Un logo en forma de “G” se ha vuelto icónico en el mundo de la moda, una forma que es más que una letra, es un símbolo. Gucci se posicionó en el mapa en 1921 cuando abrió su primera tienda en Via della Vigna Nuova, en Florencia, Italia, la ciudad que grita arte, romanticismo e historia. Más de 100 años de trayectoria merecen ser presumidos y precisamente eso busca Gucci Galleria, un espacio dedicado a revelar los archivos de la marca.

La exposición está conformada por seis salas, cada una con un capítulo distinto de la historia de Gucci. La primera sala Fashion Highlights recibe al visitante como quien entra en un armario latente: maniquíes dispuestos en décadas congeladas. Aquí se traza el viaje del prêt-à-porter de la casa —desde su primer vestido en 1969, hasta las siluetas que definieron las siguientes épocas— y se siente la voz de cada director creativo en la textura de las telas. La sensualidad de Tom Ford se percibe en cortes que acarician el cuerpo; las piezas de Frida Giannini hablan sobre el presente con la calma de lo clásico; la sección de Alessandro Michele explota en colores y bordados que piden ser observados de cerca; la precisión de Sabato De Sarno aparece en líneas puras y proporciones medidas. 

Entrar a la sala Gucci Valigeria es sinónimo de pasearse por los orígenes: baúles alineados, maletas que parecen listas para partir y el eco de un joven Guccio Gucci (diseñador y fundador de Gucci) observando a los viajeros del Hotel Savoy en Londres (donde trabajó). El cuero, las costuras y los herrajes tienen la textura de un recuerdo que nunca se marchita. Pararse en el centro de la sala, rodeada de las vitrinas que cargan una historia llena de significado es un privilegio.

En The Icons: Handbags el vidrio retrata a los bolsos clásicos e icónicos, ahí hay espacio para todos: el Bamboo 1947, el Horsebit 1955 y la Jackie 1961 se juntan en un mismo lugar que parece infinito. Frente a ellos no se toman notas técnicas: se provoca la imaginación. Un cierre que cuyo sonido se identifica al abrir; un asa de bambú trae a la mente una mano que se apoya en el borde de un andén; la forma de la Jackie susurra viajes nocturnos. Son objetos que contienen escenas.

La experiencia se vuelve casi íntima en The Evolution of the Horsebit 1953 Loafer. Allí, los zapatos cuentan su propia trayectoria: el gesto ecuestre transformado en detalle urbano, la traducción del confort en elegancia. Las reinterpretaciones, en distintos materiales y proporciones, muestran cómo una forma simple puede ser a la vez familiar y sorprendente. Mirarlos es reflexionar en cómo la moda puede ser continuidad y mutación a la vez.

The Power of Fashion, Art, and Image funciona como un laboratorio de miradas: desfiles, fotogramas y colaboraciones que armaron y desarmaron relatos públicos. La vibra provocadora de Tom Ford, la delicadeza nostálgica de Frida Giannini, la fantasía saturada de Alessandro Michele y la contención elegante de Sabato De Sarno, se leen como conversaciones que se cruzan y que, seguramente, están en espera de dialogar con la esencia del nuevo integrante, Demna Gvasalia. Caminar por esta sala es sentir la respiración de Gucci como un ente vivo, y entender cómo ha sabido nombrar su tiempo a través de imágenes que después se vuelven parte de la cultura visual.

El cierre en The Art of Silk baja la voz y pide atención minuciosa: pañuelos desplegados como mapas íntimos, estampados que funcionan como relatos reducidos —la Flora de 1966, motivos ecuestres y náuticos, el GG que reaparece en cadencias—. Un proceso artesanal que se ve evidenciado en los bocetos de papel de los diseños para las ilustraciones, donde cada anotación y corrección son el camino a la perfección que cuenta una historia en seda.

La experiencia es un encuentro sensorial con objetos que son a la vez herramientas y memorias. Gucci Galleria está ubicada dentro del Palazzo Gucci en Piazza della Signoria, 10, Florencia, Italia.

palazzogucci.gucci.com