El reverdecimiento de un templo creativo
fotografía Alberto Rebelo
locación Laguna
En la colonia Doctores, entre máquinas de hilo abandonadas y herrería color verde pistache, se ha ido construyendo este espacio cultural multidisciplinario. Sus cimientos son el valor humano y, su comunidad, el enorme pilar que lo sostiene. Veintiocho proyectos tienen su producción aquí —29, sumando a Laguna, pues es el que lo alberga todo—. De ese total, 11 son integrados por socias mujeres, cinco son mixtos (hombre-mujer) y 12 son de hombres. “Esto significa que en el 58% de los proyectos, la participación es femenina”, nos cuenta Irina Calderón, la mente incansable que lleva el mote de directora de comunidad en Laguna.
En una tibia mañana de febrero, reunimos a siete de los proyectos liderados por mujeres. Una foto en conjunto las representa, pero visitarlas en sus espacios abre las puertas a su mundo íntimo: ese lugar donde reinan sus sueños, su trabajo sobresale, erguido, y donde viven la aventura de cada reto a flor de piel.
LAGUNA – Espacio cultural y de oficios
Irina Calderón, directora de comunidad, cultura y comunicación de Laguna.
Irina mueve unos engranes enormes, es una especie de tejedora que se dedica a crear lazos y puentes productivos a través de la comunidad y para el beneficio de la misma.
El primer boom de Laguna sucedió en 2017, después del sismo que vibró en la CDMX y que, una vez más, reveló nuestra vulnerabilidad. “Es el momento en el que conozco Laguna”, nos cuenta Irina, mientras tomamos un café en Buna, uno de los 28 proyectos que viven o residen o conviven dentro de Laguna. “Varios amigos —como Productora y La Metropolitana— se quedaron sin oficinas después del terremoto y se vinieron a instalar aquí, en este gran espacio que era una fábrica de hilos (entre obras y máquinas abandonadas) y que se localiza en la colonia Doctores”. Irina, arquitecta y ceramista, volvió en 2019 con la intención de poner ahí su taller de cerámica, pero uno de los pilares dentro de Laguna es no tener dos proyectos de la misma naturaleza, y Ánfora había llegado antes que ella. La invitaron, entonces, como artista de Ánfora Studio, y ahí empieza su historia oficial con esta fábrica —de oficios, de aventuras, de cultura, de colegas—. “Poco a poco conocí a todos los que trabajan aquí y empecé a organizar distintas actividades y colaboraciones entre ellos, hasta que me dijeron: ‘¿por qué no mejor trabajas en Laguna y haces temas culturales y de relación con la colonia Doctores?’. Así empecé a llevar toda la parte de cultura y comunidad”.
No es casualidad que, en una ex fábrica de hilos, ahora exista una maestra del tejer. Irina poco a poco ha ido construyendo el tejido interno y externo de Laguna, además de encargarse de la curaduría de los oficios que habitan el espacio. “En Laguna no puede haber dos proyectos con el mismo oficio porque no queremos que compitan. No se trata ver quién aplica a Laguna —y las aplicaciones están abiertas siempre—, sino de buscar proyectos que complementen”, puntualiza Irina.
En ese sentido, hay dos palabras unísonas que definen a Laguna: colaboración y comunidad. “Esos dos conceptos son el motor del espacio; si no fuera por eso, Laguna no existiría. Aquí siempre sucede algo nuevo, siempre estamos en obra, siempre hay un hoyo, el movimiento es constante, ¡hay vida! Es una sensación tremenda de comunidad, de apoyo y de entendimiento, pero sobre todo de colaboración absoluta”, finaliza entusiasta.
CÁLIDO TALLER – Espacio de colaboración artística y OFRENDA – Estudio de velos
Fundados por Sandra Morales.
