Pasados algunos días, los recuerdos de las luces neón y el sentimiento vibrante en el pecho no han parado. El fin de semana que vivimos en Akamba 2024 se destaca por momentos rodeados de eclecticismo que tuvieron algo en común: la música. Partiendo de Guadalajara, el Akamba Express —un tren de vida y celebración— recibió a sus pasajeros en vagones rodeados de ventanales que permitían ver el camino lleno de agaves y un menú de insignia tapatía —tortas ahogadas y bebidas con tequila José Cuervo—. Dentro de cada vagón tomó lugar un DJ encargado de ambientar el lugar de esquina a esquina. La aparición sorpresa en una de las tornamesas fue la de Guy Lawrence, uno de los integrantes de Disclosure, quien tocó dos de sus temas más emblemáticos: You & Me y Latch —el soundtrack perfecto para acompañar la carretera—.
Dos horas de camino pasaron fugaces, después de la experiencia de música en movimiento, llegamos a nuestro destino: Tequila, Jalisco. Ahí, el camino marcado por un pasillo de banderas sostenidas por bambús nos llevó a un oasis de música y de disfrute. El sol iluminaba los dos escenarios —ORI y UNI— y el atardecer contorneó a las montañas que se volvieron un ornamento a gran escala.
En el escenario ORI —con una estructura en forma de agave— se juntaron los espectadores para alzar las manos al ritmo de los beats y las mezclas de Sofía Kourtesis, Salero Balas, Iñigo Vontier y Mystery Affair. Y en el escenario UNI se aclamaron los instrumentos 100% en vivo de Lewis Ofman y los escenarios de Kid Francescoli, HVOB, Sofi Tukker y Disclosure, que alumbraron a la audiencia con un espectáculo propio de un círculo cromático viviente. Las luces de colores que tocaban nuestra piel fungieron como un unificador de la comunidad que se juntó en nombre de la melomanía, y que recorría el espacio en busca de caras conocidas, bebidas refrescantes, juegos de pelota, paletas de sabores exóticos y una reunión abrazados alrededor de la calidez del fuego de la fogata. Akamba 2024 realmente fue una fiesta para todos, desde espectáculos que generaban una multitud de brincos que levantaban la tierra, hasta una silent party donde las palabras no fueron necesarias para su éxito.
Una edición llena de baile, música que trasciende y —no menos importante— mucho tequila. Descubre más sobre la experiencia de Akamba 2024 aquí.
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