En la inmediatez de la vida y la moda es necesario detenernos un poco y preguntarnos por qué nos gusta lo que vestimos e incluso qué puede llegar a decir de nosotros, como por ejemplo los bolsos, un accesorio personal en el que guardamos esenciales del día a día, pero que también tienen un papel importante como accesorio para estilizar la apariencia. 

Si los bolsos actuales hablaran dirían que se sienten más libres, más cómodos con el concepto “diferente”, al punto de retar a la forma y el concepto como lo hizo JW Anderson con el bolso de paloma y otros animalitos. Ya no les incomodaría ser el centro de atención por un diseño contrastante con formas poco convencionales que exploran proporciones, siluetas y materiales, como la bolsa hecha a partir de un bloque de hielo de Jane Wade que usó Camila Cabello en la MET gala de este año. 

Bolso en forma de paloma de JW Anderson

Camila Cabello en MET Gala, 2024. Bolso de Jane Wade

Los bolsos se han adueñado de los colores intensos, un poco chillones, pero en su mayoría saturados marcando contraste con la ropa, dándole profundidad al conjunto. Al igual que siempre, los bolsos buscan la atención, una atención que se puede compartir entre los múltiples estilos que hay, desde los clásicos y discretos, a los irreverentes y diferentes. 

Jackie 1961 de Gucci

Bolso Hug de Ferragamo. Fotografía Alberto Pinto Mora

Esa libertad de los bolsos actuales se refleja en la soltura que tienen, misma que encuentra similitud con sus portadores en una sociedad más fluida. Si bien algunos son rígidos, la tendencia apunta a la soltura para que puedan contener varios objetos y sean moldeables. Un ejemplo claro es la tote bag que llegó para ser un accesorio de uso diario muy popular.

Los bolsos de 2024 buscan el tacto, ya sea suave, frío, rugoso o pesado, con texturas diversas, hechas de materiales que en el pasado no hubieran sido considerados, como el hierro o el aluminio. Esto los ha vuelto atractivos para una generación que busca estímulos físicos, lejos de las superficies planas de los dispositivos digitales. 

Esta característica incentiva a los diseñadores a buscar alternativas. De hecho, ahora entendemos por qué los bolsos también pueden ser piezas escultóricas.

BOLSOS LIBRES PARA PORTADORES DIVERSOS

En resumidas cuentas, son libres como sus portadores, pues se acomodan al ritmo de vida de cada uno: no les importa si son usados por hombres o mujeres. En esta década, es una realidad que cada vez más los hombres han dejado atrás sus mochilas, o bandoleras para incorporar verdaderos bolsos dándose la oportunidad de explorar diferentes modelos, desde los más clásicos a los más contemporáneos. Se trata de estilo, no prejuicios.

Bolso con charms de Balenciaga

Bolsos hechos de crochet de Jil Sander+

Hoy más que nunca, los bolsos se pueden sentir orgullosos de su pluralidad, porque no sufren si no tienen una etiqueta de lujo que los valide, siempre y cuando su diseño sea diferente, o de menos excepcional, ya que en las marcas pequeñas los compradores encuentran una forma de ser únicos.