Los poemas de Orlando Mondragón nublaron nuestra tarde, son ese tipo de imágenes que sólo la poesía puede crear, a través de la palabra, mostrando una belleza mórbida y dolorosa, profundamente real. La energía de Natalia López Gallardo y Nailea Norvind generó una pulsación especial, tanto para hallar esperanza como para certificar derrumbes de una realidad podrida, la de nuestro país. La voz de las actrices del reportaje sobre las vicisitudes de ser prieto, nos muestran un presente que se vive tan lejos y tan cerca, una lucha por enaltecer nuestra identidad, nuestras raíces, un presente que a pesar de sus jodideces se percibe alentador. Y luego Katya Echazarreta, no la última en esta lista, sí la primera mujer mexicana en viajar al espacio, pero más allá de eso, con una fuerza, un motor, que va a cambiar la realidad de millones de mexicanos.

La búsqueda por desenredar el término ser real trajo a todos estos y otros personajes a nuestras páginas. La pregunta va a ser constante hoy y siempre —¿quiénes somos?—, pero materializarla en esta edición resultó un reto. Algunas de las respuestas fueron afirmaciones totales: nos movemos desde las entrañas, lo tangible siempre irá por sobre todas las cosas, nos gusta la realidad mucho más que lo virtual.

Seres humanos, al fin y al cabo: las capas que nos ponemos ocultan nuestro ser real, esconden nuestra identidad y nos alejan de nuestra esencia. Capas u otras realidades: las redes sociales, la distancia, los mensajes de texto, la virtualidad. Dice Daniel Roseberry, director creativo de Schiaparelli, que ahora mismo la realidad parece una fantasía. Cómo quisiéramos alejarnos de eso y rescatar la presencia, el tocarnos, el sentirnos.

La intimidad y el deseo resistirán; la proximidad y el encuentro valdrán más que nunca; no perderemos la mística del acercamiento, la defenderemos. Buscaremos, a nuestro modo, la forma de ser más reales, más honestos, más livianos. Y es que, de cierta forma, estamos tratando de exprimir la realidad para sacar el néctar que esconde.

—Danaé Salazar y Fabiola Zamora