Lo que parecía recurrente o un “de vez en cuando” para algunos: “hacer home office”, se ha convertido en una normalidad. Este cambio en la rutina conlleva, además, ciertas adaptaciones emocionales que se suman a todas las incertidumbres y miedos en tiempos de una contingencia. Ahora pasamos más tiempo con nuestras familias y nuestras mascotas; los espacios de nuestro hogar ahora son invadidos con materiales de trabajo, reuniones y llamadas virtuales, y las dinámicas de familia y pareja han cambiado por completo.

 

Revista 192 invitó a un grupo de creativos para que nos compartieran una reflexión y algunas imágenes de cómo está cambiando su forma de trabajar y crear. Cómo se sienten física y emocionalmente de estar en casa y qué creen que sucederá cuando todo esto acabe, son tan solo algunos de los temas que abordan. 

 

Denise Gutiérrez, vocalista de Hello Seahorse!

 

“Hablé con mi madre. Estuvimos al teléfono por media hora; quería escuchar su voz y agradecerle por haberme traído aquella bolsa con material y herramientas para hacer joyería que alguna vez tuve en mis años de adolescencia. Ayer tocaron a mi puerta y ahí estaba ella. Vestida con shorts, playera y el cubrebocas que ella misma cosió a mano. 

 

También hizo uno para mi pareja. Adoro que mi mamá sea costurera de clóset. Se nota en la hechura de todo lo que hace, se nota en nuestro cubrebocas: perfectamente confeccionado; al mío le puso una pequeña flor rosa, y por dentro cada uno trae un filtro de café que se tiene que desechar después de cada uso.”

Vuelvo a lo de la joyería: abrí las cajas, hurgué entre las piedras falsas y chaquiras que en aquel entonces estaban de moda. Recordé aquellos días de encierro adolescente; me refiero a aquella época en la que aún vivíamos con nuestros padres y sólo teníamos permitida una o dos salidas a la semana. En aquel entonces yo soñaba con la libertad. Soñaba con poder ser dueña de mi tiempo, mi espacio, mis decisiones y sobre todo de mi pasaporte.

 

Le mandé un mensaje de whatsapp a mi mejor amiga. Nos conocemos desde hace más o menos 25 años. Las cajas de joyería también me recuerdan a ella. El sueño de libertad siempre fue compartido. Le escribí: “Te extraño como si aún vivieras en París.” Me dan ganas de llorar. “Z” me dejó puesto un disco que me provoca lágrimas pero intento no hacerlo. Mejor me hundo en las piedras, los alambres y los hilos. Tal vez recuerde cómo hacerme un par de aretes que pueda ponerme cuando todo esto haya terminado.” @denisegutierrezoficial

 

Juan Carlos Campos, director general de LENOM-pb.

“Dos reflexiones sobre el home office durante el confinamiento. El tiempo parece no rendir y no es por las tareas de casa; pareciera que las reuniones digitales acortan el día, faltan horas, trabajo más. El lugar de trabajo en casa debe mirar hacia algo verde, es un respiro, un aliciente; he redescubierto mi casa, tengo ahora un nuevo lugar seguro, un nuevo rincón favorito. La calle está más silenciosa que nunca, sólo se escuchan los pájaros y la señora de los colchones, tambores, refrigeradores, estufas… hay días buenos como los hay malos, pero saldremos mejor de lo que entramos en esto, de eso estoy seguro.” @lenompb

 

Francisco Cancino, director creativo de Cancino.

“En mi línea de trabajo, normalidad significa pasar horas en un taller, confeccionar, perfeccionar y estar días enteros desvelándote con un equipo de personas igual de obsesivas que tú. Hoy en día, la palabra normalidad ha adquirido un nuevo significado. Hace algunos meses, hacer home office era prácticamente imposible. Ahora, nuestro entorno de trabajo ha cambiado y nosotros con él. 

 

Enfrentar la incertidumbre y el miedo se ha vuelto parte de nuestro día a día, así como una costumbre compartida por todos, pero incluso en la cuarentena y en los grandes momentos de soledad, se puede respirar tranquilidad e incluso introspección. Quizás éste no sea un estado de trabajo ideal, pero si de verdad lo intentas, se puede convertir en un espacio propio e incluso en un refugio.”

“Si soy muy sincero, en todo este tiempo —ya no sé en qué día del confinamiento estamos—, no he podido establecer una rutina, paso noches enteras de insomnio y puedo decir abiertamente que el yoga ha sido una especie de salvación para mi paz mental, así como el complemento perfecto para mi jornada de trabajo. También he tenido tiempo para leer, regar las plantas, comer, comer mucho, hacer mermelada y ver películas mexicanas. 

 

Pero más allá de mis nuevos hábitos, también ha cambiado mi manera de percibir el mundo, de intentar vivir día con día, y ahora comprendo más que nunca que no somos individuos sino una colectividad de causa y efecto, que nuestras acciones están ligadas a los otros, y que la mejor manera de regresar a la normalidad de antes, es cooperando todos juntos y tomándonos las cosas en serio. Como dice aquel meme tan sabio: Esto no es un curso de verano, es una pandemia.” @cancino_fran

 

 

Andrea Sánchez Rendón, directora editorial y fundadora de Girls at Films.

