#Archive192: Mirna Valerio

Somos más que el cuerpo que habitamos

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texto Danaé Salazar
fotografía David Franco para 13/TRECE
estilismo Daniela Navarrete
maquillaje y pelo Stephanie Sznicer



El cuerpo es nuestro autorretrato y, su expresión en movimiento, una enorme y fiable narrativa de quiénes somos. Lo que emite, lo que suda, cada movimiento, la piel y los músculos, son novela de autor.

 

Mirna Valerio (Estados Unidos, 1975) no es lugar común, su piel tampoco. Lo digo en el sentido de quien expone y habla públicamente de su cuerpo con tanta honestidad que llega a enfadar a algunos. La ofensa es la de su cuerpo grande y, aún así, Mirna sigue adelante, siendo atleta, ella es corredora —ha terminado 10 ultramaratones y nueve maratones—.

Mirna Valerio

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Sobre sus logros, una voz que es estruendosamente risueña, que se ríe de sí misma cada vez que cruza una meta, cada vez que fracasa, cada vez que se tiene que tomar una foto para sus 80.4 k followers en Instagram a pesar de haber tenido una carrera mala, de esas que destrozan el ánimo.

 

Así, con sus particularidades, es la piel de Mirna Valerio, guerrera en defensa de sí misma sin saberlo, una perseverante que se sale del molde.

 

Danaé Salazar (DS): Tu voz siempre ha sido, además de naturalmente sonora, honesta, y una demostración tajante de cómo aceptas tu cuerpo y tu persona. ¿Qué te llevó a hablar libremente de tu complexión y anatomía, a hablar tan abiertamente de tu cuerpo?

 

 

Mirna Valerio (MV): Siempre he sido honesta en cómo me siento y en cómo me veo en este mundo. Sé que la gente tiene una idea de mí, pero tengo mi propia percepción, y acepto por completo la imagen de mi cuerpo. Así es como me identifico, como una mujer grande y gorda, una mujer negra. Siempre he sido muy abierta en compartir mi perspectiva sobre cómo me visualizo. Desde una edad muy temprana era más grande que el resto de la escuela, la más alta, y nunca fue un problema hasta que me convertí en adulto. En la escuela la gente a mi alrededor me quería y me aceptaba por lo que era: como una mujer negra, una chica voluminosa. Pero conforme fui creciendo y llegué a mi etapa adulta, fui tomando una serie de decisiones sobre mi salud y sobre los deportes que practicaría. Curiosamente esas decisiones me han definido de un modo importante.

 

Por otro lado, la gente de allá afuera comenzó a tener problemas, no necesariamente con mi complexión, pero sí con el tamaño y la forma de mi cuerpo. Continuamente recibía comentarios acerca de lo que hago —¿una mujer gorda corriendo maratones?— de cómo me veo y de lo que ellos creen que debería de hacer, qué deporte debería de practicar y cómo me debería de ver practicándolo. Fue en el momento en el que el social media comenzó a convertirse en esa cosa grande, y cuando lancé mi blog. En las redes sociales —Instagram, Facebook, etcétera— la gente comentaba mucho sobre si yo debería o no de correr, sobre la probabilidad que tengo (por ser grande) de lastimarme las rodillas, que si debería de ponerme a dieta y un no tan largo etcétera… todo giraba alrededor de la percepción que tienen sobre mi complexión.

 

Son opiniones y juicios basados en las experiencias personales de otros, no en las mías, comentarios que no tienen nada que ver conmigo. La gente se siente con derecho a opinar sobre mi cuerpo, pero a menudo ese tipo de comentarios no son dirigidos personalmente a mí, sino que hablan en tercera persona refiriéndose a @mirnavator: “le va a dar un ataque al corazón, se va a lastimar las rodillas, está muy gorda para correr, que se ponga a dieta, está corriendo para ir por una dona”. Yo, por el contrario, no me veo así: hago lo que me gusta y lo que sé que es bueno para mi cuerpo, porque lo conozco y entiendo mi espíritu.

