El desorden es la forma natural de las cosas. El ser humano ha intentando explicarlo, darle estructura, pero ninguna creación nace del orden ni de la quietud. Es del caos, del ruido, de la ruptura de un patrón, de donde emergen las coincidencias que crean algo nuevo en un momento exacto.
No todos los días Dior crea un aroma femenino tan icónico. La última vez que lo hizo fue hace 20 años. Cuando eso pasa, lo hace con dedicación absoluta. El resultado es JOY, que con su frasco transmite un estado de alegría. Cuando la luz lo traviesa, su fórmula, como la miel, se percibe cristalina, untuosa y constante como el aleteo de un insecto.
Imaginamos la alegría como un estado de armonía, de claridad. Pero no siempre es así. Algunas veces también puede se caótica.
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