La pandemia me ha hecho pensar mucho en el futuro. Un escenario con condiciones apocalípticas siempre genera cambios sociales y culturales, y de alguna forma resetea a niveles colectivos nuestra conciencia. Lo mismo opinan muchas personas de las industrias creativas locales con las que me ha tocado conversar a lo largo de estos últimos dos años: hay quienes han podido tomar periodos de introspección y de organización a nivel profesional y personal, y hay quienes han encontrado formas de comunicar y seguir creando bajo nuevas limitantes. También, colectivamente, hemos tratado de entender si este tipo de problemáticas se pudieran prever: otra pandemia o nuestra respuesta a una emergencia global.
Evidentemente hay algunas de las que ya vemos indicios claros: escasez de agua, pérdida de biodiversidad o calentamiento global. Pero mapear la complejidad total de una situación a futuro se siente como tirar una piedra al vacío. Aprendí también que no hablamos de futuro sino de futuros ya que los escenarios son infinitos y van de las escalas más positivas o las más pesimistas, hasta los terrenos de la ciencia ficción. ¿Preocupa? ¿Estresa? Sí. Pero me reconforta saber que desde todas las disciplinas hay agentes de cambio pensando en construir entornos más sanos para todes.
Directora de investigación y desarrollo en Isla Urbana
Mariana es diseñadora industrial de formación y se integró al equipo de Isla Urbana hace siete años. Isla Urbana es resultado de la tesis para titulación de licenciatura de Diseño Industrial de Renata Fenton y Enrique Lomnitz. La idea inicial era generar una residencia sostenible en la periurbe de la ciudad. Al observar la problemática del desabasto de agua en la Ciudad de México y cruzarlo con información de precipitación pluvial en el valle de la CDMX, pensaron en construir un modelo de captación de agua de lluvia de uso doméstico. El primer sistema se instaló en 2009 en el Ajusco medio en la colonia Cultura Maya.
La infraestructura urbana, pavimentación, drenaje, electricidad y rutas de transporte se van desarrollando mientras las ciudades crecen; incluso se conecta al sistema de aguas de la ciudad, pero el abasto de ésta nunca se garantiza. Y aunque se nos promete progreso, las familias en estos contextos de escasez modifican sus condiciones de vida diaria alrededor del transporte y conservación del líquido. Al mismo tiempo, para ponerlo en comparación, en la zona del Ajusco, llueven 1,200 litros por metro cuadrado, el doble de lo que llueve en Londres. De hecho, la primera familia que recibió el sistema de captación de Isla Urbana junto a un tanque de 15,000 litros, después de un año, no ocupó ninguna otra fuente de agua en ocho meses; éste fue un indicio de éxito que los motivó a continuar.
“La falta de agua en la CDMX es directamente proporcional a la carencia de otros recursos, y son estas personas quienes más pagan por litro, en ocasiones hasta 20% de su salario mensual”, apunta Mariana. En promedio se consumen 300 litros por agua al día, pero hay quienes gastan 800 y quienes viven con 40 litros de agua por día: el problema de inequidad es evidente. La infraestructura más cara para que los sistemas que desarrollan funcionen ya la tenemos en la mayoría de las casas (cisternas, tinacos y bombas). El resto de las adecuaciones necesarias son relativamente sencillas. A partir de esto, se buscaron financiamientos y apoyos para poder repartir e instalar estos sistemas de manera gratuita. La divulgación se dio de boca en boca. Durante los primeros tres años, el proyecto vivió de estas iniciativas y no de generar ingresos. Al sector público y en específico a las alcaldías les ha convenido incentivar la instalación de estos sistemas. Por un lado, se reduce la presión ciudadana de subsidiar pipas a las colonias más alejadas, y por el otro, el cambio en la calidad de vida de la población sucede rápido.
