Nuestra realidad ha cambiado, la pandemia mundial provocada por el virus Covid-19 nos ha llevado a una situación de contingencia. La frustración crece todos los días entre los familiares de enfermos que no han logrado salir del hospital. Los centros de salud no alcanzan, los recursos son limitados y el personal médico de los hospitales está agotado. Así como ellos, hay otros que todos los días salen a la calle a cumplir con sus labores; individuos que se han convertido en el testimonio de que, a pesar de todo, siempre contaremos con ellos.
Los llamamos héroes y con justa razón. Ellos —a pesar del riesgo que esto implique— deben, por convicción, realizar sus tareas y ayudarnos al resto a seguir confinados y a salvo. Y es que en tiempos de crisis, los héroes tienen que estar al frente del cuerpo de batalla para ayudar al resto a satisfacer las necesidades básicas humanas.
Conversamos con tres de estos héroes, quienes compartieron sus rutinas, sus miedos y cómo esta contingencia ha cambiado sus propias perspectivas.
Marco Antonio Castro Castillo, colaborador del proyecto “Comida para Héroes”, del restaurante Sonia.
Hace unas cuantas semanas, Grupo Lunfardo (que incluye a Sonia, Parrilla Paraíso, Avierto y MadDona) inició una campaña para llevar alimentos al personal médico y de intendencia de los hospitales que se han convertido en centros de atención Covid-19 en la Ciudad de México. “Comida para Héroes” se ha convertido en una de esas iniciativas ejemplares con las que el sector privado está haciendo lo suyo para ayudar a quienes nos están cuidando.
Desde que arrancó el proyecto, Marco ha estado involucrado en todo lo que le es posible, aportando su tiempo y entusiasmo para llevar miles de comidas reconfortantes a quienes las tienen más que merecidas. Y es que como él lo dice: “la comida es apapacho y hay médicos y enfermeras que no tienen tiempo para sentarse a disfrutar de una comida caliente y rica”.
Estas semanas han sido complicadas para todos, pero en especial para ciertos sectores de la sociedad que históricamente han sido relegados y olvidados, para quienes quedarse en casa no es una opción porque llevar un plato de comida caliente cada noche implica salir a diario.
“Ahora que estoy involucrado en este proyecto y que veo las realidades de otros, me pregunto por qué no hicimos esto antes, por qué tenía que suceder una pandemia para que volteáramos a ver a los que siempre han estado ahí, necesitados de nuestro apoyo”, dice Marco, “las circunstancias nos han obligado a ver otras realidades, pero me da gusto que así como nuestra iniciativa, existan otras, y espero que después de esto no perdamos el sentido de responsabilidad moral que tenemos como ciudadanos para ayudar a los que nos rodean.” @dospuntomarco
Raúl Montero Romo, médico familiar, geriatra y gerontólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social.
“La frustración es enorme”, explica el doctor Montero, quien, como muchos médicos, ha tenido que dejar su consulta diaria para atender a pacientes con Covid-19, “no es sólo estar lejos de nuestras familias [desde hace más de un mes que no ve a su hija ni a su pareja; a sus padres, adultos mayores en riesgo, los ve de lejos, cuando les lleva víveres para que no tengan que salir de casa], es enfrentarse todos los días a las complicaciones, los casos graves y las muertes, es tener que despedirnos de otros colegas a quienes el virus se los ha llevado… estamos viviendo momentos de muchas tristezas y frustraciones.”
Además de las múltiples emociones que a nivel personal tienen que superar los trabajadores de la salud, el doctor Montero dice que uno de los mayores problemas a los que se enfrentan a diario es la desinformación y la ignorancia, y que su labor, además de asegurarse de que sus pacientes salgan del hospital saludables, ha sido la de insistir por todos los medios que las medidas precautorias básicas se cumplan y hacerle entender a la población que son fundamentales para evitar futuros contagios.
“Así como otras personas que están lejos de sus familias, yo también quiero ver a mi hija, besarla y abrazarla, quiero estar con mi pareja, quiero ver de cerca a mis padres, pero también sé que este sacrificio es momentáneo, que pronto pasará y que si todos ponemos de nuestra parte, las familias nos reuniremos de nuevo, estaremos juntos y pronto, todo regresará a la normalidad.”
Karen Melo, fotoperiodista de Notimex.
Las jornadas laborales de Karen eran relativamente sencillas: revisar la agenda diaria, cubrir los eventos que le eran asignados, ir a la redacción, editar fotos y regresar a casa a descansar. Pero hace poco más de un mes, cuando fue declarado el estado de contingencia en nuestro país, ella al igual que otros periodistas, tuvieron que cambiar por completo su rutina.
“Cuando todo esto comenzó, decidí que quería cubrir hospitales, que una de mis tareas sería capturar esas imágenes que sirvieran para que otros pudieran ver lo que estaba ocurriendo allá afuera”, explica Karen, “nunca me imaginé que ésta se convertiría en la cobertura más dramática y complicada de mi carrera y mucho menos que sería tan rápido [comenzó a trabajar en Notimex hace apenas cuatro meses]”.
El enfrentarse a diario a escenas como las de familiares esperando impacientes a tener noticias en las salas de espera o incluso en las calles, así como los momentos de caos dentro de las salas de emergencia de los hospitales, donde el personal médico no se da abasto con los recursos que tienen a su alcance, han sensibilizado a Karen de una manera particular.
“Honestamente a veces me tengo que aguantar las ganas de llorar; es difícil enfrentarse a todo lo que está ocurriendo, es muy fuerte saber que me estoy exponiendo a un posible contagio y me da mucho miedo contagiar a alguien en mi familia, pero cuando estoy haciendo mi trabajo lo olvido todo, me concentro, me adentro a encontrar esa imagen, ese momento, esa expresión que sirva para informar.” @karenlopolis
Karen, Raúl y Marco son tan solo un ejemplo. Allá afuera, en todas las ciudades del país, hay más héroes, más individuos comprometidos, aguerridos, fuertes y sensibles que están dispuestos a correr el riesgo para que otros tengamos la posibilidad de quedarnos en casa. Apoyemos en lo que se pueda, sumemos esfuerzos para ayudarlos también a ellos. En tiempos de contingencia, todos estamos juntos.
#QuédateEnCasa
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