Denise Gutiérrez es una artista en constante evolución, que ha pasado de ser una cantante con una voz privilegiada a ser inconfundible. Disciplinada y constante, su trabajo la ha llevado a seguir vigente hoy como hace 19 años, cuando iniciaba carrera con Hello Seahorse! Ahora mucho más consolidada, con una madurez y fortaleza que resaltan, pero sobre todo, con la seguridad de tener el dominio y la soberanía de su propia voz, y su uso como vehículo para comunicar mensajes reales, que sienta y con los que conecta desde la franqueza.

“Una paciencia salvaje me ha traído hasta aquí”. –Adrienne Rich

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CAROLINA CHÁVEZ (CCH): Denise, vamos a comenzar con una pregunta dura. ¿Cómo te definirías a ti misma en este momento?

DENISE GUTIÉRREZ (DG): Me definiría como una persona más aterrizada, firme con lo que quiero, más segura. Más conectada con mi cuerpo desde un lugar de fuerza, y eso me ha ayudado mucho en los últimos dos años a marcar un nuevo momento para mí. También me siento con más claridad y una energía positiva y hasta amorosa. Me defino como una persona con mucho aprendizaje, bagaje emocional, pero también con una fuerza muy diferente, una conexión clara con lo que vine a hacer a este mundo, que es cantar, hacer música, participar en el arte, el performance y entretener al mundo.

Creo que hay dos versiones de mí en este momento: una es la personal, con mis características, y la otra es mi personaje. Hoy en día ambas versiones conviven de una manera más armoniosa que antes. Quizá tenga que ver con la madurez que se adquiere con el tiempo; en mis “treintas” hay una madurez emocional que me ayuda a integrar estas dos versiones.

Estoy en un momento bastante estable, feliz de haber llegado a esto porque antes me dejaba abordar por emociones negativas que me tumbaban. Creo que, después de la pandemia, renací de alguna manera, porque en medio del abismo me volví a encontrar y conectar con lo que más me hace feliz: cantar. Estoy en un momento bastante suave.

CCH: Es muy notoria la evolución que has generado de tus comienzos al día de hoy. Esta mañana escuché “Palacio original”, donde justamente hay una dulzura casi infantil en tu voz, y ayer escuchaba algunas rolas de MexFutura y los tintes son muy diferentes, densos, líricos, oscuros, que me recordaron a estas bandas mexas súper “under” y míticas, como Santa Sabina o La Barranca… en este sentido te preguntaría: ¿Cómo defines tu estilo musical y hacia dónde te gustaría llevarlo?

DG: Creo que mi estilo viene mucho de la reflexión, también de un lugar muy soñador. Todo el tiempo estoy imaginando cosas, a veces pierdo la noción de lo que es ficción y realidad. Siento que eso es lo que puedo aportar a la música hoy en día. Trato de hablar e interpretar desde un lugar genuino y desnudo.

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CCH: ¿Qué temas te gustaría explorar en la composición?

DG: He escrito un montón de canciones de amor y desamor, personalmente es un tema que me fascina. No sé si es por mi historia, pero tiene mucho que ver desde dónde lo cuentas; todos vivimos historias muy similares, son sentimientos muy humanos, pero cómo lo cuentas va a hacer que la narrativa se modifique. He pasado por muchos lugares, he tratado de hablar de la muerte, el divorcio, lo bonito de sentir, sueños, sensaciones, ciudades… Hoy en día, hay un tema que es muy importante en mi vida, que es el veganismo ético. Me gustaría en algún momento poder hablar sobre ello, el impacto humano en los animales y la naturaleza, aún no encuentro los contextos porque es un tema amplio, pero algún día me gustaría expresar lo que me llevó a reflexionar y cambiar mi vida por completo en pro de concientizar.

CCH: Te hemos visto crecer en todos tus proyectos —hemos crecido contigo—. Permanecer vigente 19 años no es una tarea sencilla. ¿Qué es lo más complicado para mantenerte actual en la industria musical?

DG: La paciencia a veces se me acaba, pero la recupero con los rayos de luz del camino. A veces lloro y me enojo, pero también pienso que la música es parte de las modas y he tratado de mantener mi postura. Como parte del movimiento independiente, levanto esa bandera con mucho orgullo, porque el indie mexicano me dio un lugar. La industria va cambiando —hoy en día todo es contenido, no importa tanto la calidad de la música—, y ese choque me frustra, pero trato de mantenerme con los pies firmes porque, como he dicho, no tengo un plan B, nunca lo busqué. Tengo la firmeza de estar aquí, y que de alguna manera soy parte de una nueva ola de compositores, de un movimiento indie alternativo. Eso para mí es muy valioso.

