Tal como su condición de festival de música lo estipula; Nrmal es un ir y venir de emociones. Pero en éste existe, además, una conexión especial que hace que la gente se reúna de una forma particular. Entre los escenarios, platico sobre el impacto del festival en nuestras vidas con quien me encuentro, y me vuelvo a perder, normal… pero entre el ir y venir de aproximaciones y opiniones, todas convergen en lo mismo: es un punto de encuentro que año con año crece y se transforma.

Voy llegando con Ricardo Pineda Aguilar, periodista musical y amante de la música. Queremos viajar entre la multitud a donde Michael Blades & Los Machetes, una artista que con su folk, punk, indie y psicodelia —y seguro se me escapa alguno que otro género—, no deja de sorprender, es goce puro. Mientras caminamos, Ricardo me comenta sobre el cariño que existe por parte de los asistentes al festival. “Es una curaduría que agradecemos, un discurso claro que nos invita a escuchar nuevas cosas, también a hacer nuevos amigos, es una red colaborativa mucho más efectiva, tal vez orgánica para nuestros tiempos”.

Fiel a la costumbre de los festivales, pierdo a Ricardo mientras está tocando Mint Field, agrupación originaria de Tijuana, de melodías vocales llenas de fuerza, ruido y armonía. Cada día es más difícil que vivan en el anonimato, tocando en festivales como Coachella. Ahí conozco a Julio Marroquín, un nuevo amigo quien me comparte su forma de vivir el festival asistiendo sin interrupción a 8 ediciones: “Es una plataforma que muestra una amplia y variada selección musical internacional y nacional, partiendo de la cercanía e intimidad que existe entre la audiencia y los escenarios, un festival en el que todas las personas podemos convivir, lleno de amistad y amor por la música. No hay zonas exclusivas, es una oportunidad de disfrutar una experiencia de calidad completamente estimulante para todos los sentidos.” concluye emocionado, pensativo, también eufórico.

Camino por algo de comer, la cerveza está en su punto, la tarde también, disfruto tranquilamente a Golden Dawn Orkestra, agrupación espacial con estética tribal, un viaje a los sentidos más profundos. Al estar atrás del público me encuentro a Irma Ruiseñor, encargada de coordinar el contenido visual de las pantallas, como parte del equipo del festival Animasivo. Platicamos sobre cómo al crecer, pudimos observar y ser testigos también del crecimiento del Nrmal. “¡Vámonos a Monterrey!” Escuchábamos a nuestros amigos organizar un viaje desde la Ciudad de México, algo inaudito hace algunos años, mal acostumbrados a que todo sucedía en el centro del país.

“Un viaje entre amigos increíble. Una vez nos fuimos en camioneta desde la Ciudad de México, escuchando música en la carretera llegas al norte del país, se me llena el corazón, no puedo creer que ya pasaron diez años. Me da mucho gusto que además de expandir el proyecto a nuevos horizontes, hayan logrado continuar la calidad que ofrecieron desde el primer año, eso es todo lo contrario a lo que hemos visto en proyectos culturales. Normalmente es al revés, festivales que empiezan en grande y tienen que ir adaptándose poco a poco a las circunstancias, teniendo que reducir la producción.” Recuerda Irma, y es que es un festival que ha crecido con coherencia y dentro de sus posibilidades, siempre conscientes de quiénes son.

Ahora es el turno de Rubio, proyecto chileno de Fran Straube, llena de sutileza y sensualidad, imposible no mover el cuerpo ante su ritmo, tampoco dejarte atrapar con sus letras. La tarde, ya más bien noche, cae en la Ciudad de México y con ella el show audiovisual de Sinjin Hawke + Zora Jones con su Fractal Fantasy, música del futuro, tal vez ni siquiera son de este universo.

Al regresar al planeta tierra me encuentro con Israel Ramírez (Belafonte Sensacional). Nos enteramos que por problemas de salud canceló John Maus, nos quedamos a ver a Beak>, sacudiéndonos, sin quejas, por esta banda electrónica de Geoff Barrow, productor y multiunstrumentista de Portishead. Después Spiritualized ¿Seguimos en el espacio o ya bajamos a la tierra? No nos interesa saberlo, esto es hermoso y escuchamos “Oh, Happy Day” en loop, no queremos regresar.

Posteriormente Mazzy Star nos adentra a la noche, también a nuestros recuerdos —algunos que tal vez a nadie le importen—. A nosotros sí, y ahí estamos, rock californiano para nuestros oídos. Recordando y escuchando. El encanto se transforma con el hip hop de Death Grips, —shock auditivo— ¿Me siento cansada? No, quiero moverme, estallar como lo que estoy escuchando.

Me regreso con demasiada adrenalina del festival, con Israel y Andrea Grain (artista visual), los tacos de Bucareli son nuestro after, mientras platicamos parados en la calle comiendo nuestro taco de milanesa de pollo con rajas poblanas, le pregunto a Israel si está nervioso por el show de mañana: El cierre oficial del Nrmal fue el domingo en Casa del Lago, ahí estará Belafonte Sensacional, compartiendo escenario con artistas como Tajak y Siete Catorce, entre otros. Me contesta que nervios no, feliz, mucho. Hablamos de lo afortunados que nos sentimos al ser testigos de este festival que no busca sorprender al público de una manera vertical, sino al contrario, busca el diálogo, la horizontalidad dentro de la música, que la gente pueda tener la confianza de descubrir nuevas bandas y que las bandas tengan el espacio confiable de ser escuchadas. Un espacio seguro para la cultura ¡Felices diez años Nrmal! Y el taco de milanesa también estaba delicioso.

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