“Estos días he tratado de leer, me gusta mucho la forma en que Joan Didion escribe y decidí aventurarme a dos de sus textos más personales: “El año del pensamiento mágico” y “Noches Azules”. Ambos llenos de melancolía por una vida pasada y todo lo que significa para ella su familia. “Te sientas a cenar y tu vida cambia”, y así nos pasó a todos.

Espero que esta semana que viene, sea un punto de encuentro para todos y que podamos llegar a sentirnos en casa cada vez mejor. He comprado un libro para colorear y ahora trato de volver a escribir. Creo que apapacharnos, comer chocolate, ver muchas series, películas y no hacer de vez en cuando —ni ejercicio—, se vale en este momento. No debemos de tratar de aparentar ser perfectos cuando no lo somos. Cada quien tiene su forma de sobrellevar las situaciones y es hora de comprendernos más.

 

Solidarizarnos con las personas que realmente tienen la necesidad de estar fuera de sus casas, aplaudir los esfuerzos de todo el personal médico y quedarnos en nuestra casa es lo mejor que podemos hacer.” @andrearendon_

 

 

David Franco, fotógrafo.

“Siempre he tenido cierto rechazo a la normalidad. Si el trabajar en una oficina con un horario es normal… no quiero. Si trabajar en casa es lo nuevo normal. No quiero.

 

Pero sí quiero que mi casa se quede casa y que se mantenga como el lugar de retiro y descanso que siempre he procurado, donde con una buena ducha clarifico mis ideas. Donde minutos después de despertar, vienen esas epifanías que me llevan a crear y crecer mi trabajo. Donde con mi pareja comparto emociones, ideas y cuerpo.

 

La libertad de decidir dónde y cuándo trabajar —que es un privilegio— para mí es imperativa.”

“Entiendo que hoy hay normas que rigen nuestros comportamientos sociales y sé que esta circunstancia es extraordinaria y está cambiando al mundo. ¿A mí?… en este sentido no lo sé. Jamás concebí trabajar en casa, por eso no había tenido computadora en mi hogar desde que empecé en este negocio.

 

Hoy el ritmo es otro, y mi casa estos días ha sido cómplice en mi desacelerar, clarificar, implosionar, mutar, crecer, cambiar, ingeniar, limpiar, doler, dormir, desvelar, organizar, alejar, llorar, fortalecer, frustar, reparar, innovar, cocinar, contemplar, aislar, conectar, depurar, escribir, dibujar, divagar, reconocer, ignorar, extrañar… en fin, estoy viviendo mi casa como nunca antes.

 

Y hay algo en eso que estoy disfrutando.” @francodesantiago

 

Christian Vivanco, diseñador.

 

“Creo que para todos nosotros, esta experiencia es única en la vida. Nunca antes había vivido algo tan grande y con tanta intensidad e impacto en la sociedad que habito, y no hay día en el que no tenga un momento donde crea que es sólo un sueño.

 

Sin embargo, me considero muy afortunado pues mi vida diaria no ha sido drásticamente afectada. Tengo mi oficina justo arriba de mi departamento y todo lo que necesito para seguir diseñando está aquí. Evidentemente por ahora no recibimos visitas ni vamos a talleres o fábricas, y todas las reuniones suceden por videoconferencias o llamadas, pero por ahora ha funcionado bien. Este momento nos ha permitido tomar una rutina más orgánica y podría decir, más relajada; invertimos en organizar la oficina, mejorar procesos, identificar oportunidades internas, y eso es algo para lo cual casi nunca tenemos tiempo.”

“Pienso que el futuro traerá mejoras para la sociedad; la gente será más consciente y aprenderemos a vivir de una forma más equilibrada. Considero que esta es una oportunidad para, si bien no hacer borrón y cuenta nueva, sí hacer una revisión a como estábamos haciendo las cosas, y eso me emociona mucho.” @chris_vivanco

 

 

Domitila Bedel, galerista.

“Trabajar en casa es tedioso; me cuesta concentrarme. Me siento culpable de no ser la mamá que hace manualidades y andar histérica por los pasillos, sin paciencia, porque me carcome el miedo a perderlo todo, pero a la vez me siento afortunada y sé que tengo muchos privilegios. 

 

Extraño mi galería [Machete Galería]. Vestirme bien y preocuparme por el frizz de mi pelo. Extraño cargar mi mochila Jansport dorada y demodé donde pongo todo, pasar por Casa Bosques y llevarme un pedazo de chocolate para tomarme el té. Extraño platicar con quienes entran a la galería sin saber dónde están y ver cómo se van enamorando del espacio.”

“Extraño irme de casa, cerrar la puerta y tener todas esas horas para mí. Dejar de ser mamá un ratito. Mi espacio de trabajo era también mi espacio de libertad. 

 

Tengo una casa espaciosa, tengo un marido que me apoya, tengo sol. Tengo mucho más de lo que me falta. Pero extraño tanto Machete y los días normales en los que caminaba con mi mochila y mi termo lleno de té, hasta llegar a mi pequeño paraíso donde al fin iba a poder (con)centrarme.” @domitilab

 

 

Conoce la segunda parte de este especial en: Mentes confinadas Vol. 2