Martín Delgado & Diego Mur

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texto Marcos Hassan
fotografía Ana Hop

Martín Delgado: Una vida en la radio

 

La radio en vivo no debe ser perfecta, debe ser humana, donde no haya locutores per ser, sino creativos y seres humanos tratando de comunicarse entre sí. También debemos ser el eslabón de comunicación en la ciudad. Son muchos Méxicos dentro de México, y hacen falta puntos de unión.”Soñamos que Aire Libre sea uno”. Martín Delgado es un personaje esencial en lo que a la historia de la radio en México se refiere. Su papel dentro de algunas de las estaciones más legendarias de la Ciudad de México es innegable, y él es una gran razón de por qué éstas marcaron pauta en esta disciplina, sin mencionar que también ha estado detrás del micrófono en varias frecuencias para hablarnos con una voz apasionada, sobre todo cuando se refiere a la música.

 

Hoy tiene una mano en el timón de Aire Libre, el nuevo espacio radiofónico de la CDMX, ubicado en el 105.3 FM. Aire Libre es una nueva frecuencia independiente en el panorama radial de la ciudad, una que quiere regresar la radio a su esencia: la comunicación. Dejando de lado los artificios y los trucos, las controversias y las maromas, Aire Libre pretende darle voz a lo que sucede en CDMX, especialmente cuando se trata de música y arte. Martín habla de quitar los micrófonos a los políticos y darlos a los artistas. “Nosotros venimos de hacer radio”, nos explica Delgado. “Hicimos WFM hace unos años y luego Radioactivo, y sentimos que había una necesidad en la ciudad que tuviera un lenguaje diferente, y creímos que todavía tenemos algo que aportar. Sentimos que la radio está tomada por discursos demasiado políticos y tendenciosos. Vimos también la necesidad de darles una voz a los artistas, a la gente creativa, que ve la ciudad y el mundo desde otra perspectiva. Quisimos ponerle orden al pensamiento”.

La música está viva, es una vibración en el aire; me gusta pensar que un músico graba algo en el estudio y en el momento en que lo escuchas en tu casa, en ese momento ese animal vuelve a tomar vida.

– Martín Delgado

 

Gran parte del enfoque de Aire Libre es hacia la música, pero no es suficiente poner música que todos conocen, algo que podría resultar en una fórmula probada que seguramente les aseguraría un par de miles de escuchas garantizados. Por el contrario: la apuesta es grande, ya que buscan proponer nuevas formas de escucha para los que están sedientos de sonidos frescos. Esa ha sido la misión de Martín desde que era pequeño. En otras palabras, su pasión por la radio es una extensión de una que lo ha acompañado toda la vida. “La música ha sido influencia en todos los aspectos de mi vida. Desde que nací me acuerdo de que los sábados en la mañana mi madre me despertaba y de fondo estaban los preludios de Chopin y La Inconclusa de Tchaikovski; Brahms y Wagner. De ahí, mi relación con la música clásica con compositores antiguos pasó a una conexión con los Beatles, también con el jazz, la música contemporánea, y ha sido importante en todo. Yo no podría ver la vida sin sonidos. No podría apreciar a los seres humanos si no hubiéramos sido capaces de inventar la música.”

 

Al preguntarle sobre su filosofía aplicada al arte sonoro de las melodías, conjura una idea bastante bella que comparte con nosotros. “La música está viva, es una vibración en el aire; me gusta pensar que un músico graba algo en el estudio y en el momento en que lo escuchas en tu casa, en ese momento ese animal vuelve a tomar vida, es parido de nuevo y comienza a nacer en tu casa. Algo que fue creado en Londres en 1964 o hace una semana en Coyoacán, me gusta pensar mucho que somos vibración y que nos entonamos a la música, por eso tiene esa capacidad de hacerte sentir y cambiar tu estado de ánimo o transformarte en otra persona. Somos la música que escuchamos, por eso pienso que es necesario escuchar música buena y diversa.”

 

“Desde Wagner hasta John Coltrane o hasta Aphex Twin, esa diversidad es un transporte para acercarnos a nosotros mismos, una práctica casi religiosa, meditativa”. La música ha sido vida para Martín Delgado, y su trabajo en Aire Libre asegura que estará cerca de ella por muchos años en el futuro. “Me parece increíble que algo que disfruto tanto en mi vida privada lo pueda poner en práctica para que me dé de comer y me dé un espacio para proyectarme. “Esto es un sueño que he tenido toda la vida, pero se ha ido depurando a través de los años y nunca había sido posible lograr lo que estamos haciendo ahorita, porque no teníamos todos los elementos a nuestro favor. No sólo es mi sueño, es el sueño de todos”.

 

Martín Delgado transmite en vivo de lunes a viernes de 11 a 14 h por Aire Libre en el 105.3 FM.

 

Nohbords: La danza de lo cotidiano

 

La realidad está conformada de bailes que desarrollamos en diferentes planos, otro nombre para llamar a las relaciones e interacciones que tenemos al estar dentro de una sociedad. Es tal nuestra manera de movernos de una manera graciosa y estética, o brusca y discordante alrededor de las personas que nos topamos en nuestro día a día, que resulta desconcertante que la forma de arte que explora el movimiento de los cuerpos no sea una parte más importante de la vida típica de los humanos.