Me toca aprender nuevas formas. Hoy se me vino a la cabeza esta frase en inglés “true arts prevail”, o sea, el arte genuino, el real, la música que viene de la humanidad, va a sobresalir siempre. Todo lo demás son cambios, dinero, mafia, pero la música hecha con el corazón y la cabeza siempre va a estar ahí.

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CCH: Claro, lo que es genuino y no necesita explicación para sentirse. Vamos a la parte positiva. ¿Qué es lo más gratificante?

DG: Saber que te tienes a ti, que si te das chance a ti misma de salir adelante, sí sales. Podrá tomar tiempo, pero el punto es saber que tú lo hiciste. Voy a hablar de un momento crítico en mi historia personal, que ocurrió en mis veintes: haber tenido anorexia. Me dejé manipular por el mundo exterior. Soy una persona muy inteligente, pero me dejé apagar. Estoy muy orgullosa de haber sobrevivido eso, salir adelante y estar con la cabeza clara y la inteligencia emocional mucho mejor. Eso se nota en mi trabajo, no voy a negar que en ese momento de enfermedad física hice un gran disco, “Arunima”, de Hello Seahorse! Es un disco bellísimo. Agradezco mucho haber pasado por ahí: los abismos también tienen la capacidad de catapultarte.

CCH: Qué bueno es verte en esta conciliación, con todas las partes acomodadas y en un momento de tu vida tan luminoso. Sabemos que tuviste que matar simbólicamente a Lo Blondo para empezar a labrar el nombre de Denise Gutiérrez. Cómo ha sido este proceso…

DG: Sí, claro. ¡La ahogué! Desde el lado administrativo ha sido complicado porque cuando estás muy joven no sabes de temas legales, piensas que la vida es una cuenta de Myspace en el que cambias tu nickname y ya, pero el mundo es como es. Lo Blondo fue un momento, una posibilidad de poderme esconder, cuidar mi vida personal a través de un seudónimo, pero me costó mucho trabajo porque soy muy transparente. Si algo no me prende se me nota, entonces de pronto jugar a esto de que yo era otro personaje me costaba un poco, fue en pos de esta armonía entre la persona y el personaje que logran convivir. La decisión de matar a Lo Blondo es porque quiero ser transparente con el mundo.

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CCH: ¿Cuáles son las diferencias entre Lo Blondo y Denise Gutiérrez?

DG: Lo Blondo es el personaje de un rumbo que pude haber tomado en mi vida, que es haberme dedicado al mundo de lo clásico, que me llamaba mucho la atención. Yo tomé una decisión en algún momento —me aceptaron en la Escuela Superior de Música—, iba a entrar a la carrera de canto operístico; en ese momento la verdad paré y me cuestioné hacerlo. Fue un momento en el que decidí qué iba a hacer con mi vida musical. Lo Blondo representa eso, y aunque sigue de algún modo en el tipo de canto, hoy en día es una herramienta; no quiero ser algo que no soy ante los ojos del mundo.

CCH: Así que te apropiaste de tu nombre. Esto de recuperar tu nombre propio es subversivo, Denise, es una forma de romper el anonimato.

DG: Exactamente. El anonimato, es eso, no quería esconderme. Creo que cuando tu vida se la entregas a la creatividad, es muy duro, y yo decido entrarle con todo. Decidí mostrarme, porque al final se relaciona mucho con subirte a un escenario, porque cuando lo haces no hay manera de que no te vean.

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CCH: Muchas personas consideran que eres un persona introvertida y misteriosa. En realidad sabemos poco de ti como persona además de tu pasión por la música, ¿qué otras cosas te apasionan en lo cotidiano?

DG: Desde hace un tiempo me volví biker, es algo que me hace muy feliz, es un reto pero también una manera de vivir la ciudad, de decir, “pinche ciudad monstruosa, te amo”. Hay momentos increíbles de la bicicleta, te da una libertad enorme, soy una persona muy activa, entonces descubrí, a través del ciclismo urbano, una manera de no sufrir la gran ciudad. Se volvió algo fundamental en mi día a día.

Me gusta mucho el cine, para mí siempre ha sido muy importante y deseo que algún día aparezca la oportunidad de participar en una película porque de niña, antes de descubrir mi talento musical, me la vivía actuando. Me llama mucho la atención.

También he agarrado gusto por temas como el modelaje. Me gusta mucho que me tomen fotos artísticas, me divierto y es también una manera de reconectar con mi cuerpo. La foto de conciertos en vivo, en movimiento, me ayudó muchísimo a perder miedo sobre mi cuerpo, porque no es lo mismo estar estática que actuando en un escenario.

Otra cosa que también me gusta de unos años para acá es que he estado muy conectada con Baja California Sur —soy muy capitalina, muy chilanga—, entonces estar y vivir otros paisajes, revivir el gusto por el mar, la playa, son cosas que van a tener un efecto en lo que cuente.

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