Larga Vida al Patrick Miller

Inmortalidad al bailar

2203
texto Fabián Rodríguez
fotografía Cuauhtémoc García para 13/trece.
asistentes de fotografía Cecil Mezulic, Fernanda Molins

Antes de empezar a leer dale play a nuestra lista de reproducción y disfruta el texto a todo Patrick Miller

 

Ésta es la historia de cómo un famoso DJ se convirtió en la figura más importante del sonidero en México, de 1985 hasta nuestros días.

 

Durante los 80, década en la que se comenzó a desatar la modernidad, satélites y canales de televisión mexicanos daban paso a la tecnología. Había pocas opciones para salir de fiesta en el país: hoyos funky y discotecas, principalmente. El movimiento sonidero estaba en su apogeo en aquel año. La gente se reunía en espacios públicos para disfrutar de las selecciones musicales que proponían estos actos itinerantes. Los ritmos tropicales predominaban; sin embargo, la música disco y sus ramificaciones ganaban popularidad desde hacía una década. El precio para entrar a este tipo de eventos normalmente era accesible. Los sonideros se esforzaban por forjar un nombre que atrajera a las multitudes.

 

Desde ese entonces, el número 8 de la calle Filomeno Mata alberga al Club de Periodistas. Dentro de este lugar, el Sonido Meteoro presentaba al DJ Patrick Miller y a algunos otros, para ganar adeptos. Pronto se hablaría únicamente de Patrick Miller: su destreza para seleccionar y mezclar temas que incendiaban la pista de baile sobrepasaría cualquier otra intención calculada para aquellas noches.

Las noches de Patrick Miller vencían cualquier otro espectáculo. Miller, innovador, utilizaba una pantalla gigante para proyectar los videos más recientes de Hi-NRG. El juego de luces y el potente sonido impresionaban a cualquiera. La calidad de estos eventos era superior y marcaban un estilo único; la selección de música, su mezcla y el despliegue tecnológico eran por demás vanguardistas. Todo esto se complementaba con una ideología: reunirse por y para la música.

 

Antes de la época del Patrick Miller, a finales de los años 70 el rock ’n’ roll cedía el trono frente a la popularidad de la música pop y la música disco; la música electrónica apareció en consecuencia. La combinación de este tipo de música con los avances tecnológicos de la época, como el uso de computadoras personales, secuenciadores y sintetizadores, abrieron paso al Hi-NRG. Esta música realza la intensidad de la melodía y se complementa con pegajosos ganchos que atrapan a la gente para invitarla a sacarle brillo a la pista de baile.

Roberto Devesa es el nombre de aquel joven DJ al que promovía el Sonido Meteoro en 1983 bajo el pseudónimo de Patrick Miller. Hoy se le conoce como el señor Patrick Miller, a quien se le tiene un enorme respeto, y sigue tocando. Además de haber logrado enorme reconocimiento por presentarse en vivo, Miller es conocido por haber sido uno de los primeros productores de música electrónica en México. También componía canciones de Hi-NRG, la más famosa de ellas es “Desesperado”, de 1986. Como es de esperarse, dentro de este circuito goza de una tremenda fama. Basta con pasar una noche en el Patrick Miller y decir su nombre, para que decenas de los que frecuentan el lugar cuenten historias sobre lo buena persona que es. Durante 2012, un promotor consiguió que el Club de Periodistas presentara una noche de Patrick Miller. Desde luego, el evento fue un éxito: el lugar estaba a reventar; con dificultades se pudieron armar los círculos de baile. La energía siempre estuvo a tope. La noche del sábado 24 de marzo de 2012, personas procedentes de distintos continentes se dieron cita para escuchar el mensaje de unidad del Sr. Devesa, junto con su mejor selección de cortes.

Miller ha promovido el desarrollo de una comunidad en torno al Hi-NRG. Aun así, como en muchos campos, existen rivalidades, aunque sean a veces involuntarias. Dicen por ahí: “como existe el blanco y el negro, existen Patrick Miller y Polymarchs”. Para los integrantes del equipo de Patrick Miller, la comparación no es un problema; no es su intención competir con ellos, aunque algunos seguidores de ambos sonidos se empeñen en antagonizarlos.

 

La comparación es natural, pues de entrada, ambos programan música Hi-NRG. Patrick Miller lleva cerca de 30 años haciéndolo en un local fijo, mientras que Polymarchs se especializa en las tocadas ambulantes. Patrick Miller también ofrece conciertos fuera de sus instalaciones regulares. Éstos se hacen normalmente en el interior de la república; no obstante, en un par de ocasiones ha salido del país para electrizar a sus adeptos del otro lado de la frontera. Aun cuando los conciertos son extramuros, se obliga el uso del equipo más sofisticado: “si la gente está pagando para vernos, hay que ofrecerles algo que valga la pena, que se vayan contentos”, comenta Bolo Miller.

 

Hasta el día de hoy, las noches de fiesta en el Patrick Miller están cargadas de incesantes duelos de baile. Una gran bodega con luces neón y grafiti, en lo más norte de la colonia Roma, cada viernes alberga a cientos de amantes del baile. Los asistentes se paran formando un círculo alrededor de dos personas que se enfrentan al ritmo de la música. Hay un moderador que vigila las retas y mantiene el orden en los duelos de baile. Éste elige quién se enfrenta con quién en el círculo y procura incluir a todos aquellos que se animen a bailar. Para bailar en el centro de los círculos solamente hay que pedir un turno que el moderador o moderadores otorgarán cuando sea el momento adecuado para ello. La mayoría de la gente que asiste al Patrick Miller son clientes asiduos y tienen preferencia, por lo que en algunas ocasiones, toma tiempo ser elegido para combatir en los círculos de baile.

