Frente a lo que pintaba el panorama desesperanzador de la pandemia, la virtud de los creadores de Jr-Kiyo —en especial de Raúl Rojo, también al frente de la dirección creativa de PAY’S— fue hacerle caso a su intuición. De ahí mantuvieron despierta y latente la idea de que aquella marca online —de filosofía enteramente centrada en la calidad, la responsabilidad, y en un minimalismo que rebasa lo estético— tenía que tener un espacio físico, vivo, de contacto humano, para ponerse a la venta en el aparador. Y así fue. 

Kiyo Café abrió sus puertas hace apenas unos meses, en Oaxaca, dentro del Hotel Boutique Pug Seal (Zapoteco), erguido en una casona de mediados del siglo XIX ubicada en una de las calles más visitadas del centro de la ciudad (Porfirio Díaz 212. Col. Centro), la poesía de esta tienda es: moda, café, música y objetos en un mismo lugar; pilares —entiéndase pasiones— de su director creativo. 

El espacio se presta para crear comunidad, y la comunidad le presta multiculturalidad al espacio, el ciclo de la filosofía en la que Jr-Kiyo se gesta ha sido materializado, y dentro de éste suceden cosas hechas con calidad, creatividad, consciencia social y ambiental, sabor, bienestar y amor. Además de la colección completa de Jr-Kiyo, y algunas marcas de diseñadores invitados de forma itinerante —como Dalia Perlasca y Boyfriendshirt, con quienes inauguraron la tienda—, también hay objetos, como cerámica y joyería, y publicaciones impresas en los aparadores. 

Pero es el café —la barra de café con un menú reducido de alimentos deliciosos y sanos— el corazón de este proyecto, que, alineado a la filosofía que sus creadores están viviendo con la marca de ropa, donde no hay límites creativos, y, las siluetas, la colorimetría, y los procesos y materiales que proponen tienen cierta coherencia entre ellos, abraza a un consumidor más “boutique”, que busca no sólo un producto nuevo, o de buen sabor, sino que además tenga un concepto y traiga bienestar para el cuerpo; y eso es lo que sirven: el café de la casa es de Oaxaca, un magnífico café orgánico cultivado en sombra en la Finca las Nieves, otro es un café veracruzano, también de altura y de la casa, con estos van los expresos y los filtrados, y tal como con su aparador itinerante de diseño, el café también recibe invitados con estancias considerables de tiempo —para el momento de su apertura fue un café de Etiopía el invitado—.

Los ingredientes de los alimentos son endémicos y de temporada, y el menú, desarrollado por Alexander Suastegui, incluye bebidas de especialidad, smart drinks —que además de ser deliciosos se complementan con especias, semillas, hongos y super foods— y tragos de café que van desde un affogato con helados de la casa (como el helado de yogourt con miel y pistache), hasta su best seller, un espresso lavanda latte, que incluso impregna su aroma y da personalidad al espacio. Para acompañar el trago, los mordiscos pueden ser al quiché de cuatomatos regionales o a algún pan de su canasta de panes de masa madre. 

Kiyo Café se encuentra en un circuito de pluriculturalidad que reafirma una filosofía de consumo consciente, y al ser orgullosamente mexicana y tener el sello de lo bien hecho, no pudimos dejar de recomendarla.

@kiyo.cafe abre de martes a domingo de 9:30 a.m. – 7 p.m. (Dom 5 p.m.)