Dos proyectos en un mismo espacio. Ofrenda, por un lado, se especializa en velos de novia a los que Sandra les da una vida contemporánea. “Estaba muy familiarizada con los accesorios de novia porque mi abuela tenía un taller de moda en Saltillo, Coahuila, de donde soy, en el que hacía vestidos para ocasiones especiales, y luego mi mamá puso uno dedicado a novias. Empecé haciendo tocados y sombreros, y ahí me di cuenta de que en los velos había cierta magia, pero que nadie quería usarlos porque representan una tradición que se ve vieja. Entonces comencé a experimentar con telas y a reconstruir velos para hacerlos ‘diferentes’ y que a la gente le entusiasmara usarlos”, platica Sandra.
Luego vino Cálido Taller, donde se ejerce una práctica artística enfocada en la experimentación. Cálido puede funcionar como fábrica para la creación de piezas textiles o fusionar disciplinas para hacer instalaciones y exhibirlas. “Me gusta colaborar con artistas, ilustradores, diseñadores, y concebir piezas o instalaciones en conjunto”, dice. En ese sentido, Laguna ha sido el lugar idóneo para cocinar sus proyectos: “Cuando llegué, no me esperaba la riqueza cultural que sucede aquí, entre los proyectos que convivimos en este espacio. Es muy especial trabajar en Laguna”, agrega.
DÉCADA – Diseño de interiores
Fundado por Cecilia Tena (en la foto) y Lucía Corredor.
La añoranza al pasado transmitida desde los objetos. Ésa es la esencia de los muebles Mid Century que encuentras en Década, uno de los proyectos pioneros en llegar a Laguna. Al frente, el gusto exquisito de Ceci y Lucía, que han puesto lo suyo en el interiorismo de proyectos como Casa Wabi, en Puerto Escondido, o el hotel Escondido Oaxaca, entre otros. “Nuestros muebles —la mayoría daneses y traídos de Alemania— tienen un tono nostálgico de una época con menos prisa, y eso se transmite aquí, en este espacio”, dice Ceci. No se trata del mueble por el mueble; es un estilo de vida que se crea a través de la rememoración del pasado. El lugar que Década ocupa en Laguna es sincrónico con la que fue una fábrica de hilos: el match es perfecto. Sobre lo que para ellas es lo más importante de estar aquí, Ceci agrega: “En Laguna la comunidad es la atmósfera que nos rodea; las personas que están aquí hacen lo que les gusta, y eso crea un aire todo disfrutable.”
MANUFACTURA – Robot y laboratorio de biomateriales
Fundado por Dinorah Schulte.
Dinorah maneja una máquina que parece un robot y que le dobla el tamaño —es como su mano derecha. De hecho, su nombre formal es el de brazo robótico KUKA KR-150… la diseñadora le acredita su labor: acompañar y hacer realidad sus ideas—. Es interesante y poco común el trabajo que se realiza en Manufactura: impresión 3D utilizando materiales sostenibles para lograr un proceso circular, además de desarrollar nuevos materiales que no existen en el mercado, como la cáscara de huevo (en la foto). “Nuestro objetivo es manufacturar y hacer posibles las ideas de otras personas a través de la tecnología”, apunta Dinorah. Este tipo de piezas y los materiales provenientes de desechos se usan en distintas aplicaciones arquitectónicas, además de que significan menos desperdicio o mayor aprovechamiento de materiales que suelen terminar en la basura.
“En Laguna existe un ejercicio constante de intercambio de ideas con distintos colaboradores.”
DÉJATE QUERER – Estudio textil
Fundado por Rocío Cortés y Ana Paula Alatriste.
