La moda, en su expresión más transgresora, se convierte en un poderoso lenguaje que desestabiliza las convenciones y nos obliga a repensar los límites de la masculinidad. A través de ella, un grupo de diseñadores contemporáneos, cuya especialización es el menswear, se levanta para desafiar las normas establecidas, utilizando la cultura, el tiempo y la pasión como un medio para explorar la identidad, el cuerpo y el género en toda su complejidad. Sus creaciones, lejos de la monotonía de las tendencias, se transforman en un manifiesto no sólo visual sino físico que incomoda, provoca y cuestiona, al mismo tiempo que reflexiona sobre el tiempo presente y lo inmortaliza en cada colección, foto y decisión empresarial.
Estos diseñadores, como verdaderos escritores de la moda, se sumergen en las profundidades de la introspección, la liberación y la creación de espacios seguros donde la individualidad se celebra sin restricciones. Su labor convierte la moda en una ventana hacia un futuro donde el deber ser se desvanece y la libertad individual se convierte en el nuevo paradigma que la moda mexicana necesita.
Así como hay imágenes que dicen mil palabras, el método dice mucho de las personas. En un estudio lleno de cuadros, esculturas y libros, Alex León y Alex Sandler han encontrado en el método su fórmula para el éxito con Hermanos Koumori. Los diseñadores detrás de esta marca poco a poco han ido construyendo no sólo una firma que va más allá de las tendencias, sino un referente de constancia, compromiso y experimentación en la moda masculina.
¿Moda masculina o moda para personas? ¿Cómo definir a una marca que ha tenido una evolución importante durante estos años? León, con una calma implacable, comienza: “Al principio, buscábamos expresarnos a través de la ropa, conectar con la cultura urbana” —lo recuerda con la misma claridad con la que define las líneas de sus diseños—. “Pero pronto nos dimos cuenta de que necesitábamos algo más que streetwear. Queríamos construir una comunidad, un movimiento, un propósito”.
Esa búsqueda los llevó a experimentar con ideas, conceptos, géneros y formatos, transformando Hermanos Koumori en un laboratorio creativo en constante evolución. “No nos limitamos a crear ropa para hombre ya, sino que construimos un universo donde cada detalle tiene un significado”, afirma Sandler, con una seguridad que demuestra que ha aprendido a dominar el arte de la estrategia.
Desde sus primeras colecciones, los socios y fundadores de la marca han pasado de la creación de prendas para la vida cotidiana a piezas de ropa deportiva con un enfoque central de diseño y funcionalidad. El cambio no fue gratuito; ambos creativos han vivido y experimentado cosas distintas que, indiscutiblemente, han influenciado su manera de crear la identidad de la marca. El universo de Hermanos Koumori no se reduce a prendas, sino que abarca el amplio espectro de un estilo de vida.
El banderazo de esta transformación hacia ropa deportiva llegó con Post Running High, una colección que les permitió conectar con la comunidad del running y definir su nicho en el mercado. “No queríamos ser una marca de running más”, explica León. “Queríamos ofrecer algo diferente, fusionar el performance con el diseño, la funcionalidad y la estética”.
Y lo lograron. Hermanos Koumori se ha convertido en sinónimo de un estilo de vida donde el deporte y la creatividad se fusionan con naturalidad. “Vendemos una experiencia, una forma de ver el mundo”, afirma Sandler. “Nuestras prendas son una extensión de esa filosofía y hacemos todo lo posible por hacerlo realidad”.
Pero detrás de la imagen vanguardista se esconde una sólida estructura empresarial. “Entendimos que la moda no es sólo creatividad”, reconoce León. “Es también negocio, logística, producción”. Sandler añade: “En México a veces se subestima la importancia de la gestión eficiente en la moda. Nosotros apostamos por el equilibrio entre la visión creativa y la estrategia empresarial, y eso es lo que creemos que nos ha llevado lejos”.
Ese equilibrio se refleja en cada decisión, desde la elección de las telas hasta la expansión internacional. “No nos conformamos con el mercado local”, afirma León con ambición. “Queremos llevar Hermanos Koumori al mundo, y lo estamos logrando”.
Colaboraciones con marcas globales como adidas, presencia en tiendas multimarca de varios países —hace unas semanas tuvieron un showroom exclusivo en París—, son prueba de su crecimiento exponencial. “Estas alianzas nos permiten aprender, crecer y, sobre todo, consolidar nuestra visión”, explica Sandler.
El verdadero motor de Hermanos Koumori es la pasión inagotable de sus creadores. “Tenemos un sueño que nos impulsa a seguir adelante”, confiesa León. “Queremos ser la marca de deportes más grande del mundo, pero con nuestra propia identidad, fusionando el deporte con el estilo”. En corto, León me cuenta que su vida es la marca y que simplemente no pueden dejarla de un lado. “No podemos parar de crear. Vivimos para esto; nosotros también corremos y entrenamos y usamos nuestra marca porque eso queríamos desde el principio”, y añade, “es como si el ideal de Hermanos Koumori fuera una estrella en el cielo y subimos una montaña para alcanzarla; al llegar a la cima, me doy cuenta de que aún no la alcanzamos, y subimos otra y otra…”.
Soñar con una marca exitosa, con presencia en el mundo y referente en la moda mexicana es fácil. Sin embargo, la convicción y el método no solo son piezas clave de lo que nunca se habla, sino que muy pocos tienen la valentía de hacerlo explícito, y Hermanos Koumori es prueba de ello. León concluye: “La clave es la tenacidad, la claridad, la innovación. Y sobre todo, creer en nuestro sueño, por más imposible que parezca”.
#FacesHomme192
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