Casi 30 años después de que Patrick Miller se parara detrás de una tornamesa, el lugar sigue en pie y con una generosa afluencia. Algunas cosas han cambiado, el lugar por ejemplo. Después de una década en el Club de Periodistas, la casa de Patrick Miller ahora se encuentra en el número 17 de Mérida, en la colonia Roma. Después de un incidente en 1993, del que ya no se habla, el Patrick Miller se vio obligado a abandonar el Club. Cerraron durante casi un año para recuperarse —casi cierran para siempre—, y se reubicaron en donde se encuentran hoy. En general, el resto se mantiene igual, soportado por la convicción del Sr. Miller, su equipo de trabajo y, claro, la gran familia de los patricios.

El equipo que trabaja en Patrick Miller también se caracteriza por su larga trayectoria a lado del señor. Bolo Miller, gerente del lugar, conoció a Patrick Miller cuando tenía 14 años de edad, en el Club de Periodistas; hoy tiene 41. “Recuerdo que fui con mis hermanos y mis primos. La pantalla y las luces eran impresionantes, pero sobre todo la música. En ese momento me hice fanático de su música y nunca lo he abandonado.” Bolo comenta que gracias a Patrick acabó de estudiar una carrera; él se integró al equipo hace 19 años. “Mira, soy grafitero; empecé a ir al Patrick Miller para hacer grafiti, era lo que quería hacer y me dieron la oportunidad. Por las tardes, al salir de clases, me iba al Patrick Miller de la Roma a grafitear. Me empecé a involucrar cada vez más, y ya ves, aquí sigo.”

 

Además de Miller, hay un grupo de DJs que se encargan de hacer explotar el lugar todos los viernes. Ellos también tienen una larga trayectoria en el lugar. El último pinchadiscos en ingresar a esta comunidad tiene ocho años de haberlo hecho. “Ésa es parte de la magia del lugar, todos se conocen. Todos están ahí porque quieren, es lo que les apasiona”, afirma Bolo.

Cada noche de Patrick Miller se puede encontrar una larga fila de personas dispuestas a pagar la simbólica cantidad de 30.00 pesos para entrar. Ahí se puede encontrar a todo tipo de gente, todos son bienvenidos. Los asiduos se conocen bien entre ellos, se llaman a sí mismos patricios. Su himno es, desde luego, “Desesperado”. No tienen una característica que los distinga particularmente; cada quién viste como quiere, aunque predominan las indumentarias negras. Existen distintas pandillas —como Los Locos Miller— que se reúnen ahí cada semana para disfrutar de su música. Son familias, esposos, primos, amigos, de todo. “Lo que sí caracteriza a los patricios es su disposición para ayudar. Siempre están ahí dispuestos a apoyar, a bailar y a pasársela bien”, comenta Bolo.

 

El tipo de fiesta de los patricios gira en torno al baile, las bebidas sirven meramente para refrescarse. Las barras del lugar solamente distribuyen cerveza, refresco y agua embotellada. Normalmente todo transcurre en paz y con mucho respeto. Ésta es una de las cuestiones que promueve el Sr. Patrick Miller. Él entiende que para generar armonía, es necesario promover una comunidad unida, saludable y respetuosa. Así lo ha manifestado en varios de sus mensajes públicos.

 

Hay algunos patricios que destacan por su fervor a Miller. Hay quienes tienen tatuado el logo del Patrick Miller en el pecho, como el Padawan. Otros tienen cadenas o playeras con el mismo logo. Todos lucen sus tesoros con mucho orgullo. Otros patricios destacan por sus movimientos en la pista, como Flor y Úrsula, quienes imprimen un sello muy particular a los enfrentamientos de los que forman parte. La diversidad se fomenta y es una constante.

Desde los inicios dentro del Club de Periodistas, el equipo de iluminación y sonido es una prioridad. Todos los años se busca renovar las instalaciones. “El Patrick Miller es nuestro showroom, aquí probamos todo nuestro equipo. Nos tiene que convencer para dejarlo”, menciona. El Patrick Miller tiene una enorme pantalla en el fondo del lugar, ahí se proyectan animaciones, imágenes y videos. La iluminación del lugar es reconocida en varios lugares como altamente vanguardista y exclusiva de México.

 

Patrick Miller ha tenido puntos muy altos y otros no tanto. Antes se enfocaba exclusivamente en el hi-NRG, hasta que, hace unos cuantos años, el número de asistentes empezó a disminuir. Entonces, a una persona del equipo se le ocurrió comenzar a tocar éxitos ochenteros y noventeros. No pensaron que fuera a funcionar, y se resignaron a cerrar sus puertas después de tantos años. No contaban con que la idea sería un éxito, y la noche que se inauguró con esa música, la gente era tanta que no cabía. Desde entonces, un viernes se toca hi-NRG y el siguiente es noche de los 80 y 90. El Patrick Miller volvió con todo, y está aquí para quedarse.

Patrick Miller es un pseudónimo, es un lugar y es una comunidad. Para Roberto Devesa, más que una comunidad, es una familia en la que cada integrante es reconocido por lo que aporta. Él lo expresa de la siguiente manera: “Patrick Miller son todos ustedes”.

 

Un artículo publicado en nuestra edición No. 28 jun – jul 2013.

 


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