El tapete dejó de ser plano cuando surgió Déjate Querer. Su materia prima, y a la que le son eternamente fieles, es el fieltro, material con el que crean todas las piezas de Déjate Querer —que han evolucionado a todo tipo de objetos, como taburetes y accesorios—. Cuando descubrieron el fieltro, una parte del enigma estaba resuelto; luego, el diseño se dio de forma natural, pero el problema era cómo los iban a tejer. “Así llegamos al ensamble y creamos una estructura que tiene su base en la repetición geométrica”, dice Rocío. Aquí todo es a mano y tejido, es un oficio que nace de la minuciosidad y la lealtad: “somos tejedoras de fieltro”, agrega Pecas —así es como todos conocen a Ana Paula—. “Nuestras piezas contienen nuestras historias, nuestras pláticas, nuestra vida”, una afirmación que habla de la mancuerna, honesta y amorosa, que han creado sus fundadoras. Llegar a Laguna era como una premonición, pues la antigua fábrica de hilos resonaba con la esencia textil de Déjate de Querer. Pero después de eso, la comunidad: “pase lo que pase, cada proyecto que reside en Laguna te va a aportar algo; nunca ha dejado de haber sinergia, ni siquiera en pandemia”, concluyen.
OHA – Lugar de té
Fundado por Regina Rivero
OHA es un oasis dentro de Laguna: apacible, sereno y con un ápice de magia. Todo esto creado a partir del ritual de hacer y tomar té. Regina me sirve uno muy particular —y uno de sus favoritos—, el de cempasúchil, mientras me platica acerca de OHA. “Hacemos mezclas de té y tizanas con ingredientes producidos en México, además de que creamos vínculos con productores que cultivan especias, flores, plantas y hierbas en todo el país.” Aunque el negocio principal se encuentra en surtir a restaurantes y cafeterías, también dan talleres alrededor del universo de este brebaje y, en Laguna, su laboratorio de té está abierto al público. “Queremos darle espacio a todo lo que pueda provocar momentos sensoriales: nos importan los aromas, cómo se ven las mezclas y cómo se sirve cada bebida”, agrega.
“Laguna se ha convertido en una comunidad que es sinónimo de celebración. El espacio es espectacular porque despierta el interés de todo el que lo descubre, y cada proyecto que vive aquí tiene la libertad, así como la virtud, de colaborar entre sí.”
Aquí se diseñan fórmulas botánicas que tienen la intención de aumentar la conciencia sobre tu poder sanador a través de los sentidos: cremas para cuerpo y manos, velas olfativas y de masaje, hechas a partir de toda una variedad de plantas. Y es que Tatiana es una apasionada del conocimiento antiguo, en especial de la ayurveda, y del poder curativo que existe en cada ser humano. Es farmacéutica de profesión, desde donde aprendió sobre la mezcla química de los ingredientes que usa para desarrollar sus productos. Bajo la premisa de que todo espacio puede ser un santuario, incluso nuestro cuerpo y nuestra conciencia, surge el nombre de este recinto, de esta marca contemplativa, en la que la nariz y el tacto son la base para crear. “Nuestros productos están muy relacionados con los signos zodiacales porque quería que fueran personalizados, y no hay nada más personal que tu signo zodiacal”, platica Tatiana.
ARQUILECTURA – Librería de arquitectura
Fundada por Andrea Griborio.
“La arquitectura es una disciplina que históricamente ha estado vinculada con la narrativa y la literatura”, cuenta Andrea. Lo dice porque sabe que ambos representan la memoria de un espacio, uno en volumen y el otro sobre una hoja plana de papel. En CDMX no existía una librería especializada en arquitectura hasta que llegó esta idea genial: Arquilectura. Aunque es el espacio más compacto (y nuevo) en Laguna, no por eso se queda corto. Su fuerte es la curaduría —hecha por Griborio— además, claro, del contenido de cada libro, todos creados por editoriales que se dedican y especializan en esta disciplina. Si los libros han acompañado la historia de la arquitectura, y la mexicana es extensa, rica y prodigiosa como pocas, además de tremendamente particular, parecía ser el momento adecuado de dedicarle un espacio, creado específicamente para resguardar un sinfín de títulos donde se lee y se aprecia, en fotos, el registro de nuestra historia.
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