo en algo útil y regenerador.

 

No sé si quisiera un mundo sin miedo, me gustaría más un mundo de personas que puedan democratizar su miedo. Saber que éste no es el enemigo, sino la cultura invulnerable que no permite a la gente comunicar sus miedos. La mayoría de estos machos que mencionas, simplemente son personas llenas de miedo, incapaces de comunicarse.

 

RDN Me llama mucho la atención cómo compartes en redes sociales los comentarios de odio que recibes y los respondes de una manera amorosa y directa. Me gustaría que me platicaras un poco más de qué pasa por tu mente al momento de construir esas respuestas.

 

AVM Es que es muy obvio, ¿no? La gente que odia es porque se odia a sí misma. Porque si en verdad amaran como lo profesan, no perderían su tiempo fiscalizando a los demás; a lo mejor aprovecharían su tiempo en cultivar placer en sus propias vidas, viviendo una aventura, aprendiendo una nueva receta de cocina, o conviviendo con sus seres queridos. ¿En verdad van a gastar su valioso y finito tiempo en comentar sobre el cuerpo de une extrañe? Eso dice mucho más de los demás que de la persona de la que comentan. Y ahí es donde entra el poder de la proyección.

 

Casi todo lo que las personas están actuando entre ellas es el resultado de su propia inhabilidad y rechazo para enfrentar su propio dolor. En vez de que cada une tomemos nuestros dolores y los confrontemos, que cada quien sane ese trauma, usamos el odio como una droga, como un estímulo rápido que nos da satisfacción, pero que se disuelve y nos deja aún más enfermos. Siento compasión de quienes creen que el odio es una estrategia del amor propio, y no lo es, sólo el amor es un canal del amor propio. Lo entiendo porque yo también lo creía, hasta que reflexioné sobre mi propia vida y descubrí que la solución era enfrentarme a aquello de lo que estaba queriendo escapar. Eso creo que es el odio, el escape de la gente de la ambigüedad, de las sensaciones para las cuales no tienen un lenguaje. Y creo que como artiste ésa es mi misión, encontrar los lugares en nuestro corazón que no podemos expresar y vivir ahí, una contradicción al modelo que la sociedad impone. Quiero buscar la verdad y sé que está en la niebla, en los matices y en los espectros.

 

“El miedo siempre va a estar ahí; la meta no es superarlo del todo porque el miedo también es un maestro bendito que nos enseña que aún hay en nosotros partes que deben sanar. La meta es desarrollar prácticas, ceremonias y rituales para saber qué hacer cuando el miedo llega.”


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