 

DS: Va una verdad frecuente: nunca estamos contentos con nuestro cuerpo, nos quejamos de lo que no nos gusta o de cómo quisiéramos cambiarlo. En este sentido, cómo es que ganas o mantienes tu autoestima a tope. ¿Cómo aceptas y respetas tu propio cuerpo?

 

MV: Sé que mi cuerpo es realmente increíble. Puedo correr 100 km, 42 km… mucha gente no puede ni siquiera imaginar lo que es esa distancia. Sé que mi cuerpo es fuerte y he aprendido mucho sobre mis límites, así que trato de tener un equilibrio. Creo que la imagen personal de mi cuerpo y la autoestima que le tengo, viene directamente del hecho de que sé cómo usarlo, sé qué puedo hacer, sé que es fuerte y capaz, y eso no tiene nada que ver con cómo me veo hacia afuera —o cómo me perciben otros—. Pero no es tan sencillo como se lee, porque cada día recibo los mensajes de los medios y los estándares de la sociedad, sobre lo que debe ser un cuerpo hermoso, cercano a la perfección, y estoy lejos de ese estándar. Sin embargo, cada tanto sí me veo al espejo y pienso: ‘uy, mi panza es enorme’. Ahí es cuando tengo que hacerme un paso de lado y observarme desde afuera y sentirme segura porque acabo de volver del gimnasio e hice pesas, o porque logré salir a correr y afuera estábamos bajo cero. Cuando suceden esas confrontaciones con el espejo —inevitables—, tomo aire y pienso que tengo esta vida increíble con la que puedo inspirar a otros a pesar de lo que afuera puedan pensar de la apariencia estética de mi cuerpo.

 

Mira, acabo de hacer un anuncio para Calvin Klein, así que nadie puede decirme que no soy hermosa o que no valgo la pena. Algo dentro de todo lo que hago me dice que sí lo soy. Y toma práctica… cada día tengo que ver esos mensajes —cada vez son menos, pero siempre llegan—, que atacan y joden, que dicen que no soy suficiente o más bien que soy demasiado (grande), que no soy hermosa: sé que sí lo soy. Cada día tengo que tener conversaciones conmigo misma y repetirme y repetirme lo que soy, quedarme ahí… pero ¿sabes qué? En esas conversaciones, siempre gano.

Mirna Valerio

DS: ¿Qué significa la belleza para ti?

 

MV: La belleza es algo muy subjetivo y personal. No existe un concepto o significado verdadero de la belleza. El concepto de belleza ha sido apañado por los blancos, y obviamente no aplica para todos los que no somos de ese color. Si pudiéramos hacer de lado los estándares sociales, entonces diría que la belleza es una combinación de tu fuerza personal, compasión y amor, de esas cosas que irradias a otros, eso que ellos reciben y a lo que responden. El brillo que irradias se deja ver en tu cuerpo, en tu físico, en tu piel, y es una cosa muy subjetiva, sé que no voy a ser hermosa para todos.

 

DS: Y estar en forma y sana, ¿qué significa para ti?

 

MV: Estar en forma es definitivamente ser capaz de caminar a través de la vida con fuerza (fuerza física), flexibilidad, agilidad y ser capaz de ir a través de una distancia con resistencia. Y todo eso no requiere un cierto tipo de cuerpo, porque mírame, soy una mujer gorda y grande, pero mi cuerpo es capaz de recorrer grandes distancias, y soy fuerte, flexible y ágil… y tal vez un par de cosas más. La forma en la que cada uno se ejercita debe ser congruente e ir bien con tu vida diaria y tu trabajo. El deporte envuelve un todo, tu parte física, emocional y mental, así que estar en forma y saludable también se refleja en tu estabilidad emocional, es un espejo.

 

DS: Correr engancha, es uno de esos deportes que una vez que empiezas, rara vez lo dejas.

