Daría mi vida por lograr la melena de unicornio perfecta, en tonos pastel y bien eléctrica. Me gusta el glitter y la seda, el drama y la palabra reventada. Más o menos con esta envoltura llegué a mi nueva casa. Vivir conmigo a veces es insoportable. Eso no lo sabía Marcos cuando me invitó a que compartiéramos departamento y fuéramos roomies. Llevamos casi un año en el vaivén de bancarse (a la argentina) mi depresión y mi bipolaridad. Yo, por otro lado, he tenido que ceder a no comer chile y aguantar a milímetros de la asfixia sus canciones de Taylor Swift en la mañana, y que sea un troll.

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“Volando a ras del suelo”

historia original Pau Carb
adaptación Tonatiuh López
fotografía Eugenio Andrade Schulz
intérprete Johanna Murillo

No hay nada peor que ser joven y no darse cuenta: desaprovechar la valentía e ingenuidad que da el amor para dejarse ir. La primera vez que lx invité a salir, me mandó a volar sin saber que volar y hacer volar ideas que limitaban mi forma de quererlx era lo único que hacía desde que lx conocí.

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“Los tamaños de las historias de amor”

historia original Jesica Ludueña
adaptación Brenda Lozano
fotografía Fabiola Zamora
interpretación Irene Azuela

Esta es una historia de amor y desamor épica. Duró lo que duran las grandes épicas y empezó como empiezan las épicas: con mensajes de WhatsApp. A veces hablábamos por mensajes directos en Instagram, luego empezamos las llamadas por teléfono y finalmente llegamos a las video llamadas. Una vez me mostró lo mal que se había cortado el pelo, nos moríamos de la risa.

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“El caballero del Zodiaco”

historia original Rodrigo Torres
adaptación Adma Kawage
fotografía Ana Hop
intérprete Mario García Torres

Jamás habíamos hablado, a pesar de que vamos a la misma universidad, así que tocó conocernos desde cero, intercambiando aquellos pedazos de nuestra historia y circunstancias que usamos para construir nuestra propia definición: que si estudio esto, vivo con tal, me gusta eso y me he mantenido cuerdo durante el aislamiento haciendo lo otro. Estúpidamente, como si supiera algo de astrología —pero más por no dejar que muriera nuestro intercambio de mensajes—, le dije: “por cierto, soy Capricornio”, a lo que ella contestó, bastante más segura que yo de lo que eso significaba, “y yo Piscis”.

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