 

Ante este exilio a espacios designados específicamente para la práctica de esta “alta” disciplina, encontramos la propuesta de Nohbords, un esfuerzo por llevar la búsqueda del cuerpo en movimiento hacia cualquiera que desee acceder a ello.

Comenzó en 2015 como un proyecto solista del artista Diego Mur, y en poco tiempo se expandió no sólo para incluir a más participantes de la disciplina, sino también para colaborar con gente dedicada a otras áreas, como fotografía, diseño gráfico, artes plásticas, arquitectura, video y por supuesto, música, lo que ha dado como resultado varias interpretaciones de la danza que se traducen a un catálogo fotográfico, un homenaje a Luis Barragán y un video musical de la banda de synthpop Clubz, entre otras. Todo esto con excusa de investigar el cuerpo humano en movimiento.

 

Las diferentes piezas de Nohbords son creadas en colaboración con un músico. Una vez que se genera la idea, éste se encarga de componer una banda sonora especial para el proyecto, involucrando cualquier instrumento o estilo, como lo han hecho en el pasado a través de música progresiva, electrónica, [para] chelo percusiones, piano, cuerdas. “El tema de la música es muy importante”, nos platica Mur. “Hay muchos patrones y conductas que vamos descubriendo, códigos que generamos al momento de exponer nuestra danza. Entre esos elementos, quizá el más importante sea la música. Inclusive trabajamos en muchas piezas con silencios donde la respiración [de los bailarines] es imperativa para crear un ambiente”.

 

Un punto muy importante para las piezas de Nohbords es el uso de música compuesta especialmente para cada una de las piezas, comisionada a diferentes compositores y músicos de variados estilos y disciplinas. “No me imagino bailar con la música de otra obra o con el soundtrack de una película”.

 

“[La música] es lo que más tardamos en crear”, Diego ahonda sobre el proceso creativo en el que intervienen los sonidos. “Claro, le invertimos mucho tiempo a la parte física, pero de los elementos que nutren a la pieza, la música es la que lleva meses de trabajo porque indagamos muchísimo y se crea un diálogo con el creador de ésta. Pienso un poco en el tono que le quiero dar a la pieza, y como consecuencia pienso en el instrumento que quiero utilizar, o la banda o artista a los que quiero invitar a colaborar. Al final, el resultado es que los dos sintamos empatía, que la pieza nos represente porque no se trata solo de mí; es importante que el músico sienta que también es su visión. Es lo más difícil, poder empatar y sentir que ambos estamos satisfechos con lo que está ocurriendo”.

 

Para Mur, la música no sólo da pie a que se desarrollen los ritmos para darle vida a los conceptos con los que los cuerpos experimentarán las formas y movimiento que pretende adoptar; para él, el papel de la música es mucho más profundo. Representa el lenguaje para seducir al público.

 

“Cuando estoy creando, trato de desprenderme de un sentido intelectual, ser más intuitivo y sensorial. Creo en las sensaciones. Creo que la suma de los elementos en una puesta escénica es lo que hace que te transporte como espectador. La danza contemporánea es muy abstracta, y eso la vuelve un poco compleja para el espectador. La música representa en mis piezas la conexión de un momento cotidiano con lo que está ocurriendo adentro. Es importante dar una lectura a las personas para que conecten. Me interesa mucho establecer un lazo con la gente cotidiana”. Asimismo, Diego reconoce la importancia del video para llegar a muchas más personas.

 

Mur identifica también que la música juega un papel similar en su vida y lo ecléctico de Nohbords se refleja en el gusto que ha tenido por diferentes géneros a través de los años. “A lo largo de mi corta vida creo que todas las etapas han estado acompañadas de música, supongo que es algo común y a todos nos ocurre. En secundaria tuve mi etapa de punk, después me gustó el heavy metal y luego pasé al emo, el screamo y sonidos más indie. Tuve una etapa a los 17 en la que escuchaba folk y de ahí pasé al folk electrónico experimental.

 

Cuando entré a la escuela me clavé en la música clásica, escuchaba piano clásico y contemporáneo. Siempre he escuchado mucha música, ahora no como antes, pero trato de escuchar [algunos] álbumes al mes para decidir si me gusta o no, aunque sea cada vez más comercial lo que escucho —recientemente estoy en M.I.A., Robyn, Frank Ocean—.

 

Para Diego Mur y Nohbords, la música es la mano que se extiende a las demás personas que puedan encontrar algo conmovedor en los movimientos del cuerpo humano, que los sentimientos de Mur sean entendidos por más personas y que su mensaje —a veces violento, a veces avasallador, a veces extático y a veces dichoso—, logre conjurar otra dimensión informada por nuestro mundo, pero que logre además una cápsula de escape. “En Nohbords creamos universos que puedan envolver a la gente, que nos saquen un poco de esta realidad a la que pertenecemos y que podamos crear un universo mágico dentro de la escena. Me gusta sentir que sucede de esa manera, que se envuelve en lo que ocurre y que nos coloque dentro de una realidad alterna”.

 


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