 

MV: Empecé a correr cuando tenía 13 años, hoy tengo 44. Cuando comencé a correr, lo hice solamente para mejorar en los deportes que practicaba en la secundaria, necesitaba condición si quería ser una mejor atleta. Correr se convirtió en un hábito. Y, además, era visible la mejora en mi rendimiento físico: estaba más en forma, cada vez era más rápida. Siempre he sido una chica grande, pero eso nunca fue un obstáculo con ninguno de mis entrenadores. Seguí corriendo en la universidad y hasta mi adultez. Únicamente hubo un periodo de tres años y medio, en este lapso, en el que no corrí, y ahí es donde comenzaron todos mis problemas.

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DS: Creo que cada vez que uno se pone los tenis para salir a correr tiene un significado, me atrevería a decir que casi siempre existe una emoción o un motivo que te hace salir de casa y enfrentarte a ti mismo, con tu propio cuerpo. ¿Cuáles son tus motivos para continuar corriendo?

 

MV: Correr me hace sentir extremadamente bien. Me ayuda física, emocional, mental y espiritualmente. Hay algo en el “moverse”, en la forma en la que el ser humano tiende a moverse, que me hace sentir conectada conmigo misma y con la Tierra. Y cada vez que corro —no importa si es una buena corrida o no— me conecto con la Tierra y me siento más humana. Correr es difícil, y el hecho de que es duro y que continúo haciéndolo, significa algo importante. Significa mucho más que el hecho de simplemente querer mantenerme en forma.

 

DS: El compromiso y determinación en cada ser humano y en cada una de sus carreras, no pueden ser medidos en kilómetros. Para mí tiene más que ver con el corazón, con el reto mismo; 5 km o 42 km, no suma ni resta, finalmente el duelo va a comenzar y terminar en ti mismo.

 

MV: Correr involucra todas las sensibilidades de un ser humano. Te reta físicamente aun cuando es algo relativamente fácil, como un 5 km. Correr es, inherentemente, un reto. El simple hecho de mover tu cuerpo ya es un esfuerzo en sí. La meta es también con tu mente —en este momento estoy pensándomela si salir a correr después de esta entrevista o no, afuera hace frío y es de noche—. Hay que encontrar ese espacio mental que te empuja a, primero querer hacerlo y, finalmente a hacerlo. No siempre me encuentro en ese estado mental. Y aplica para todo en la vida, lo que tienes o necesitas hacer. Lo que sucede al correr es paralelo con lo que sucede en el resto de nuestras vida: es un reto, pero sabemos que es bueno para nuestro cuerpo y sabemos que nos llevará a lugares especiales. No importa la distancia cuando se trata de correr, es tan subjetivo; un 100 km, por ejemplo, pues claro que implica otros retos, pero al final la exigencia con uno mismo y el compromiso con el simple hecho de salir a correr, de ponerte los tenis y decidirte a dar esos primeros pasos de trote en la calle, implica todo un esfuerzo. El reto es mental y lo principal es atravesar ese escalón mental que parece imposible. Paralelo a lo que sucede en la vida real, lo que hay que hacer es ir paso a paso y estar presente en el momento y, cuando ese instante pasa, hay que moverse al que sigue. Correr me ha enseñando mucho de la vida misma, cada reto que ha sido correr, está directamente relacionado con las cosas en mi vida.

DS: Alguna vez leía que si quieres aprender algo de ti mismo, tienes que correr un maratón (42 km).

 

MV: He aprendido muchas cosas. Lo primero es que soy muy resistente, aún cuando pueda fracasar o cuando he tenido que parar porque estoy lesionada o porque no lo estoy sintiendo o no me estoy conectando con esa corrida, con ese momento, he aprendido que soy fuerte y que siempre lo puedo volver a intentar. Tal vez tenga que cambiar algo, pero también he aprendido que tengo que ser tolerante conmigo misma, con mis circunstancias. Me ha enseñado que puedo ser flexible y, que si fallo, puedo volver a levantarme o puedo hacerlo de una forma distinta.

 

DS: Entonces, según lo que acabas de decir, ésa es la forma en la que convives con el dolor en las largas distancias, con tu propio cuerpo, con tu salud.

