La infinidad: Louis Vuitton y Yayoi Kusama

#SERREAL

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fotografía Fabiola Zamora
estilismo y texto Danaé Salazar
modelo Enya Ramírez @ New Icon Modes
retoque digital Ahue Huete


Han pasado más de 10 años desde la primera colaboración de la artista japonesa Yayoi Kusama (Nangano, 1929) con Louis Vuitton, cuando Marc Jacobs encabezaba la creatividad de la maison. A Jacobs le atraía sobre manera la infinidad de posibilidades que la artista creaba con distintas figuras, la perfecta locura detrás de su obra. Cuando Kusama pintó a mano un baúl de la casa con sus emblemáticos lunares, nació una amistad y una colaboración que marcó un antes y un después en la casa francesa.

 

La relación entre Kusama y Louis Vuitton no se detuvo, pero es hasta este año que vuelve a materializarse en una colección de moda. En esta colaboración, los puntos de la artista han sido replicados con el mismo tamaño y densidad en distintas piezas —bolsas, ropa para hombre y mujer, gafas para el sol, perfumes, zapatos y accesorios—. También se ven las esferas de acero (que hacen referencia a su Narcissus Garden, exhibida extraoficialmente en la edición número 33 de la Bienal de Venecia, en 1966), las cuales han sido aplicadas a piezas como el vestido que ves en las fotografías, o los estoperoles circulares que también aluden a esa pieza de la artista y que se ven en prendas en piel, en los mocasines y en la bolsa Capucines.

Los puntos son, probablemente, el sello más distintivo dentro del cuerpo de trabajo de Yayoi Kusama, y han evolucionado hasta convertirse en un lenguaje de formas microscópicas que no tiene fin. Para ella, los polka dots representan la experiencia de las alucinaciones que vivió durante su infancia, además de un estado de “autodestrucción”. En esta colaboración, cada encarnación de los lunares ha sido presidida por Kusama personalmente, y movida con precisión milimétrica para arroparse en cada prenda en su sitio exacto.

 

La repetición compulsiva, tan particular en su trabajo, es resultado de un estado mental traumático y representa su propia infinidad. Es la belleza de la inmensidad de una mente apropiándose de formas orgánicas, simplonas, lo que da vida a su arte. Louis Vuitton hace su propio relato del universo de la artista, lo enaltece y lo presenta al mundo entero.


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