Resulta fácil darse cuenta cuando un festival fue hecho con cariño y coherencia. Desde que uno observa el cartel y la sede, todo hace sentido, y se intuye de inmediato que será un punto de reunión para pasarlo entre gente con la que se comparte gustos y obsesiones.
El sábado vivimos, a partir de las 2 de la tarde y durante las siguientes trece horas, una de esas citas memorables en CMD_F, el festival que materializa la pasión de años y años de Héctor Mijangos por la música hecha con sintetizadores y por un cúmulo de referencias futuristas que han gravitado alrededor suyo y de su plataforma Noiselab. Unas horas antes de iniciar, un post de ADULT., una de las bandas a presentarse, resumía así lo que iba a suceder en el Frontón México: “Epic lineup of incredible humans”.

Héctor Mijangos fotgrafía Rodrigo Navarro
Además del genial cartel que nos llevó —no sin algún momentillo nostálgico— a ese futuro que habita en nuestra imaginación desde hace varias décadas, disfrutamos varios rasgos más del CMD_F:
1) La intensidad, que marcó la jornada desde el minuto uno. Le tocó marcar la pauta a Arnaud Rebotini y lo hizo con su habitual manera furiosa, enérgica, rugosa, estridente, de ejecutar los sintetizadores.
2) La considerable presencia de mujeres al frente de proyectos (cinco de las once presencias del cartel tenían una vocalista al frente, y una sexta contaba con alineación femenina): Liz Wendelbo, de Xeno & Oaklander; Jae Matthews, de Boy Harsher; Penelope Trappes, de The Golden Filter; Nicola Kuperus, de ADULT., y Caroline Martial, de Kap Bambino.
3) La red de referencias que poco a poco se iba formando y que hace intuir o fantasear con los nombres que formarán parte de próximos carteles. Por ejemplo, Daniel Miller nos hizo pensar en el sello Mute, que fundó hace cuarenta años y fue hogar en los 80 de bandas como DAF, Depeche Mode, Liaisons Dangereuses, Yazoo, Throbbing Gristle… La de Rebotini nos llevó a Black Strobe, Ivan Smagghe y toda una constelación de proyectos franceses que podrían caber en el festival. La de Nitzer Ebb nos condujo mentalmente a Front 242, Cabaret Voltaire, Die Krupps, Recoil, Fixmer/McCarthy… Y así podríamos seguirnos, poniendo puntos, uniéndolos y fantaseando con el futuro de CMD_F.
4) Y finalmente, el recorrido vertiginoso entre géneros de la electrónica, gracias a la diversidad de la curaduría que, desde la edición anterior, se propuso reunir bandas que no tuvieran necesariamente que ver una con la otra pero cuya música fuera relevante en el presente, fuera de la época que fuera. Así, nos encontramos con viejos amigos musicales y fuimos del synth pop de Xeno & Oaklander —un feliz regreso a los sintes polifónicos que tan bien le sientan a la voz de ecos sesentero-ochenteros de Liz— al acid techno de ADULT., del EBM, el hard beat y los guiños houseros de Nitzer Ebb al electropunk veloz y espasmódico de Kap Bambino, que cerró la noche y nos mandó a todos a casa con la pila al 100 pese al cansancio de poco más de 13 horas agitándonos a distintas magnitudes.
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