
Hay una parte de Bahidorá que sin duda lamentamos cuando llega, y es que tarde que temprano nos alcanza su final. Sin embargo, y sin analizar demasiado, sabemos que difícilmente hay alguien que no haya quedado satisfecho. Difícilmente otro festival en México se le compara, porque su dinámica supera —por mucho— el itinerario de un festival promedio. Así que cada edición que llega a su fin, es no más que la antesala que crea la promesa de una otra. Ahí en Bahidorá todo, pero todo, se hace con amor y buena vibra, y dicen que lo que se hace con amor, prospera.
La primera noche de esta edición sonó a funk, a italo disco y a megamixes formados por Adriana Roma, Nicole Misha y el arquitecto musical Theo Parrish. El Umbral y la Isla B fueron los espacios musicales para la obertura, sin embargo, las instalaciones de luz y el circuito de arte recibieron a la gente que abundó más que en ediciones pasadas, y llegó desde el día uno para cargarse de esa vibra que sólo se respira en este carnaval. La Isla B, a comparación del escenario del Umbral, era un espacio más íntimo, ahí Roderic y Barda tocaron ondas electro de una manera muy fluida, hasta llegar a los primeros hervores de un baile más caliente.
Mientras la música y las estrellas se fundián, un grupo de ninfas traviesas se pasearon entre los curiosos que se detenían para contemplar el alucine. Estas ninfas iban de un escenario a otro repartiendo chispazos de magia y alegría.
El primer sol del sábado casi llegó de inmediato, somnolentes algunos acudieron a las primeras actividades de lo que hace especial a esta experiencia; las clases de Yoga y meditación, el primer alimento del día, y el chapuzón en el río o las albercas, apenas para entrar en calor para Sotomayor —que tocó al punto del mediodía y presentó temas de su nuevo disco Orígenes—, fue ese momento para adoptar soltura y recibir todos los estímulos que hay, de la mejor manera. Después Buscabulla y Son Rompe Pera compartieron esos ritmos musicales, que de hecho, representan al cien la curaduría constante de ritmos que ofrece Bahidorá, una tarde llena de más, pero no de lo mismo.
El show de Chanel Tres, uno de los más esperados de esa tarde, fue una mezcla de house con hip-hop y demás sorpresas; una producción que contempló desde las coreografías —con una improvisación de vogue— hasta los visuales en disparada sincronía. Un espectáculo que fue desde el mood reflexivo, para sentarse a la orilla del río, hasta el mood poderoso, para hacerte bailar al instante. Más tarde Goldlink cautivó el escenario principal, ente rimas de hip-hop y sentido del humor, se ganó al público con un speech muy emotivo.
Esa noche transcurrió con otros actos como el de Erykah Baduh, Pantha Du Prince, BBymutha y Teto Preto, hasta llegar a los Masters At Work, que como si de su propia convocatoria se hubiese tratado, reunieron a un mar de gente que corría como el mismo río para alcanzar un buen lugar, que incluso de no ser así, el espectáculo llegaba a cualquiera que apenas supiera que ellos estaban ahí. Un show de remixes ultra bailables y ruidosos, que abrazaron a la música del pasado y el presente, teniendo un pequeño climax —en la apertura— con un remix de “Con altura” de Rosalía. Una declaración de que la música es eso, una conciliación de ritmos y energía que tiene la capacidad de emocionar a todos.
El domingo ya nos tenía tostados, pero no fritos. Y con el ánimo hasta arriba. Ese día siguieron los chapuzones, las orquestas y los brincoteos, el último rol a los escenarios y una última cerveza. Para cerrar, llegaron Ramzi y Equiknoxx a las faldas del evento, para abrirle paso a la leyenda Sister Nancy, que desde La Estación ofreció un concierto bello, con amor y calor abrazador, regalando unos pases de baile y derramando emociones con Bam Bam, que todavía resuena en nuestra corazón y nuestra cabeza.
A veces los recuerdos tienen una carga emocional y una narrativa más mágica que la experiencia misma, pero Bahidorá es un momento que in situ se torna como un sueño. Es difícil relatarlo todo, porque en ese momento el corazón —y otro plano de las ideas— le ganan a la misma mente. Que sea ésta, la primera llamada a tu atención. No puedes dejar que pase una edición más sin saber exactamente de qué se trata.
¡Nos vemos en Bahidorá 2021!
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