Sobrevivir. El verbo no es nuevo en el vocabulario de la industria de la moda en México, una que va y viene entre la bonanza y la incertidumbre. Ser creativo —y exitoso— en nuestro país es un constante ejercicio de resiliencia y fortaleza. La competencia contra los monstruos del fast fashion, los costos de producción y el precio que hay que pagar para ser “reconocido” mantienen los ánimos y la adrenalina de muchos diseñadores mexicanos a flor de piel.

Invitamos, como cada edición, a nuestros amigos cercanos, a quienes también han estado presentes durante los años buenos y los no tan buenos. Ahora todo fue más íntimo. En sus casas y/o estudios capturamos la esencia de lo que hacen, de lo que son y de sus creaciones. Sin “filtros” ni producción, nos comparten, además, cómo han sobrevivido a estos meses de confinamiento y crisis.

“La pandemia nos dejó claro cuán vulnerables somos los seres humanos”, asegura Cynthia. “Nos detuvo en seco para enseñarnos que hay cosas que están lejos de nuestro control y que son más fuertes que nosotros; creo que estábamos muy cómodos y confiados, pensando que teníamos la solución para todo en nuestras manos.”

Y ella —definitivamente— no tenía las respuestas de cómo enfrentar la crisis provocada por el COVID-19. Pero esas dudas las convirtió en la oportunidad más grande que ha tenido en muchos años para reafirmar que lo que hace es su pasión y así establecer hacia dónde se encamina de ahora en adelante su proyecto.

“Lo primero que hice fue revisar nuestro plan de 2020 y establecer nuevas proyecciones y metas. La estrategia se ha generado un poco sobre la marcha, y hemos sido exitosos gracias al apoyo de nuestra comunidad, que incluye a mi equipo de trabajo, a nuestros clientes y proveedores, y a otros diseñadores.”

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