Había que estar ahí para entender por qué ésta es una de las celebraciones más completas en torno al mundo del mezcal, por qué lleva más de 10 años vigente y por qué resuena dentro y fuera de México. Y es que razones sonaban muchas, pero la fórmula que Déborah Vértiz —organizadora de Mezcal Amarás Oaxaca Experience— ha desarrollado con todo su equipo, nos supo a descubrimiento; ésta no es solo una fiesta, sino la suma integración de ingredientes que honran, perpetúan, dignifican, y enaltecen al universo del mezcal. 

Una celebración extendida que ha nacido para trascender. Es una oportunidad para explorar y comprender la riqueza cultural de Oaxaca y elevar nuestros sentidos.

El latido que le da vida a la experiencia

Mezcal Amarás rinde honor a su nombre, pues todos y cada uno de los involucrados —desde la siembra y la jima hasta los niveles más desafiantes como el posicionamiento de sus estatutos—, llevan al frente la premisa de que, “de la semilla a la copa”, toda acción se dispone al amor; amor por lo que siembran, amor por lo que cosechan, amor por lo que hacen y amor por lo que comparten con el resto del mundo. 

Como marca, Amarás calcula cada acción y movimiento, y funciona bajo un sistema circular con la misión de ser sostenible y neutral en cuanto a huella de carbono. Además abandera acciones que retribuyen a la tierra creando programas de reforestación, de siembra responsable, de apoyo a comunidades y de empleo de residuos, y son firmes en su compromiso de crear un producto desprendido de la industrialización contaminante, pues su cualidad de artesanal respeta las manos y procesos ancestrales de los maestros mezcaleros y proyecta valores que en comunidad se centran en el respeto y amor por la naturaleza. 

La experiencia es de día y de noche 

El programa de Amarás Experience (3 días contando una fiesta con la familia más allegada, un warm up, y el evento principal) se va alimentando año con año del espíritu creativo y colaborativo de sus amigos y creadores, pues lo que comenzó como una celebración íntima, hoy es sede de encuentros con una comunidad diversa construída por amantes del mezcal, su cultura, los viajes, el arte y la música. Esta edición superó los 1000 asistentes, provenientes de México y otras partes del mundo. 

De día esta experiencia ofrece recorridos por los terrenos donde se siembra, cosecha y destila el agave. En México hay más de 50 variedades de la planta, y Amarás cuenta con un lugar privilegiado construído por ellos mismos donde siembran y cosechan por medio de las dos maneras de reproducción: por semilla o bulbillo y mediante rizomas, es decir, trasplantando los hijuelos que brotan de la raíz de la planta, dando vida a una vasta variedad de estos agaves, tradicionales y silvestres. También suceden encuentros con jimadores y maestros mezcaleros, catas, ceremonias holísticas, clases de meditación y experiencias gastronómicas que enaltecen la riqueza del estado y su gente. 

Estos recorridos personalizados nos ponen de frente al complejo proceso de hacer mezcal y al privilegio de llevarlo a la mesa, a una reunión o a un proceso mucho más suntuoso, el de beber por el mero antojo. Persuadiendo nuestro compromiso de darle un sentido distinto y más especial a cada sorbo que tomamos.

Al caer el sol

Y después de muchos sorbos de bagaje, todo lo que comienza con un brindis tiene que llevarse al punto de celebración. La fiesta es una tertulia, un espacio mágico alimentado por la energía del arte, la música, y la variedad de experiencias inherentes a la noche: conversaciones, tragos, bailes y risas llevadas al terreno de lo exclusivo, pues en proporción a otras, esta celebración se conserva con un número limitado de accesos. 

En 192 tuvimos la oportunidad de vivir una experiencia completa: del recorrido a Yagul (el lugar donde se cultivan las más exóticas y especiales plantas de maguey de Amarás) y la visita al palenque del maestro mezcalero Cuauhtémoc, donde pudimos experimentar –con mano en hacha– el arduo trabajo de los jimadores, a la destilería central de la casa, recubierta con un mural de la leyenda de Mayahuel –la diosa convertida en agave–, en donde probamos una cata de etiquetas destacadas como el Espadín, el Tobalá, el Ensable (entre éstas dos últimas) y la nueva etiqueta: Americana, un agave desarrollado en los campos de Amarás que tiene como principales características su gran tamaño (aproximadamente 100 kg.) y su peculiar dulzor que lo hace único en su especie, intenso en aroma pero suave al paladar.

Este año en el line up, que cada edición se revela in situ en el evento, estuvieron Mercedes Nasta & Rodrigo Blanco,  ⁠When I Think, Alma Linda, ⁠Maayan Midam, y L-Acoustics K3 Soundsystem entre otros actos, quienes quienes no sólo ambientaron sino llevaron al punto de ebullición estos tres grandes días de experiencias. Solo queda decir que Amarás es una marca que aspira a la reinvención, se atreve y construye todos los días un legado que, junto a su amor por el entorno y sus raíces, vibra con el sentimiento de un proyecto como éste, 192. 

Para conocer más detalles y descubrir la manera en la que puedes ser parte de ésta y otras actividades de Amarás sigue su cuenta en Instagram: @mezcalamaras.