Desde los mixtecas que vivieron en lo que hoy se conoce como el estado de Oaxaca, este colorante —también producido en otras regiones como Guerrero y Puebla— se consideraba un producto de tributo que se utilizaba para teñir las telas de la época. En el tributo realizado a Moctezuma, emperador de los aztecas, había bolsas que contenían millones de los cuerpos secos del pequeño insecto que conocían como nocheztli, término náhuatl que significa “sangre de tuna”. 

La cochinilla es el insecto que habita esta fruta que crece sobre las pencas del nopal. De ellas se obtiene el pigmento natural relacionado con el color de la sangre. Su componente principal es el ácido carmínico, el cual tiene propiedades antioxidantes que contribuyen a la preservación de diversos productos, y se utiliza sobre todo en lipsticks y polvos para el rostro.

En la época de la conquista, entre el gran mercado, los españoles encontraron fardos de algodón finamente tejido e hilados de conejo teñidos de un brillante carmín, hipnotizados por el color carmesí, bondad de la cochinilla, exportaron el pigmento al resto de Europa. Los ingleses lo emplearon en sus uniformes militares, su tradicional color escarlata.

La explotación de la cochinilla se extendió a tal grado que fue uno de los productos mexicanos de exportación de gran valor entre 1650 y 1860, tanto que se utilizaba como moneda de cambio junto con la plata y el oro.

Después de la independencia de México, la cría de cochinilla adquirió más importancia, pero entre 1805 y 1818 su producción había comenzado a decaer, debido a la alteración del pigmento por los productores e intermediarios. Fue entonces cuando el primer tinte artificial apareció, fue en 1856 y gracias a William Henry Perkin quién creó la mauveína, un tinte violeta intenso. Para finales del siglo XIX ya había una amplia gama de tintes sintéticos de vivos colores.

Hoy se busca consumir productos libres de aditivos químicos, debido a que producen alergias y otros padecimientos como el cáncer, ya que algunos de estos colorantes provienen del petróleo. Ahora demandando, al contrario, la sustitución de los pigmentos químicos por los naturales. Y aunque siempre han existido diversos métodos para obtener colorantes de esta tonalidad, entre flores como los hibiscos y tubérculos de matices profundos, esta tradición se conserva por el carácter impetuoso del matiz que no se compara con ningún otro.

Los labios rojos son de los clásicos imprescindibles que captan la franqueza de quien lo utilice y lo transforma en una herramienta de autoridad. Los siguientes lipsticks son los indicados para ello:

Givenchy Le Rouge Liquide – Nº 309 L’Interdit

Kat Von D Studded Kiss Crème Lipstick – Outlaw

Este lipstick de color rojo ladrillo genera un acabado como terciopelo y está formulado con vitaminas que mantienen los labios suaves y rellenos.

sephora.com.mx

Nars Velvet Lip Glide – Le Palace

Un lipstick líquido híbrido con gloss, formulado con aceites que crean un acabado semi mate de larga duración que no reseca los labios.

elpalaciodehierro.com

M.A.C Retro Matte Lipstick – Ruby Woo

M.A.C crea uno de los tonos más reconocidos, un rojo cereza brillante que logró su popularidad por verse bien en cualquier tono de piel.

maccosmetics.com.mx

Dior Rouge Dior Lipstick – 999

Se rumora que este tono de rojo fue utilizado en la primera pasarela de Christian Dior en 1947, con su pigmentación brillante y acabado satinado.

sephora.com.mx