“Nunca tuve tiempo de ser musa de nadie… Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista”, dijo en alguna ocasión Leonora Carrington (Reino Unido, 1917).

La artista —la gran mujer del surrealismo—, plasmaba en su obra, visual y escrita, la realidad alucinante de su propia existencia. Pasó un tiempo internada en un hospital psiquiátrico en Santander, España, luego de fracasar en el intento por liberar a Max Ernst, su amante, de un campo de concentración en Francia.

De aquella peripecia surgió un relato, considerado como uno de los textos fundamentales de la historia del surrealismo: Memorias de abajo, una sórdida narración de los eventos que marcaron para siempre su vida. Incluso en sus últimas entrevistas (murió en 2011) se negaba a responder preguntas de ese encierro, uno que con una inteligencia prodigiosa lo convirtió en un mapa que le permitían buscar la salida a su caída en el hondo pozo de la locura.

La relación sentimental con Ernst fue, además, una que resultó en una de las etapas de producción más prolíficas de Carrington. Juntos crearon el autorretrato La posada del caballo del alba y fue en aquella época que André Breton la adoptó como “uno de los nuestros”.

En 1941, después de seguir escapando de sus padres y su pasado de locura, llegó a México. Se instaló en la colonia Roma y continuó con su creación. Sus relatos, sus tardes y noches interminables sentada frente a su lienzo, a una hoja de papel. Sus manos, inquietas y productivas, continuarían reproduciendo su locura.

En ese lugar se resguardaban memorias, recuerdos y una colección de artículos, obras nunca concluidas, tesoros nunca antes revelados.

Pablo Weisz, hijo de la artista, junto al Consejo Leonora Carrington, A.C., rescataron más de 100 piezas que habitaban esa casa de la Roma. Entre los hallazgos hay bocetos, facsímiles, relatos, literatura, pinturas, esculturas y joyería.

“Leonora era una artista prolífica, una de esas figuras que son genuinamente multidisciplinarias. Esta colección no podía pasar ni un minuto más encerrada en la casa de mi madre”, dijo Pablo Weisz durante la inauguración de la exposición Recóndito mundo de Leonora Carrington en el Palacio Municipal de San Miguel de Allende, Guanajuato.

La carga personal y emocional de la exhibición es evidente. Entre los objetos se encuentran las herramientas de la artista, un par de fotografías y sus pensamientos, esos mensajes de locura. La locura a la que fue forzada durante su juventud.

“No hay nada más emocionante que encontrarse con las notas al pie de una obra, con los ensayos, las pruebas y los errores de un genio”, dijo Fermín Llamazares, presidente del Consejo Leonora Carrington A.C.

La genialidad de la mujer del surrealismo podrá ser admirada hasta el 29 de junio y forma parte de las celebraciones del nombramiento de San Miguel de Allende como capital americana de la cultura 2019.

www.leonoracarrington.com