 

MV: Tengo el coraje, la determinación y muchas agallas, puedo hacer cosas muy duras por mucho tiempo, soy muy resistente y sé que voy a sobrevivir. Y una vez más, todo eso se puede transferir a la vida real y diaria. Algunas veces será aburrido, otras será mentalmente difícil, o físicamente muy duro; algunas veces me sentiré perdida o literalmente lo estaré, pero tengo que encontrar el camino de vuelta. Muchas veces siento que no tengo ni idea de cuál es el siguiente paso que tengo que dar, pero si continúo haciendo lo que hago, comprometida con eso, y estando en el momento y en movimiento, el camino se volverá a abrir o se volverá a mostrar. En algún punto el dolor se olvidará, pasa a otro nivel porque tu intención inicial de carrera es la que te hace sobrevivir.

 

DS: ¿Cuál ha sido el mayor obstáculo que has enfrentado como atleta?

 

 

MV: Diría que aprender a lidiar con mi propio cuerpo. Por ejemplo, he sido corredora por mucho tiempo, y una vez que empezaron a patrocinarme, me pidieron que hiciera una carrera con obstáculos. Y yo soy curiosa y aventurera y me gusta intentar nuevas cosas, pero aquella vez realmente tenía miedo porque no me sentía capaz de hacerla y me preocupaba lastimarme. Era una aventura que mi piel no había experimentado… pero lo intenté: algo sucede en mi mente que, aunque sienta que se me presenta un gran obstáculo o que algo me da miedo, o un reto que me parece muy difícil, mi cerebro dice “adelante”, vamos a intentarlo aun sabiendo que no voy a tener éxito.

 

Definitivamente, hacer largas distancias o una distancia nueva —tengo muchas ganas de hacer una carrera de 100 millas– es aterrador. Si me lo preguntas en este momento, te diría que no puedo hacerlo. Sé que mi cuerpo puede, pero mi mente es la que duda.

 

Hacer nuevas cosas con mi cuerpo o si el reto es muy público y mucha gente estará al pendiente de cómo lo hago y de mi desempeño, se ha vuelto una traba en mi trabajo, porque en lugar de hacer un reto o carrera por mí misma, me siento vulnerable y expuesta a los ojos de todo el exterior. Quiero seguir corriendo y tomando nuevos retos, pero lo cierto es que se ha vuelto un poco mediático. Cuando me invitan a carreras muy difíciles y fallo, el fracaso crece, por decirlo de alguna forma, al tener tanta exposición porque la gente espera mucho de mí. Todo el tiempo pienso en el fracaso y ése es otro enorme obstáculo que tengo como atleta y como ser humano.

 

Físicamente tengo un cuerpo muy grande y no soy buena en velocidad, obviamente. Y la gente relaciona la velocidad con ser un buen corredor, la relaciona con el éxito. Nunca seré rápida. Pero a mí eso no me importa, tengo mis propios retos de velocidad, quiero terminar una carrera y haberla disfrutado, quiero continuar probando a mi cuerpo de acuerdo con mis propios parámetros de éxito.

DS: En noviembre de 2019 viniste a México a correr en la Sierra Tarahumara. ¿Cómo viviste esa experiencia?

 

MV: Aparte de que mi hijo se perdió en la sierra, fue increíble. Quiero volver, hacer ese viaje otra vez. Hubo muchas cosas, experiencias y gente que conocí, pero necesito más tiempo allá, platicando con la gente. En el cañón había cierto espíritu, un sentimiento de que tienes que estar ahí, de que no hay nada más que ese momento. Hubo un magnetismo muy especial que me atrae mucho para volver, que quiero explorar. Además es una parte del mundo con la que no estaba familiarizada, pero que me hizo sentir feliz. Fue un viaje muy personal, muy especial.

Esta sesión de fotos fue realizada cuando Mirna Valerio visitaba la Ciudad de México, en una escala para irse a Chihuahua, invitada por el colectivo Aire Libre Running, quienes organizan experiencias de correr en todo el mundo. La de Mirna fue a través de la Sierra Tarahumara.

 

Mira el detrás de cámaras que hicimos durante la sesión de fotos aquí.

 

 


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