Además de evitar la contaminación y energía empleada en las pipas, se libera presión a los mantos acuíferos para que se recuperen y se realicen reparaciones a la red hídrica (vieja y con fugas con la que vivimos actualmente). Los sistemas de Isla Urbana son de relativo bajo costo, con durabilidad prolongada. “El beneficio es directamente al núcleo familiar, quienes aseguran una reserva constante de agua; pero también para los vecinos, ya que hay una casa menos haciendo uso de la toma corriente. Entre más sistemas instalados haya, las ventajas se vuelven comunitarias.” A ciencia cierta nadie sabe en qué condiciones se encuentra el manto freático de la Ciudad de México y por lo tanto no se puede establecer con claridad la reserva de agua que queda.
Al preguntarle sobre el futuro de nuestra relación con el agua, Mariana comenta que los problemas por la escasez son evidentes: manifestaciones y bloqueos por el acceso al líquido, secuestros de pipas en áreas remotas, etcétera. Pero no son las noticias que llegan a primera plana. Las proyecciones aseguran que la situación empeorará para 2030, se menciona que habrá un déficit de 50% del recurso. Y en vez de que todos los pronósticos nos abrumen, es momento de detonar estas iniciativas creativas. Para ella la reducción de escala en infraestructura debe ser lo que nos permita, en caso de cualquier emergencia, tener acceso a servicios básicos.
Laos Salazar, Olga Rodríguez y Romeo Gómez López
Fundadores de Salón Silicón
En la calle de Minería 60 en la colonia Escandón, en una accesoria, está uno de los espacios expositivos que más ha sonado en los últimos años. Creado en 2017 por Laos Salazar, Olga Rodríguez y Romeo Gómez López, Salón Silicón es un lugar que prioriza la visibilidad de las prácticas de artistas LGBTQ+. Bajo la idea de la jotiliencia, el salirse de los discursos institucionales y mostrar trabajo que ha sido menos visible, al paso de los años se han vuelto, si bien no el primero, uno de los referentes actuales que se integra a circuitos y ferias de arte nacionales.
Al comenzar, les pareció importante ser el primer espacio de muches artistes para presentar exposiciones individuales, un formato que las galerías más grandes no se atreven a hacer cuando se trata de propuestas jóvenes o lgbt. Carla Lamoyi, Victoria Núñez Estrada, Paloma Contreras, Sofía Hinojosa, Miguel Camacho y Lucas Lugarinho expusieron en el espacio. También son vocales en el tema de cuotas, como una manera de generar en primera instancia un nivel entre la representación de mujeres, hombres y personas no binarias. El 50% de artistas que integran expos o son seleccionadas por la galería son mujeres.
“Evidentemente hay más formas de integrar a poblaciones diversas, pero de entrada nos parece un posicionamiento efectivo”, menciona Olga. Romeo y Olga se conocieron al trabajar en el taller de un artista y pudieron adquirir experiencia sobre la industria local del arte. Desde adentro pensaron en espacios que salgan de la seriedad del formato preestablecido y que desde un lugar menos ensayado pueda generar reflexiones sobre las construcciones del género y sus aristas con el sexo y el activismo alrededor del cuerpo.
En 2019, les invitaron a dar un Taller en la Tallera alrededor de la pieza de Abraham Cruz Villegas y Bárbara Foulkes, y se les ocurrió volverse vampiras lesbianas; una caracterización para hablar de las representaciones culturales de las personas gay de mediana edad. En su primera participación en la Feria de Arte Material realizaron un baño; como el primer espacio que te obliga a autodesignarte género a partir de la observación de tus caracteres sexuales y las piezas de les artistes invitades dialogaban en torno al tema.
En 2020 participaron en Siembra, la muestra de Kurimanzutto que integró a otros espacios de exposición en su galería. Decidieron hablar de sexo a través de tres ejes temáticos que cambiaban cada determinado tiempo: sexplay, sexwork y sextrauma. En la primera, un acercamiento al deseo, los fetiches, la química al conectar; en la segunda, las relaciones económicas que el capital impone al placer, la violencia de las cuerpas y el activismo desde “la putería”. Por último, en sextrauma se abordó la desilusión del amor romántico, la enfermedad, el envejecimiento y el recuerdo erótico que te avergüenza. Piezas de Félix González-Torres, Minerva Cuevas, PJ Rountree, Manuel Solano, Laos Salazar, Issa Téllez y Havi entre otres, se incluyeron en las tres partes.
