Alejandro Speitzer versus Alberto Guerra

El núcleo de la química actoral

3009
texto Alberto Guerra
fotografía Alejandro Speitzer
estilismo Alberto Rebelo
maquillaje y pelo Alberto Pérez
dirección de video Emilio Ordóñez
dop Gabriel Selassie
producción de video Área y Mad People
asistente de estilismo Santiago Araico

toda la ropa Louis Vuitton Otoño-Invierno 2024

En la frontera entre Venezuela y Colombia está el desierto de La Guajira colombiana, en el mar Caribe, donde las temperaturas rebasan los 40 °C cualquier día del año. Un lugar donde el contrabando de gasolina ilegal representa el ingreso para 70% de la población, en gran parte derivado de los altos niveles de pobreza —pobreza extrema, producto de las circunstancias geográficas y sociales. Alejandro Speitzer Alberto Guerra   Ahí nos fuimos a filmar Pimpinero sangre y gasolina (2024) Alejandro Speitzer y yo. Alejandro Speitzer Alberto Guerra Alejandro Speitzer Alberto Guerra Actuar significa no sólo jugar a darle vida a algún personaje, sino vivirla de alguna manera. Eso representa irte lejos de los tuyos, meter tus sueños en una maleta y mudarte a algún lugar del mundo que nada tiene que ver con tu realidad y comenzar la que, por los próximos meses, será tu nueva vida. Eso también incluye hacer nuevas amistades y una especie de nueva familia con todos aquellos que, como tú, viven de contar historias para la pantalla.   El proceso creativo que conlleva todo esto es especial. El hecho de estar tan lejos y hacer tanto para poder contar una historia —en este caso, hacer esta película—, implica darlo todo por el bien del proyecto, hacer la mejor chamba posible y saber disfrutar la experiencia. Hay muchos modos de abordar la actuación. Para mí, la mejor forma siempre será desde la colaboración, esa conexión que se puede lograr con los compañeros, delante y detrás de cámaras, que le da ese algo que no se puede falsear y que es sumamente difícil de actuar, la química.

Lograr poner en pantalla esa magia comienza fuera del set, alejado de las cámaras y del quehacer, es decir, en la vida cotidiana. Para Ale (Speitzer) y para mí, aunque ya habíamos trabajado juntos —otro día les platicamos de eso—, este proyecto representaba la oportunidad de hacer algo que nos ilusionaba, algo nuevo y, sobre todo, algo honesto. También nos dio la oportunidad de trabajar con un director meticuloso, apasionado y cinéfilo, amante del comportamiento humano, la filosofía y la psicología. Andrés Baiz.
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