Miuccia Prada es una diseñadora que con el paso del tiempo ha desarrollado su complejidad, sin miedo a expresar lo que tiene en mente. Siempre analiza lo que pasa en el mundo y el comportamiento de la sociedad; sus reacciones, aspiraciones, nuevas aficiones, y  con eso crea una historia completa cada temporada. Aunque es consciente que para que una marca sobreviva tiene que vender, su propósito no está en crear solo para eso, diseñar es su lenguaje y quiere usarlo para comunicar lo importante.

Para primavera 2019, Prada trata de simplificarse, con vestidos babydoll de satín en siluetas de los 60’s crea una confrontación entre lo liberal y lo conservador, exponiendo partes clave del cuerpo que no siempre estamos acostumbrados a ver, como el torso, la espalda y los codos. Entre la contradicción que siempre acompaña a la marca y el ejercicio de unificar lo simple y lo que no lo es, muestran prendas con cristales encimados en la técnica tie-dye, agregando color después de tantos looks completamente negros. La colección se percibe como joven, no precisamente dirigida a la juventud, sino a la idea que se tiene de cómo se ven o se han visto las jóvenes a través de los años.

Miuccia Prada tiene mucho qué decir y sabe que para ser escuchada por más público debe sintetizarse.