Su stand en la pasada edición de Zona Maco presentó Heteropiedra antes del tiempo, de Romeo Gómez López, quien cuestiona la necesidad de los artistas heterosexuales de trabajar alrededor de monolitos y materiales en bruto. Y en el espacio de la Escandón, El deseo opaca la luz, el trabajo fotográfico de le artiste Alán Balthazar (qepd), bajo la idea de recuperar archivo y hacer memoria.
Artista digital
Le digo a Oswaldo, un poco en broma, que está construyendo el universo del futuro, y se ríe. El año pasado escuchamos más sobre los metaversos que nunca antes. Facebook se reestructuró, cambió de nombre y presentó una idea de vida digital bajo universos virtuales. En ellos puedes reunirte para tomar una clase de yoga, asistir a juntas de trabajo y “salir de fiesta”, todo desde tu sala. No suena tan ajeno cuando damos clases en línea, tomamos juntas en Zoom y jugamos videojuegos a distancia. Ahora la innovación es que tendremos avatares que nos representen en mundos más complejos.
Oswaldo estudió fotografía. Su abuelo fue fotoperiodista y recuerda convivir con cámaras y haber estado en el cuarto oscuro desde niño. Aunque le llamaban la atención todas las expresiones artísticas, más grande volvió a la foto, retratos y moda. Al investigar sobre las nuevas tecnologías disponibles y perfeccionarse en el manejo de los softwares de edición, le interesó expandir el formato estático de la foto. Al graduarse realizó una serie de fashion films, y de esta manera entendió las posibilidades de posproducción de video. Para él, la pandemia y el encierro fueron una oportunidad de investigar y detonar una inquietud de experimentar con modelado en 3D y animación. De manera autodidacta fue complejizando las formas que construía, creando escenas con elementos que emulan las condiciones de luz y color de la captura original de la foto.
“Me gusta que ambas partes de la imagen real y digital se complementen y que hagan que la persona que lo vea se cuestione si es real o no”, dice. En los últimos dos o tres años, experimentar escenarios digitales se ha vuelto accesible para cualquier persona con un smartphone. Desde filtros en redes sociales que transforman nuestro entorno o corporalidad a elementos animados que se insertan de forma no invasiva a nuestros videos. Para Oswaldo todo cayó en un momento perfecto: el encierro hizo que nos digitalizáramos para seguir conviviendo y él se aprovechó de este salto. Fue jugando con todas las técnicas, fotos intervenidas con 3D, filtros de realidad aumentada en Instagram; entendió que las versiones digitales de nosotros mismos tuvieron una evolución en este tiempo y, para él, se convirtieron en el canal más viable para mostrar su trabajo.
Con Speriorn, por ejemplo, mezcló las ideas de las corporalidades digitales y la moda digital para abrir una agencia de modelos avatares y showroom de moda virtual. Es decir, crea personas o seres (no necesariamente de rasgos humanos) para modelar una campaña o una editorial, y, a través del showroom, digitaliza prendas que puedan ser sobrepuestas en imágenes reales o digitales. No suena tan descabellado cuando Gucci lanzó los Gucci Virtual 25 el año pasado; sneakers que puedes “ponerte” vía realidad aumentada y que cuestan menos de 20 dólares. Marcas como Tribute Brand crean exclusivamente moda digital, es decir, al comprarles una prenda, necesitas mandar una foto que ellos intervienen para vestirte. Y artistas como Víctor Liborio aka Quimera Vermelha, crean prendas ilustradas digitalmente; las suyas juegan con la fusión del cómic, el anime y el erotismo.
En este sentido, Erréve diseñó a finales del año pasado una armadura de textura líquida que se puede poner en cualquier cuerpo y actualmente desarrolla un proyecto en colectivo junto a Lucas Avendaño, Eyibra y Nnux, parte de una residencia con el laboratorio de arte y tecnología del LACMA. Este proyecto surge de una investigación antropológica de las identidades muxes del Itsmo de Tehuantepec para explicarse a través de la música y los visuales que Oswaldo genera.
