París, 2008. El mundo pierde a una de las grandes mentes de la moda. El diseñador Yves Saint Laurent deja firme el terreno sobre el cual continuaría su legado. Sus raíces, cimentadas en la sastrería, en las siluetas estructuradas que se adaptan al cuerpo, en el esmoquin de mujer y en el color negro, continúan hasta hoy.

Es 2018. La cuarta colección de Anthony Vaccarello para Saint Laurent hace un saludo a las piezas andróginas de archivo y recuerda la más reciente influencia grunge, integra la textura pesada del tweed junto a centelleantes lentejuelas, y acorta los shorts hasta el bolsillo. Una nueva visión a la libertad del cuerpo.

Una mujer que une las tres historias recorre, curiosa, los laberintos del Nido. Viste completamente de negro. Las prendas monocromáticas contrarrestan el exceso de tonos, tanto de la naturaleza que envuelve la casa, como de sus paredes curvas. Las ventanas tampoco son planas, asemejan esferas de cristal que brotan en distintos puntos sin un patrón. Nada en el lugar es ordinario.