
fotografía de arquitectura y exteriores cortesía de Fueguia 1833
Olfato —del latín olfactus— no es sólo el sentido corporal con el que se perciben aromas, sino la sagacidad para descubrir lo que está disimulado. Una especie de curiosidad, pues, una hermosa cualidad a la que no todos somos sensibles. Dicho esto, para descubrir y dejarse caer al vacío en Fueguia 1833, un nuevo espacio olfativo en la colonia Roma, se necesita precisamente eso: ser sensible a los olores y curioso respecto a su universo.
“Fueguia nace como un proyecto de arte, donde la idea es expresarlo a través de los olores”, nos cuenta Domitila Bedel, al frente de la recién inaugurada boutique en la ciudad de México. Y más a fondo, este espacio de olores es un proyecto internacional de investigación etnobotánica que presenta perfumes en los que convergen ciencia y arte.
Fundada en Buenos Aires por Julián Bedel, en 2010, Fueguia 1833 celebra la relación histórica de los humanos con las plantas y se jacta de usar únicamente ingredientes vivos, es decir, de origen vegetal. Esto significa que todo su portafolio —100 variaciones aromáticas— es hecho sin disruptores de ningún tipo, ni químicos ni hormonales. “Todos nuestros ingredientes son biodegradables”, agrega Domitila, “y todo lo hacemos in house: la destilación, la compra de ingredientes, las botellas, la envoltura es a mano: Fueguia es un lujo de principio a fin”.
En ese sentido, apunta Julián, “al elegir las materias primas de nuestros perfumes vemos oportunidades donde otros ven descartes y de esta manera aprovechamos al máximo cada ingrediente. Para nosotros, la sostenibilidad consiste en encontrar las imperfecciones y transformarlas en algo útil. Nos emociona compartir nuestra filosofía con el público de Ciudad de México”.
En Fueguia 1833 cada olor es un concepto. Y es que detrás de cada mezcla olfativa —llámese perfume—, hay una idea que la respalda, o incluso una historia o un personaje. Pero al final del camino, lo importante es el resultado, la sagacidad, el temple y la pasión con la que cada fragancia es hecha.
Fueguia 1833 es una propuesta que convierte a este recinto en un lugar único de experimentación olfativa, por lo que además del corazón —que son las fragancias—, el espacio tiene un hermoso por qué de haber sido concebido así. Y es que su diseño se inspira en la primera visita de Juián a la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología en 1994. Recinto y tezontle crean una bóveda que resguarda el tesoro líquido de Bedel, donde el curioso puede oler y presenciar cualquiera de las creaciones de Fueguia.
Después de Milán, Nueva York, Tokio, Buenos Aires, José Ignacio (Uruguay), Londres, Dubái y Doha, Fueguia 1833 inaugura en la Ciudad de México, en Córdoba 25-A, colonia Roma.
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