“El lenguaje visual que he construido es una ventana a una realidad alterna. Estar inmerso en esta visión más surreal de las cosas, me aleja de las posibilidades más reales de pensar en el futuro”. Para él, el futuro será un balance entre nuestra persona digital y la que vive en pants, en casa, frente a la pantalla.
Diseñadora ecofeminista
Taina es egresada en Diseño Industrial por el CIDI de la UNAM. Al terminar se mudó a Londres y París, donde tuvo la fortuna de trabajar para estudios reconocidos de mobiliario, pero al mismo tiempo experimentar sexismo y discriminación por la “industria internacional” de diseño. Espacios en los que los equipos creativos eran en su mayoría masculinos, y compañeros que no creían que una diseñdora mexicana pudiera trabajar en ellos.
En París fundó Frame, un estudio de diseño con su socio, y al poco tiempo se mudó a México. Con este proyecto tuvo distintos reconocimientos y se integró al circuito expositivo local: Inédito y Design Week, así como el Abierto Mexicano de Diseño, y fueron finalistas en Dimueble. Entró a la maestría en Estudios de Diseño en Centro y al mismo tiempo empezó a dar clases (actualmente imparte diferentes materias en la Ibero Puebla, Centro y la UNAM).
Desde que estaba en la universidad se interesó por los temas de sostenibilidad; sabía que era una práctica inconsciente del impacto que tenía en sus procesos de producción, extracción, y, ajena de responsabilidad con sus desechos. Diseñar a través de otras alternativas amigables con el medio ambiente se volvió una de sus metas.
Con Frame siempre buscaron incorporar un aspecto de sostenibilidad a lo que diseñaban. Si bien no se lograba la trazabilidad completa del objeto (por la escala pequeña de producción que manejaban y la necesidad de comercialización), su enfoque estaba en la durabilidad de las piezas. Cuando el estudio cerró, se volcó por completo a la investigación de las alternativas de materiales para el diseño y se encontró con los biomateriales.
“El reciclaje (o el segundo uso) alarga la vida del objeto, pero seguimos utilizando materiales tóxicos para el ambiente, y el objeto termina en el relleno sanitario o en el mar. Un biomaterial, aunque acabe en la alcantarilla, se va a descomponer y biodegradar”, señala. Empezó siguiendo los tutoriales disponibles en Internet en su cocina. La prueba y el error la han hecho entender cómo evitar el crecimiento de hongos en sus resultados, cómo lograr diferentes colores, grosores y resistencias. Dentro de los más populares están los bioplásticos, que ya se utilizan de forma industrial (aunque se mezclan con plástico comercial y dejan de ser 100% bio), el micelio (una red de hongos que al crecer puede adquirir diferentes formas dependiendo del molde), el scoby (symbiotic cultive of bacteria and yeast: cultivo simbiótico de bacteria y levadura) con el que se crean pliegos de material y en la industria de alimentos se utiliza para hacer kombucha. De todo esto creó una especie de enciclopedia visual, que compartió en su perfil de Instagram, con las diversas aplicaciones de cada uno.
El año pasado presentó junto a Cointya Oviedo dos objetos en inédito, un plato y una bolsa, elaborados con residuos de maíz y aglutinantes naturales y scoby. La idea es que suplanten contenedores de un solo uso de plástico o unicel. Para Taina, el futuro y el diseño tiene que ver con la desaceleración; entender cómo funcionan los procesos naturales y el tiempo que lleva que algo se genere para que podamos extraerlo a este mismo ritmo. En su trabajo y en sus clases impulsa la idea de la economía circular y explica el antropoceno. Ésta es la etapa histórica-geológica en la que vivimos, en la que la actividad humana modifica la naturaleza y en un futuro podrán dar cuenta de nuestras actividades. Las rocas formadas de plástico que aparecieron en Hawaii en 2014 son el ejemplo perfecto.
Termina platicándome del término del Lekil Kuxlejal (buen vivir en tsotsil); al final muchas disciplinas deben detenerse y escuchar la sabiduría de otras culturas quienes históricamente han desarrollado relaciones más sanas de convivencia con la naturaleza.
Conóce a los invitados del segundo capítulo de #NEWFACES en: https://revista192.com/new-faces-cap-2/
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