Con poder fulminante y talento único, el ángel exterminador del estilo rancio del siglo XlX fue Gabrielle Bonheur Chanel —así la definió el autor fránces Paul Morand—. Como si se tratara de un artista multidisciplinario al modo de Picasso, Coco Chanel tocó todas las artes y todos los palos del mundo de la moda, con una sabiduría que ha llegado a nuestros días.
Además de reinventar el pequeño vestido negro, recuperar el valor de las joyas en el atuendo de la mujer moderna y crear su propia línea de perfumes como último capítulo robó el vestuario masculino algunas prendas de moda que hasta ese entonces estaban vetadas para las mujeres. Incluso la camiseta a rayas, propia de marineros, fue propuesta por Coco con un descaro nunca antes visto. Y es que entendía la moda como algo práctico, no como un viejo corsé que esclavizaba a las mujeres.
En el siglo XlX la elegancia se medía por la extravagancia de los sombreros o del vestido. Pero Gabrielle abrió el armario de su novio, Arthur Boy Capel, se apoderó de sus pantalones y les dio un aire distinguido y femenino. Sustrajo de sus cajones la camisa, y fue la primera en usar suéter, un clásico del atuendo para hombres. Fue la gran pionera en utilizar knitwear, tejido que hasta aquel entonces sólo se usaba para la ropa interior masculina, y lo transfiguró hasta descubrir un sinfín de posibilidades, como el jersey y el famoso cardigan. Coco consiguió vestir con prendas hechas de punto, un tejido considerado pobre para las más ricas, y les dio un aspecto mucho más juvenil y desenfadado.
Sin embargo, una de sus creaciones más atrevidas —que asombró al mundo entero— involucró el uso del tweed, tejido propio de los trajes más elegantes y del vestuario de aristócratas, como el duque de Windsor, considerada una tela completamente masculina. La moda femenina estaba a punto de sufrir una metamorfosis inspirada en el estilo de los hombres, que permitía mayor libertad y movimiento. Hasta cierto punto, el uso de este material se convirtió en una declaración femenina propia de los inicios del siglo XX.
Hablar de tweed y de alta costura implica por fuerza hablar del taller de la Casa de Lesage, un continuador de la obra de Coco. Porque la revolución de Chanel no fue un simple cambio de silueta, sino que también se aprovechó de otros tejidos masculinos. Cambió la gasa por la lana y el punto, usado sobre todo para la ropa interior varonil, en las chamarras para mujeres. Su más fiel heredero, Karl Lagerfeld, ha trabajado en estos talleres desde 1998. El diseñador ofrece el tema y la inspiración para cada colección; el tejedor interpreta la visión del diseñador y selecciona los diferentes hilos para cerrar un tweed rebuscado. Con una sofisticada gama de propuestas y una amplia variedad de materiales, las prendas reflejan en todo momento la artesanía excepcional y el know how de la casa. Y hace que la creación de cada tweed sea única e irrepetible.
Una nueva puerta en la moda femenina inspirada en lo masculino, la bienvenida al tweed y al knitwear —antes exclusivos del guardarropa de ellos—, avisos de la rebeldía, pero sin gritos. Todo logrado a través de otra forma de vestir, la de Coco Chanel.
TWEED
1- El tejedor selecciona los hilos haciendo una interpretación de la visión del diseñador. Es la primera fase y también la más importante. Coco incluso pensó en ofrecer en sus boutiques una variedad de tweeds para que sus clientes pudieran escoger tejidos como en las sastrerías de trajes a medida para hombres.
2-Los hilos se enlazan entre las púas usando un crochet, el secreto de este tejido.
3- Después de hacer los últimos estudios y ver si se hace alguna mejora, se utilizan unas tijeras para deshilachar o desgarrar el tweed. Para Coco esas imperfecciones era lo más fascinante de este tejido, que definían su personalidad. Una vez que la pieza está terminada, se envía al Estudio de Chanel.
KNITWEAR
1-Una vez que se tiene el prototipo de la chaqueta de punto que Karl Lagerfeld diseñó, el primer paso es ir de pequeño a grande. Empiezan por los bolsillos y los adornos, que tienen sus propias máquinas, para seguir con partes como frente y espalda.
2-Se va uniendo cada pieza, primero por los detalles de la parte delantera, seguida de la espalda y por último las mangas.
3-La chaqueta se lava y recupera sus proporciones. Este era un tejido que, en la época de Chanel, se utilizaba para la ropa interior masculina.
Este artículo se publicó en nuestra edición impresa no. 34.
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