Dejar a un lado los estereotipos en la industria de la moda, es un recurso cada vez más recurrente. Para su primavera 2019, Tommy Hilfiger —de la mano de Zendaya—, preparó un desfile experiencial para la colección colaborativa, que vio su nacimiento en la adorada ciudad de las luces, París.

¿El lugar para celebrarlo? El teatro Champs Elysees, que al ritmo del boogie, por una noche se convirtió en un auténtico roller center de los 70. El escenario funcionó también como una oda de inclusión y homenaje a la diversidad, 59 modelos negras entre los 18 y 70 años y cuerpos diversos, recorrieron la pasarela al ritmo de la música disco.

Rostros como Winnie Harlow, Leyna Bloom y Beverly Johnson —la primera mujer negra en ser portada de Vogue E.E.U.U.— se unieron a la celebración, reivindicando “lo diferente” como una cualidad o virtud que las hace ser únicas y se aleja de patrones convencionales de belleza.

Transgresora, andrógina e irrepetible, Grace Jones, una de las figuras más representativas del empoderamiento femenino en los años 70 y 80, caminó a grandes pasos sobre la pasarela para clausurar la noche. Con un baile divertido e iluminada en su saco brillante, Grace fue la cereza de la malteada —como la típica que encuentras en una cafetería retro—. Un momento significativo para celebrar una colección de hombreras y denim, que per se, es un tributo a la época dorada de la música.

www.tommy.com